El concepto de relevar la prueba, es aplicable en el proceso legal cuando se reconoce la autenticidad de la declaración realizada por una de las partes, simplificando así el proceso judicial y evitando la recopilación de evidencias adicionales. Ese es un tema que nuestros amigos profesionales del Derecho podrían explicar con sobrada amplitud y argumentos contundentes. Pero retomamos dicho concepto ante la reciente implosión pública de algunos de los grupos opositores, que se han autoproclamado gestores dirigenciales de la caída de la dictadura Ortega Murillo, y consecuentemente los predestinados a guiar el proceso que nos conducirá a la democracia, la libertad y la prosperidad.
No se trata únicamente de la “guerrilla ideológica” de derechas, izquierdas y centro derechas, que se libra dentro de dichas organizaciones, es también la denuncia y renuncia pública de algunos jóvenes líderes que aducen haber sido víctimas de la actuación tradicional de politiqueros de siempre: disminuir, ignorar, descalificar y usar a los jóvenes como trampolín para erigirse en el rol de “vacas sagradas”. Ha sido también conocido, por boca de esos mismos políticos de oficio, la realización de sesiones secretas donde se discuten las acciones que se tomarán una vez la dictadura caiga, entre las cuales sospechamos, como prioritarias, la repartición de puestos estratégicos, el control del presupuesto público, las indemnizaciones a confiscados, las componendas con las élites económicas, religiosas, y por supuesto con la cúpula del ejército, la policía y consecuentemente con otros grupos criminales.
Hemos mencionado, desde esta tribuna, la necesidad que esos grupos políticos, principalmente sus dirigentes más veteranos, se comprometan públicamente a no optar a cargos dirigenciales en la Nicaragua del futuro, y ahora añadimos que sus invaluables servicios, respaldados por su dilatada experiencia protagónica en el montaje de toda clase de ardides politiqueros, pudieran ponerlos a disposición de quienes la ciudadanía designe como dirigentes de los asuntos públicos, para evitar que estos últimos caigan o repitan esos bochornosos actos que han impedido consolidar un Estado de Derecho, en su acepción más amplia.
Las actuales circunstancias de irreversible crisis socioeconómica y de implosión anunciada del sistema dictatorial, no son una quimera, y la acelerada dinamia de los tiempos políticos, no contienen elementos que proporcionen sostenibilidad prolongada al cada vez menos manejable modelo represivo y criminal de los aprendices de dinastas.
Ezequiel Molina
Junio 23, 2024