Opinión / Ensayos · 24/07/2024

El polvorín venezolano que asusta a Ortega

El fracasado líder del chavismo y dictador Nicolás Maduro, anunció el menú de posibilidades si llega a perder las elecciones del próximo fin de semana: un baño de sangre y una guerra civil. Algo así como la suma de todos los miedos, a fin de asustar a los votantes opositores y evitar que asistan a depositar su voto por el candidato opositor, que según las encuestas independientes, sería el ganador, si los votos se cuentan debidamente.

Las fuerzas de choque del régimen están en alerta permanente, y los cuerpos de inteligencia así como las instituciones armadas se encuentran preparados para responder con la fuerza necesaria, al menos eso es lo que Maduro pregona, en caso que las autoridades del Consejo Nacional Electoral de Venezuela se “equivoquen” y den el triunfo a los opositores, aunque esto último es remoto ya que dicho Consejo ha dado muestras de sus capacidades para “ajustar” los votos a favor del dictador; es decir, sucedería igual que en Nicaragua en los últimos años, donde el ente electoral se especializa en crear resultados a favor de Ortega, de hecho, durante una de las farsas electorales se filtró, que en una mesa de tragos, el entonces presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, dijo con la sorna que le caracterizaba, “los resultados están listos, sólo los votos nos atrasan”.

Independiente de los resultados del 28 de julio, el panorama no pinta bien para el dictador venezolano, y es que el hartazgo de la crisis económica estructural y la represión, a la par del aislamiento internacional, incluyendo a la mayoría de sus otrora aliados “ideológicos”, y la movilización de la población venezolana respaldando al candidato opositor y su cabeza más visible, la valiente y decidida María Corina Machado, auguran un panorama en el que Maduro podría ser obligado a reconocer su derrota.

Es muy probable que en El Carmen se preparen nuevas medidas represivas, y los discursos se eleven de tono, a fin de reducir el impacto de un posible fin del chavismo, el cual no es de índole económica, sino más bien sería un aliciente para la silenciosa resistencia nicaragüense, y quizás un factor que empuje la unidad de la atomizada oposición en el exilio. El fin del chavismo podría generar el efecto dominó en los países de la región, que sufren bajo la mano del crimen organizado disfrazado de gobierno.

Ezequiel Molina

Julio 24, 2024    

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