La existencia de un sexto sentido en las mujeres se ha convertido en una afirmación casi incuestionable pero realmente es más una construcción popular que un fundamento científico. Sin embargo, la capacidad empática de las mujeres, su innegable habilidad de profundizar en el estado emocional de otros, y su casi innato ingenio para analizar la gestualidad es innegable. Los avances científicos en diversas ramas del conocimiento vinculadas a develar las interioridades del ser humano seguramente darán luz sobre este tema y otros que pretenden encontrar diferencias entre hombres y mujeres.
El dictador Nicolás Maduro, típico mafioso metido a politiquero acostumbrado a lidiar en el fango de la realpolitik, escudarse con matones armados y seguir el consejo experto de verdaderos asesinos de la democracia y las libertades individuales, colisionó con un bastión inquebrantable de defensa, gestión y promoción de los deseos de la mayoría de venezolanos: erradicar el chavismo. María Corina Machado es la heroína de la histórica página que hoy escribe Venezuela, pero también es la mujer que ha mostrado la posibilidad real de hacer política bajo nuevos paradigmas. Logró diseñar una sólida arquitectura de un equipo de trabajo proveniente de diversas tendencias políticas y distintas esferas de intervención socioeconómica y territorial, lo que derivó en un gigantesco aparato de defensa del voto ciudadano y de conspiración que estuvo presente en los centros de votación, obteniendo las actas de votación y que ciertamente en muchos casos contó con la complicidad de los delegados del chavismo, facilitando esta tarea.
Maduro, en su característica opacidad mental, creyó que dejando participar a esta invaluable mujer en las elecciones primarias, las que ganó arrolladoramente, para después inhibirla de participar a través de artimañas legales, lograría que la oposición, como ya lo había hecho antes, se abstuviera de participar y así fácilmente construiría unos opositores de zacate que le darían la aplastante victoria. Craso error. María Corina promovió a Corina Yoris, profesora, filósofa, política y académica, para que representara a la Plataforma Unitaria como candidata presidencial, pero Maduro también la inhibió, pensando que era el tiro de gracia a las aspiraciones opositoras, y nuevamente se equivocó. Ahora, con la designación de Edmundo González, diplomático de carrera, analista político y miembro del Consejo Editorial de El Nacional, la oposición se hizo a la carrera presidencial.
Lo que siguió a esta designación es de todos conocido: Maduro con sus actitudes matonescas amedrentando a todo ciudadano opositor y de manera especial impidiendo que la campaña política se desarrollara en libertad; los resultados también se conocen y ahora Maduro se ha tenido que tragar su propio veneno, acusando a María Corina, al propio virtual presidente electo y a su equipo de delitos que los llevaría a la cárcel por varios años. Pero, visto el masivo repudio interno y la desconfianza internacional sobre su espuria victoria, ha tenido que congelar sus pasos.
Con cerca de dos decenas de muertos a manos de las fuerzas militares y paramilitares fieles a Maduro y unos mil detenidos por protestar, el panorama para la dictadura es menos que oscuro; el desarrollo de los acontecimientos en la inmediatez es impredecible pero de algo sí está seguro el dictador venezolano a estas alturas: María Corina Machado lo derrotó.
Ezequiel Molina