*Manuel Orozco | 20 de septiembre 2024
La censura y la desinformación tienen muchas caras, una de esta es cómo se presentan las estadísticas de la dictadura sobre el turismo.
La noticia del crecimiento del turismo en Nicaragua es un ejemplo de manipulación. Según los datos oficiales sobre registro migratorio del turismo a Nicaragua, en 2023 fue de 1.2 millones, y cerca de un millón en 2022.
Este es un crecimiento muy alto comparado a las caídas desde la crisis política de 2018. Lo que los números esconden es otra realidad vinculada con la migración irregular a Estados Unidos desde terceros países a través de los vuelos chárter y los migrantes que cruzan la selva del Darién y pasan por Nicaragua. El resultado es que la información oficial es incompleta y distorsionada.
Lo que los números ocultan
Nicaragua se estaba convirtiendo en un destino turístico internacional para miles de personas antes de 2018 y de la pandemia. El país había sido un destino para turistas de menor ingreso, como los “mochileros” con gastos per cápita de menos de USD 300 y un promedio de estadía de nueve noches. Pero el turismo se derrumbó con la crisis provocada por el Gobierno en 2018. La caída se refleja en las estadísticas reportadas en 2020 y 2021 con la pandemia y la intensificación de la represión en el país.
Según el régimen, hay un aumento en el gasto per cápita que se duplica en relación con años anteriores a la pandemia y la crisis política. Ese aumento no cuadra con la tasa inflacionaria del país, que se reporta en menos del 6% anual, ni con los costos locales, ni con el poder de compra del turista tradicional que visita el país. Estas cifras son inconsistentes con las realidades económicas del tipo de turista que llega.
Pero lo que ocurre después de 2021 es un incremento de llegadas de personas con visa de turista en ruta hacia Estados Unidos. Este flujo de personas que llegaron por aire a Nicaragua creció de 560 000 en 2018 a casi 900 000 en 2023. Sin embargo, el número de turistas que llega por avión durante ese mismo período pasó de 384 000 a 653 000.
La diferencia entre el desembarco de personas en aeropuertos y los extranjeros visados como turistas, supera las 200 000 personas. Esta cifra no es de nicaragüenses que retornan a su país de vacaciones, sino que coincide con el número de personas que llegaron a Nicaragua en vuelos chárter durante ese periodo provenientes de Haití, Cuba, y terceros países fuera del continente.
Típicamente, el neteo entre embarques y desembarques es del 90%, con un diferencial de personas que se quedan más de un año en el país, sin embargo, desde la crisis migratoria global, Nicaragua se convierte en tierra fértil para dejar que entren extranjeros y se vayan por tierra pasando por Honduras hasta la frontera de México y Estados Unidos.
La misma realidad ocurre con la migración por tierra.
El número de migrantes que pasó a Honduras en 2023, proveniente del territorio nicaragüense, fue de más de 300 000 extranjeros. Muchos de esos extranjeros que pasan por Nicaragua son sellados con visas de turismo y con estadías más largas que los históricos nueve días, pasando más de 15 días en el país.
Mientras tanto la cifra de 540 000 turistas que llegaron por tierra en 2023 incluye aquellas personas que vienen como migrantes en tránsito después de cruzar el Darién. Pero muchos de éstos son multados con salvoconductos de hasta USD 200 para pasar por el país. El resultado es una renta millonaria del Estado sobre estas personas.
El turismo a Nicaragua ha aumentado, sin embargo, no a los niveles reportados oficialmente que ocultan la migración irregular que paga multas y peajes astronómicos para llegar al país e irse en ruta a Estados Unidos por tierra. El turismo está creciendo, y algo de esto es turismo internacional que visita el país, mientras que mucho más es gente de paso que la registran como turistas. Los beneficiados son los socios privados de la dictadura y el aparato migratorio del régimen que cobra multas a los extranjeros a cambio de dejarlos pasar hacia Estados Unidos.
Manuel Orozco
Politólogo nicaragüense, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano. También, es miembro principal del Centro para el Desarrollo Internacional de laUniversidad de Harvard y asesor principal del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola.