Aunque el dictador Daniel Ortega haya afirmado el pasado 19 de julio que es “imposible” un diálogo o negociación con el gobierno de Estados Unidos, este “sabe que tiene que negociar”, asegura la socióloga Elvira Cuadra.
“¿Qué diálogo puede haber con el diablo? Nosotros quisiéramos tener buenas relaciones con Estados Unidos, pero es imposible. No hay diálogo, es imposible un diálogo”, dijo Ortega en su discurso en ocasión del 43 aniversario de la revolución sandinista.
“Como dice el Che (Guevara), a los yankees y al imperialismo no puedes creerle ni un tantico ‘así’, porque te acaba. Nosotros quisiéramos tener buenas relaciones con Estados Unidos, pero es imposible”, señaló Ortega, para quien “los diálogos son para ponerle la soga al cuello a uno y que uno mismo se ponga la soga al cuello”.
Al respecto, la socióloga señala que Ortega “sabe que cuando llegue a un cierto punto, sí va a tener que negociar porque en estos procesos políticos y en estas situaciones de crisis siempre el recurso de la negociación es el principal para remontar estas situaciones. Entonces, él sabe que tiene que negociar”.
Para Cuadra, el discurso de Ortega “pura retórica” desde una perspectiva llamada “comunicación política”. “En el momento en el que Ortega, reiteradamente en sus comparecencias públicas habla y únicamente (se dirige) a Estados Unidos… Siempre en el centro de esos discursos, de esas narrativas está centrado en Estados Unidos, ‘el imperialismo yanqui, el enemigo de la humanidad, Estados Unidos, el gobierno de Estados Unidos’, entonces desde ese punto de vista su posición de decir que se niega al diálogo se contradice en su mismo discurso, en tanto que lo reconoce como interlocutor político de peso, porque no habla de nadie más”, explicó.
“En ese acto (del 19 de julio) al único que menciona reiteradamente es a los Estados Unidos, entonces realmente es un asunto retórico”, insistió la socióloga.
Destacó que Ortega entiende por experiencia lo que es un diálogo y para qué sirven.
“Ortega no es nuevo en esto, hay que recordar que Ortega fue uno de los actores protagónicos de los Acuerdos de Esquipulas en la década de los 80, el más importante el de 1987 que fue el que permitió que el conflicto interno en Nicaragua y en el resto de Centroamérica se resolviera por medios pacíficos. Entonces, él es ya una persona experimentada en este tipo de situaciones, sabe que las negociaciones pueden efectivamente destrabar crisis de muy alto nivel”, apuntó.
Sin embargo, en la actualidad Ortega “no ha querido usar” el diálogo, más que “para ganar tiempo, para oxigenarse”, continuó.
“Él ha cerrado todas las posibilidades de diálogo porque considera que no es un momento de negociación y que puede empujar el escenario político más allá en función de no tener que hacer concesiones”, aseveró.
Para Cuadra, Ortega estaría buscando una negociación que le signifique mayores concesiones. Por ejemplo, asegurar protección para su familia y para su grupo económico, “me refiero para el capital que han acumulado hasta este momento; básicamente esos son dos elementos que seguramente va a permanecer. Esos son los dos centrales”, anotó.
No obstante, –subrayó Cuadra– Estados Unidos se comprometería a una negociación con el régimen de los Ortega Murillo poniendo sobre la mesa el asunto de justicia.
“Es gente que está dispuesta a negociar, pero no en términos de las condiciones o las precondiciones que esperaría Estados Unidos, en sentido de que las personas responsables que están vinculadas con crímenes de lesa humanidad y violaciones de derechos humanos de todas maneras van a tener que someterse a procesos de justicia y ellos (Ortega y Murillo) pues obviamente son parte de ese grupo de personas”, señaló la socióloga.