El sociólogo, economista y analista político Oscar René Vargas aseguró este jueves en entrevista con La Mesa Redonda que, durante los casi tres meses de encierro que sufrió en la cárcel policial ‘El Chipote’ fue víctima de “tortura blanca”, pues no recibió la atención médica correcta. Vargas tiene un marcapasos instalado en su pecho.
“Me afectó, bajé de peso, el sistema de salud que ellos tienen es malo. Nunca me hicieron caso de que tenía que tener un control de mi marcapasos, tampoco tomaron en cuenta que tengo cataratas. Era uno de los cuatro prisioneros mayores de 70 años y no nos tenían en cuenta lo delicado de la salud de cada uno. Eso fue lo que yo llamó una tortura blanca, me torturaban vía mala administración de la salud”, dijo Vargas.
El sociólogo es parte del grupo de 222 presos políticos que el régimen de Daniel Ortega excarceló y desterró en Washington el pasado 9 de febrero. Actualmente está recuperándose de su salud y a la espera de un seguro médico en Estados Unidos.
“Yo también sufrí la represión de la dictadura de Somoza, esa represión me llevó a mi primer exilio, ahora estoy viviendo un segundo exilio”, comentó.
Sostuvo que su primer exilio en el año 1977 fue “por incorporarme a las filas del sandinismo, para luchar contra la dictadura somocista, en ese escenario de la lucha me tocó salvarle la vida a Daniel Ortega que era compañero de lucha en esa época”.
Vargas indicó que las dictaduras de Somoza y Ortega “no son iguales”, pero “sí similares” en cuanto a la represión, torturas y muertes.
FRAGILIDAD DEL RÉGIMEN DE ORTEGA
A juicio del economista, hay diferentes situaciones en Nicaragua que revelan “la fragilidad” del régimen de Ortega, entre ellas: la crisis económica y el aislamiento internacional.
“El hecho de que el régimen nos haya expulsado y nos haya quitado la nacionalidad, en lugar de consolidarse él, más bien fue como un tiro al pie, tuvo un efecto bumerang”, afirmó.
Además, “mantener encarcelado al obispo Álvarez, obligó al Vaticano que condenara la régimen de Ortega al compararlo con Hitler”, agregó.
A juicio de Vargas esta “fragilidad de Ortega puede tener diferentes expresiones” como el posible adelanto de elecciones al 2024 0 2025, una “fractura” en el sector empresarial y del Ejército, y la implosión en el sandinismo.
“En Nicaragua estamos en el inicio de una década económicamente perdida, si no se resuelve la crisis política. Es decir, para poder crecer positivamente se tiene que resolver la crisis política y eso también afecta al gran capital, al capital financiero que, de una manera o de otra van a tener que verse obligados a abandonar el apoyo abierto encubierto que hacen a la dictadura”, anotó.
Vargas augura que pronto volverá a Nicaragua, pues “no le veo mucho tiempo a Ortega”. “Todos los factores, factor religioso, mediación internacional, social, político, económico, economía mundial, todos los actores apuntan a que el régimen se va debilitando día a día; y el debilitamiento del día a día van implicar las fracturas de lo que se puede presentar en los diferentes poderes fácticos”, apostilló.