Nacionales · 04/10/2021

Padres de familia expresan desconfianza por vacunas cubanas contra el COVID-19

A partir del 20 de octubre, el Ministerio de Salud (MINSA) dará inicio a la vacunación contra el COVID-19 de menores de 2 a 17 años de edad con dosis de Soberana y Abdala, fabricadas en Cuba, que hasta ahora no han sido avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los temores crecen entre la población debido a que pocos países han aplicado las vacunas de la isla, dentro de ellos Venezuela, Vietnam e Irán; sin embargo, solo Nicaragua, después de Cuba, sería el único en inocular a menores que tengan de 2 años en adelante.

“Yo no vacunaré a mis hijos. Al ser vacunados se han dado algunas reacciones en algunas personas. Pasó con mi esposa y la verdad me daría un poco más de temor porque no ha sido aprobada por la OMS”, comentó Jimmy Sandino, un padre de dos menores, originario de Managua, al ser consultado por la Voz de América.

Otros prefieren poner su confianza en las vacunas para menores, aduciendo la emergencia sanitaria, como es el caso de Abraham Rodríguez, un ciudadano quien tiene a su cargo al menos a cuatro de sus nietos.

“Cuando estamos en riesgo de muerte todo es bueno, y nosotros no esperamos que una persona o un gobierno vaya a ponerle algo negativo a la población, pero tiene que ser ordenado y accesible, pero sino nadie va a ir, eso téngalo por seguro”, dijo.

Venezuela fue el primer país en Latinoamérica en comenzar a aplicar la vacuna contra el coronavirus fabricada en La Habana. La llegada del primer lote tuvo lugar a pocos días de que las autoridades cubanas presentaran los resultados de la tercera base de estudio de dos de sus vacunas.

Las críticas surgieron de inmediato de parte de la oposición y organizaciones médicas independientes, como la Asociación de Investigadores del Instituto Venezolano, que expresó su preocupación ante “productos de dudosa credibilidad científica”.

¿Qué se sabe de las vacunas?

Según Granma, el periódico oficial de Cuba, la vacuna Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), supuestamente ha demostrado un 90% de efectividad en pacientes graves de COVID-19, aun contra la muy agresiva variante delta.

Cuba ha dicho que tanto para Soberana 02 como para Abdala se han servido de una tecnología conocida como “vacuna de subunidades”, en la que se utilizan proteínas derivadas del virus conjugadas a otras proteínas portadoras para desencadenar una respuesta inmunitaria.

Las autoridades de salud cubanas sugieren para Abdala un esquema de inmunización de tres dosis, administradas en lapsos de 14 días.

Críticas en Managua

También los médicos nicaragüenses han criticado el uso de las vacunas cubanas, aunque con menor fuerza por las amenazas de encarcelamiento y la posible suspensión de sus licencias de trabajo.

El médico Eddy Valverde comentó desde el exilio en Costa Rica, que aunque Cuba defiende que ambas vacunas alcanzan niveles de eficacia similares a los que tienen la Sputnik V o la AstraZeneca, ninguna de las dos fórmulas ha sido validada, ni se han cumplido con ciertos estándares internacionales, como la publicación de éstas en revistas científicas avaladas por pares.

“Lo único que se tiene es la información que ellos han dado. Cuba, el fabricante dice lo que considera correcto y sabemos que como es una dictadura cerrada. No hay manera de comprobar que esa información sea ajustada a la realidad científica”, opinó Valverde. “Genera demasiada incertidumbre”.

Otro experto nicaragüense que prefirió no ser citado por temor a represalias considera que aunque la vacuna “puede que sea buena” no hay “ensayos publicados”. Por tanto, llama a la prudencia al aplicarse a menores.

Según reportes internacionales, desde principios de septiembre, Cuba ha intentado conseguir la aprobación de la OMS para sus vacunas contra el coronavirus.

De momento en Nicaragua se han aprobado seis tipos de vacunas: la AztraZeneca, Pfizer, Sinopharm, Sputnik, Soberana y Abdala.