Destacados / Opinión / Ensayos · 06/11/2022

Parodia electoral y la danza de millones

Por Ezequiel Molina

Con sus acostumbrados atuendos de mercachifles electoreros y con la formalidad verborreica y escenográfica propia de embaucadores profesionales, los domesticados magistrados del Consejo Sandinista Electoral (CSE) declararán ganadores a 153 alcaldes,  pero hay un misterio que ningún analista político o experto en temas electorales se atreve a desvelar, ¿cómo se repartirá entre los «partidos contendientes», el botín de 12 millones 500 mil dólares asignado para «reembolsos por gastos de campaña»?; «lo único que te puedo decir es que aquí hay una colusión colectiva», me dijo en tono silencioso y categórico una conocida experta en temas electorales, quien de manera inmediata me remarcó que está en fase de «retiro silenciado»; mis inquisitivas concluyeron en ese momento, obviamente. 

Pero vamos al tema de la estafa millonaria, en la última caricatura de elección presidencial en 2021, el botín fue mucho más jugoso, la pandilla dominante cargó con nada menos que 17 millones de dólares (74%), del total de 23 millones de dólares, las pandillas subsidiarias se conformaron con el «sencillo sobrante»; de ese triste episodio politiquero sólo resultó un evento cargado de voltios, propio de este tipo de ambientes peligrosos e impredecibles, y es que el jefe de una pandilla satélite, el farisaico reverendo Osorno, cuyo partido paradójicamente se denomina Camino Cristiano, hombre acostumbrado a reptar con hábil soltura en el ambiente politiquero criollo, prolijo en ardides, emboscadas y hostilidades, se atrevió, en un arrebato de grandilocuencia, creyendo quizás que estaba en su púlpito, a denunciar anomalías en el proceso electoral, y los resultados no se hicieron esperar: su asignación presupuestaria sigue, al día de hoy, en el limbo (léase en El Carmen), así como la personalidad jurídica de su partido.

Y es que el circo electoral organizado por la dictadura, no tiene límites, en una reciente reforma a la Ley Electoral (Mayo, 2021), se eliminó el requisito que estipulaba la obtención del 4% de los votos para acceder al reembolso de gastos de campaña, también se estableció discrecionalidad, a la inoperante Contraloría General de la República, en la comprobación de las facturas de gastos de los partidos durante la campaña electoral. Es evidente que el desenfreno propagandístico de la imagen de Ortega y su consorte durante los últimos 15 años, frente a los 13 días de campaña establecido por el Consejo Sandinista Electoral (CSE) -ni siquiera un día por año-, son parte de la evidente y enorme asimetría existente entre los grupos contendientes, pero también es sabido, que los partidos zancudos participantes, no logran llenar el asiento de una caponera en la mayoría de municipios del país. 

Hay que destacar la desmedida desfachatez mostrada por quienes se prestan a tan evidente estafa a los contribuyentes, a sabiendas que la mayoría de ciudadanos están amordazados por la represión dictatorial más allá de lo imaginable, con el único propósito de obtener parte del botín mencionado; de cara al futuro lo menos que debemos esperar es que quienes participen en el actual simulacro electoral, sean impedidos de competir en elecciones futuras, e incluso demandar el reembolso del dinero mal habido; las motivaciones son más que evidentes para tomar tales medidas.

Por ahora, sólo queda el silencio ciudadano y su negativa a participar en la farsa electoral, como medio de protesta efectiva frente a semejante atropello a la dignidad e inteligencia de las mayorías; ello no impide hacer un llamado a quienes se consideran «comprometidos» con Ortega, por el motivo que sea, a que observen la cada vez más reducida afluencia ciudadana a los centros de votación, la absoluta falta de transparencia para designar a los candidatos y candidatas participantes, al desmedido enriquecimiento de los grupos económicos que dominan el país, y al fin de cuentas, a la continuidad de un modelo neoliberal, adornado con la más pura e inútil retórica antiimperialista del «comandante» y la «compañera», que de manera flagrante cumplen a pies juntillas las directrices del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; todo ello nos hace víctimas a TODOS del alto costo de la vida, de la falta de empleos estables con salarios justos, dejando sólo una vía para poder sobrevivir: la fuga del país del músculo productivo y joven, que es el único que podría sacarnos del empobrecimiento estructural y saldar la enorme y creciente deuda externa que supera los 14 mil millones de dólares. No nos llamemos a engaños.