Salud y Vida · 24/04/2023

¿Qué debemos saber sobre el ahogamiento en agua?

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.

Sabías que te podés hundir en menos de 10 segundos y que el ahogamiento dura uno o dos minutos como máximo, es una lucha silenciosa, porque estás concentrado en tratar de respirar y mantenerte fuera del agua, no pides ayuda a gritos ni agitas las manos para avisar. Solo con estos datos es suficiente para que reflexionemos que los menores y otros deben estar siempre supervisados cuando ingresan al agua.

Nos pasa, que estando con nuestros hijos en un centro comercial o un parque, de repente se te soltaron de la mano y te angustias porque se te perdió en menos de un minuto, pero seguro lo encontrarás con vida, no es el caso si se encuentra en una piscina, el mar, un río, una pila u otra fuente de agua.

Otro dato, con menos de un cuarto de una taza que inhales te podés ahogar sin entrar al agua, solo necesitas un mililitro por cada kilogramo de peso. Para explicar mejor esto, imaginemos dos tubos al frente de nuestro cuello, en el primero pasa el aire que va hacia el pulmón y en el segundo que está detrás de este pasa la comida o líquidos que van al estómago, además tenemos una válvula que cierra donde entra el aire cuando comemos, a veces el agua se va por la vía equivocada y tosemos como mecanismo de defensa para sacarla y si se te va comida por donde pasa el aire te podés ahogar con un trozo de carne.

El agua muy fría hace que se te baje la temperatura de tu cuerpo, esto actúa como protector del cerebro, ya que reduce el ritmo del metabolismo, por lo que las necesidades de oxígeno bajan y se prolonga el tiempo de supervivencia.

El ahogamiento, en términos generales, comienza con el pánico y la agitación, sigue la lucha para mantener las vías respiratorias fuera del agua o sea respirar, continúa la sumersión o hundimiento inicial y contención de la respiración, posteriormente aspiras agua, perdés el conocimiento, aparece la insuficiencia respiratoria que te lleva a un paro cardiorrespiratorio y sobreviene la muerte y la incapacidad para revivirte. Si lamentablemente el cuerpo se hunde, los gases por la descomposición harán que floten a los 7 o 10 días.

Los factores de riesgo que predisponen a sufrir accidentes por inmersión y morir por ahogamiento son, la edad, niños de entre 1 y 4 años, seguido de los niños de 5 a 9 años, casi siempre por falta de supervisión de un adulto en la bañera o piscinas hinchables u otros lugares. El sexo masculino es el de más riesgo, hasta 3 veces más que el femenino, en parte porque les gusta correr más riesgo, consumir más alcohol y sustancias tóxicas, que disminuyen el estado de alerta del accidentado y su capacidad de orientación y respuesta, así como un mayor acceso al agua por razones laborales.

Incrementa el riesgo el uso de las embarcaciones inseguras y el no uso de salvavidas, además posibles enfermedades preexistentes (epilepsia, problemas cardíacos, baja de azúcar, Diabetes no controlada, enfermedades neuromusculares y problemas psiquiátricos, como depresión o ansiedad), así como personas con discapacidad y la falta de señalización de lugares peligrosos en el agua, especialmente donde ocurren más ahogamientos y por último tomar medidas pues cuando se presentan los desastres de inundaciones causan hasta un 75% de las muertes.

El abordaje de este problema de salud pública, que va en aumento cada año en nuestro país, especialmente durante la semana santa, debe ser multidisciplinario: nuevas políticas de seguridad, refuerzo de la legislación y la puesta en marcha de estrategias preventivas por parte de instituciones competentes, profesionales de la educación y sanidad. Crear conciencia de la relevancia de los ahogamientos y contar con los equipos de rescate lo más cerca posible del accidente, así como los mecanismos para para solicitar ayuda y avisar de forma precoz a los servicios de emergencias.

La supervivencia tras un ahogamiento ha aumentado de forma significativa en los últimos años, debido al comienzo temprano de las maniobras de reanimación cardiopulmonar, los primeros 10 minutos son esenciales, cada minuto reduce el oxígeno al cerebro y a los diez minutos ya no seguirá funcionando.

Siempre evitar poner en peligro la integridad física del rescatador, evitando así aumentar más muertes. Es necesario sacar a la víctima en menos de 10 minutos para atenderla en tierra y sospechar lesión en el cuello, por eso se mantiene a la persona boca arriba y extendido, con la cabeza de frente, si en caso tosa o vomite, se le colocará en posición lateral de seguridad, o sea de lado y con la cabeza de lado y retirar después la ropa húmeda y envolver con sábanas o ropa seca.

Es prioritario instalar rejas adecuadas en las piscinas, supervisar a los niños cuando se bañan, no confiarse en que saben nadar, manejar técnicas de reanimación básica, por todos los adultos que supervisan niños en el agua.