Opinión / Ensayos · 08/03/2021

¿QUE HACER SI FUERA PRESIDENTE?

*Ariel Montoya 

Nicaragua sigue a la espera de esa ansiada restauración de la moral pública para salir adelante de tantos atolladeros en que gobernantes y elites la han arrastrado.   En lo que va de este año 2021 no hay ni condiciones para participar en las próximas elecciones de noviembre ni candidatos viables de cuantos ya se han postulado, lo cual ocurre como producto natural de una tiranía criminal y cavernaria política y éticamente hablando y como resultado de una oposición pasiva, temerosa, enclenque, sin discurso a no ser el electorero y también, vale decirlo, sojuzgada y chantajeada por lo que, traspasando esa indomable barrera de lo posible y lo imposible, de lo que pudo y no haber sido,  del paraíso o del infierno concedido por Dios y el Universo a mis huesos aun  en pie, revelo con modestia o sin ella según la lupa del lector, algunas propuestas a realizar en mis primeros cien días de Presidencia, en el caso de llegar a serlo y que de hecho no lo seria en el contexto actual.

Gobernaría para todos, respetando la decisión de la mayoría votante; no tratando en todo momento de querer cambiar las cosas abruptamente, como lo suelen hacer las quimeras revoluciones registradas en nuestra historia, salpicados sus villanos hechores de mesiánicas intransigencias y estúpidas manufacturas sociales; prepararía las condiciones para establecer un Gobierno Limitado, no desde el punto de vista estructural, sino laboral, reduciendo al máximo la burocracia con lo cual se sentarían las bases para una economía exitosa del ahorro y como primer freno a la corrupción. 

Sobre esta marcha, implementaría un debate nacional con ayuda internacional para aplicar las 5 Reformas y  el Impuesto Único para poner al Estado en su lugar y al país de Pie, esa propuesta novedosa en cuanto a una real aplicación del liberalismo clásico en Latinoamérica,(lo que jamás  ha existido),   acuerpada por unos diez partidos políticos liberales del Sub Continente, jóvenes, briosos y despercudidos  de atavismo, miembros a su vez, del Foro Liberal de América Latina, el cual dicho sea de paso este año celebra su 6 Foro en Perú y al cual pertenece el Partido Liberal  de Nicaragua.

Estas 5 Reformas, de mas esta decirlo que no van a ser aplicadas de inmediato, lo cual es imposible como lo han sido todas las revoluciones comunistas, socialistas, nacionalistas, castristas, chavistas o sandinistas desde el albergue del advenimiento del fracasado “hombre nuevo”, o como los gobiernos de derecha salpicados por la ingenua percepción de que la historia, la ética pública y el bienestar inmediato surgen desde la mera imposición en el pecho de las bandas presidenciales.

Claro que no.  Sobre todo si se toma en cuenta que  establecen una marcada diferencia entre capitalismo y socialismo. Este quinteto de reformas, que bien merecen la pena fomentarlas y darlas a conocer desde varias propuestas en otras oportunidades, las iría implementando primero desde un grado de conocimiento ciudadano, ante las graves injerencias del Estado en menesteres que no son sus funciones, y que se resumen en dos reformas, una política y otra social, más las de educación, salud e infraestructura.

Estas, bajo los principios de la puesta en práctica de un Gobierno Limitado, “tanto en poderes y facultades, recursos y dinero”, colocaría al Gobierno en el lugar que se merece, en tres funciones: proveer defensa (exterior) y seguridad (interior); administrar justicia, contratación y mantenimiento de obras de infraestructura física; recortar los poderes y facultades  excesivas, lo cual le quitaría una inmensa carga de funciones impropias; mas, el otro principio de mercados  libres, que derogaría las “leyes malas”, caldos de cultivo para los monopolios u oligopolios,  en beneficio de los negocios y empresas favorecidas que impiden el funcionamiento de las leyes de la oferta y la demanda y el principio de “propiedad privada”.

Reforma Política (seguridad, justicia e infraestructura);  Económica (para ganar más y vivir mejor); Educación (enseñanza de primera calidad para todos); Atención medica (eficiencia y excelencia en el cuidado de la Salud) y, finalmente,  reforma de las Jubilaciones y pensiones (prestaciones dignas y suficientes), que por cierto fue parte esencial de la dinamita cívica que encendió la sublevación de abril d 2018 en Nicaragua tras los abusos impositivos del régimen castrochavista.  

Comprendo que pretender exponer un plan de gobierno presidencialista en pocas palabras es casi que imposible, pero al menos se dan a conocer las coordenadas esenciales de cómo ir, poco a poco, reformando al Estado sin alharacas de guerrillas auto engrandecidas con las mitologías del héroe ni con las buenas intenciones de la mala derecha.

Bajo esta propuesta, que  incluye la aplicación de la justicia (motivando y respetando la institucionalidad del Sistema Judicial), para aquellos que han cometido crímenes de Lessa Humanidad, estaríamos iniciando  la institucionalización de la democracia y el Estado de Derecho.

El resto, de ser Presidente, sería lo de menos: ir al banco o a un lugar de comidas rápidas haciendo fila como cualquiera de los mortales, eliminar el Despecho de la Primera Dama (de estar casado), viajar en vuelos comerciales para giras de trabajo y no tocar un centavo de las arcas del Estado —pero sancionar hasta con la pena de muerte al funcionario que lo haga—, pero ya ven, solo soy un simple ciudadano lejos de mi país, sin siquiera poder votar y en el hipotético caso de llegar a hacerlo, no saber por quién pues no veo ninguna candidatura a la altura de lo que se necesita para  proscribir a la tiranía. Pero eso sí, empecinado en que un día resplandezca el Sol alumbrándonos a todos, lo que también pasa, entre otros temas, por no tener presos políticos e implementando el Voto del Exterior.

*El autor es escritor y periodista exiliado en Estados Unidos.