Nacionales / Salud y Vida · 05/08/2020

Régimen buscar “sangrar más” a los nicaragüenses y vender la vacuna rusa contra COVID-19

Analistas en Nicaragua han catalogado de “muy prematuro” el reciente anuncio de Rosario Murillo acerca de que el régimen de Daniel Ortega está en comunicación directa con Rusia para obtener una eventual vacuna contra el COVID-19 que desarrolla para su producción el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología (Gamaleya) de ese país.

Al informar sobre el tema, Murillo, dijo que ellos también están interesados en la fabricación de este medicamento en una planta de vacunas Mechnikov, inaugurada en 2017 en Nicaragua, como un proyecto entre ambos países.

“Nuestra embajadora allá en la Federación de Rusia, la compañera Alba Azucena Torres está participando, como decíamos también, desde aquí, desde el Instituto Mechnikov para acceder no solo a la vacuna misma, sino a la fabricación de esa vacuna aquí en Nicaragua, que como bien ha dicho el director y gerente general de Mechnikov Instituto Latinoamericano de Biotecnología, aquí en Managua se cuenta con el personal calificado y con todas las capacidades técnicas instaladas para poder producir aquí en Nicaragua, cualquier tipo de vacuna”, dijo la mujer de Ortega.

Según Murillo, Mechnikov puede producir cualquier tipo de vacuna, incluyendo la de la COVID-19.

El régimen de Ortega también había anunciado que en el proyecto de Mechnikov se produciría el medicamento denominado Interferón Alfa 2 B, que se fabrica y utiliza en Cuba para tratar a los pacientes con COVID-19. Sin embargo, la aplicación de esta medicina fue suspendida por el Ministerio de Salud (MINSA).

¿Qué dicen los expertos?

El anuncio del régimen acerca de su nueva iniciativa de obtener y producir en el país la vacuna que Rusia dice que combate el nuevo coronavirus es criticada por expertos nicaragüenses, como la epidemióloga Zoila Castro, quien sostiene que la eventual fabricación de la misma sería apresurada.

“Fabricar una vacuna, como bien dicen todos los expertos, es más de un año. Hay que hacer ensayos en laboratorios y después llevarla al humano, en este momento es muy prematuro decir que se va a traer, y que además de eso la vamos a fabricar”, expuso Castro.

Añadió que tanto dentro como fuera de Rusia varios expertos y analistas han expresado temores de que los ensayos clínicos puedan haber sido insuficientes en el esfuerzo del Kremlin por ganar la carrera de las vacunas contra otros países.

El también epidemiólogo, Álvaro Ramírez, cuestionó los intereses del régimen de Ortega al vincularse a esta iniciativa.

“Lo que están buscando es la distribución exclusiva de este producto en Nicaragua, para empezar a sangrar más a la ciudadanía nicaragüense y vender la vacuna así como como están vendiendo los test de COVID que fueron donados por el BCIE”, declaró el especialista a la Voz de América.

Rusia anunció que las pruebas clínicas de la vacuna contra el virus se realizarían en julio, el registro estatal en agosto y la producción masiva en septiembre.

Los científicos rusos dicen que la vacuna se ha desarrollado rápidamente porque es una versión modificada de una ya creada para luchar contra otras enfermedades. Ese es el enfoque que se está adoptando en muchos otros países y por otras empresas.

La efectividad de la vacuna, sin embargo, ha sido puesta en tela de juicio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) de hecho le pidió a Rusia que siguiera los estándares internacionales de producción de vacunas.

Además, la OMS también alertó de que, pese a existir diversas vacunas en fase final de pruebas, la efectividad de las mismas estaba por ser demostrada.

*Con información de VOA