Las monjas de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, Rosario e Isabel Blanco, fueron expulsadas de Nicaragua por órdenes del régimen de Daniel Ortega.
Ambas son monjas originarias de Costa Rica y abandonarán el país este mediodía por la frontera de Peñas Blancas.
En 1958 las monjas se hicieron cargo del cuido del Asilo de Ancianos de Rivas ‘Susana López Carazo’, administrando los gastos de salud, comida y medicina que eran dirigidos a los ancianitos. Y, en 1963, las religiosas fundaron el colegio “Santa Susana”, con 60 alumnos de primaria.
“Lamento hacer del conocimiento de ustedes que la Policía ha enviado carta de desalojo a las hermanas de la Orden Dominica de la Anunciata, de la Fundación López Carazo, ellas saldrán hacia su lugar de origen a las once de la mañana”, informó la Diócesis de Granada.
Las monjas eran las encargadas de buscar financiamiento y apoyo para los gastos personales, locales y de administración del asilo.
Rosario Blanco, fungía como directora del asilo de ancianos.
Asimismo, dentro las hermanas está la madre Tere que es salvadoreña y está grave de salud, en días pasados la quisieron enviar a su país pero por su estado no se pudo.
Hay mucha consternación en el pueblo rivense, pues no se sabe que van hacer con los ancianos del asilo y los niños del colegio.
La expulsión de las monjas se da un día después que la dictadura confiscó el Monasterio de las Hermanas Trapenses, ubicado en el departamento de Chontales.
El edificio será traspasado al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA).