Opinión / Ensayos · 17/12/2021

Resistencia indígena en el Caribe Norte de Nicaragua: carta-abierta en defensa de la vida de nuestros pueblos

*POR: Resistencia Indígena de la Moskitia | Tomado de O Istmo

Escribimos este texto dirigiéndonos a la comunidad nacional e internacional para exponer nuestra situación de pueblos indígenas y las constantes violaciones de derechos que sufrimos a lo largo de siglos. Estas violaciones aún se perpetúan en la actualidad en nuestras tierras y a nuestras gentes con la reproducción del colonialismo, esta visión que dividió al mundo en razas y naciones, para negar que somos comunidades diversas que existimos como mundos que habitan territorios sin amenazar la vida los unos a los otros.

Esta carta se escribe desde el territorio de Li Lamni, Bosawas, uno de los pulmones de América y del mundo. Bosawas ha sido colocada como Patrimonio de la Humanidad, motivo por el cual nosotros, como pueblos indígenas, hemos venido protegiendo a nuestra reserva por años. Sin embargo, desde “arriba”, este gobierno, el gobierno sandinista junto con el gobierno regional y municipal, han permitido el ingreso a nuestras tierras de personas que vienen del pacifico de Nicaragua.

La policía nacional y el ejército no han tenido acciones concretas para protegernos como pueblos originarios, pues hemos sido masacrados durante distintos periodos por colonos no indígenas. Así como no se protege la vida de nuestros pueblos, tampoco se protege la vida de otros seres y de las aguas, pues nuestros ríos son contaminados con mercurio para la explotación de riquezas minerales. La contaminación va desde el Río Coco hasta el Cabo Gracias a Dios, contaminando el agua que consumimos y provocando la muerte de nuestros peces, tortugas y langostas. La mineríaa provoca una continua invasión a nuestro territorios, violencia contra guardabosques, líderes y comunidades enteras dejándonos en una situación de extrema vulnerabilidad.

Ser indígena en Nicaragua es complicado, pues el país ya está silenciado de los medios internacionales, y el silenciamiento sobre la violación a nuestros derechos de pueblos originarios es aún mayor. Nos enfrentamos con mitos que aniquilan nuestra presencia de la historia de Nicaragua, pues incluso existen personas dentro y fuera del país que ni siquiera saben que existimos. Es por esto que escribimos esta carta, afirmando nuestra resistencia y  nuestra presencia dentro de la Moskitia, nombre ancestral de nuestra tierra.

Existen grupos armados en nuestros territorios, y nosotros tenemos guardabosques, reconocidos por la UNESCO, que protegen nuestra tierra. Una vez más hemos sido atacados, esta vez el miércoles 24 de Noviembre del 2021, a las 7:40 de la noche. Compañeros y compañeras Miskitu fueron interceptados por grupos paramilitares mientras picaban leña. Nos atacaron con AK-47 y cada persona se salvó como pudo. Supimos, después del ataque, que los paramilitares tuvieron bajas en su grupo debido a la confusión que se generó en este conflicto provocando que se balearan entre ellos mismos. 

Estamos dentro de un conflicto desigual, inicialmente porque nosotros realmente no estamos en conflicto con nadie, pues estamos dentro de nuestro territorio ancestral. Nuestro pueblo tiene rifles viejos de cacería, sin embargo no tenemos dinero para comprar comida ni medicamentos, mucho menos para financiar armas. Nos han robado grandes extensiones de nuestros territorios, y este no se reduce a un pedazo de tierra porque para nosotros la tierra es vida, espíritu y la compartimos con otros seres con los que habitamos el mundo. 

En las últimas décadas hemos estado siendo exterminados mientras el resto del mundo guarda silencio, ya sea porque no conoce la situación, o porque el valor de la vida de los pueblos indígenas en países de la periferia del capitalismo es menor. Sabemos que ha normalizado la muerte compañeros y compañeras indigenas en el mundo, pero aqui estamos una vez mas escribiendo, gritando una voz de solidaridad, pues no puede continuar siendo normalizado el genocidio a nuestras gentes, ya sea en el territorio indígena Miskitu o Mayangna, como en cualquier territorio indígena del planeta. 

Quien nos asesina, desde el que da la orden hasta el que aprieta el gatillo, está fuertemente armado y tiene dinero. El 26 de Noviembre bajaron entre 50 y 60 hombres armados, pasaron frente al cuartel de la policía sandinista y del ejército de Bonanza rumbo a nuestras comunidades: KrinKrin, Wiwinak y Namahka. Sabemos que estos grupos cuentan con el apoyo de la alcaldesa, que se alió a estos grupos y abandonó a su pueblo Miskitu. 

Somos nosotros quienes contamos a nuestros muertos y nuestras muertas, pues sabemos que son pocos los medios que tenemos disponibles para contar nuestra historia y denunciar la violencia que vivimos. Somos autores y autoras de nuestras propias noticias, de nuestras historias y sabemos que lo que tenemos para contarle al mundo es una historia dura, producto del genocidio colonial que todavia se vive en Nicaragua y en otras partes del mundo. Ya tenemos 53 indígenas Miskitu asesinados en su propia tierra y 12 asesinatos a hijos del Río Coco (Wangky Awala), en el territorio Mayangna. En este momento hay más de 5 comunidades desplazadas a Honduras, quienes están soportando el hambre, agua contaminada y olvido. Es por esto que alzamos la voz y resistimos, contando nuestra historia a otros territorios en busca de apoyo y solidaridad. 

No es la primera vez que hemos tenido que organizarnos para luchar por nuestra tierra y por el derecho humano a la vida, asi que una vez más nos estamos organizando con palas, machetes, arpones y flechas porque estamos dispuestos a defender nuestra tierra hasta las últimas consecuencias. Ellos van a quemar nuestras casas, iglesia y la escuela, así como lo hicieron en los años de 1980, pues desde esa década nos han estado matando. Sabemos que el ejército prepara a los paramilitares en sus cuarteles, y frente a tanta violencia es que elevamos nuestras voces para que la comunidad internacional y aquellas personas que luchan nos pongan oído para defender nuestros derechos humanos como pueblos originarios Miskitu y Mayangna, y todos los otros pueblos hermanos de la Costa Atlántica de la Nación Moskitia. 

Denunciamos las trochas, o caminos, que el gobierno y grupos paramilitares están realizando en nuestros bosques. Nosotros denunciamos a los colonos que usurpan nuestras tierras y abren camino en el bosque sagrado, pero la policía los libera banalizando nuestro trabajo. Están derrumbando nuestros bosques, matando la vida de muchos seres y llenando nuestras tierras de cercas con alambres de púas que delimitan el espacio de la vida y el de la muerte.  Nadie está consiguiendo dormir en las comunidades de los territorios usurpados. Estamos en alerta, siempre lo hemos estado.

Compañeros y compañeras, no se engañen en el teatro que el gobierno de Nicaragua hace, y las fotos que se toma y circula como benefactor de los pueblos indígenas y étnicos del país. Sabemos que ningún gobierno asumiría, en el exterior, la violencia genocida con la que nos maltratan. Aquí en nuestras tierras no hay periodistas que documenten lo que vivimos, por lo que hemos decidido organizarnos para contar nuestra historia, pues nadie lleva la cuenta real de los asesinatos que se producen en el bosque y en nuestras comunidades. Los países que creen en la democracia y otros pueblos de la región deben darse cuenta del hambre que estamos pasando y la violencia de la cual somos víctimas.

Somos la Nación Moskitia. Ayer, hoy y siempre, resistiremos a los ataques a nuestra tierra y nuestras gentes. Cuando un pueblo se levanta no hay quien se detenga. EL LLAMADO ES LA UNIDAD.

*RESISTENCIA INDÍGENA DE LA MOSKITIA es un colectivo de hombres y mujeres líderes comunitarios que se han organizado y resisten al colonialismo interno instaurado en Nicaragua. Se busca una salida pacífica en defensa de nuestros territorios y toda la vida que habita en el. Luchamos contra el extrativismo, el colonialismo y el racismo. Somos resistencia Indígena, somos pueblos organizados para defender a la tierra, pues este es el legado de nuestros ancestros. Hemos vivido en libertad y queremos regresar a vivir de esa manera, pues hace décadas se nos ha impedido de vivir en paz en nuestros territorios. Queremos libertad, paz y justicia.