Opinión / Ensayos · 19/05/2020

¿Se unificará la oposición? – Edmundo Jarquín

La pregunta si hay o no unificación de la oposición, solamente puede ser respondida conociendo la estrategia de Ortega, porque él hará todos los esfuerzos para evitarla. La oposición, respaldada por la comunidad internacional, ha planteado una salida pacífica, y por tanto electoral, a la crisis política. Pero no cualquier tipo de elecciones, sino efectivamente democráticas.

Elecciones, como demanda la oposición y comunidad internacional, suponen determinadas condiciones. Ortega manejará esas condiciones para dividir a la oposición y a la comunidad internacional. Aquí viene una importante aclaración: unificación de oposición no significa unanimidad, que todos sin excepción nos unifiquemos.

Basta un ejemplo: en 2011, la oposición se unificó en torno a la candidatura de Fabio Gadea Mantilla, en la Alianza PLI, fundamentalmente integrada por el Movimiento Vamos con Eduardo y el MRS. Y pese a fraudulentas irregularidades, según testimonio de los observadores nacionales e internacionales de UE y OEA, a Fabio se reconoció un poco más de 30%, y al PLC, a pesar de su famoso “tendido organizativo” y llevando de candidato a su caudillo, Arnoldo Alemán, que disfrutaba del apoyo de Ortega, apenas se asignó alrededor del 5%. Es decir, Ortega no pudo evitar la concentración del voto en torno al candidato que representaba a la oposición. Y esa concentración del voto opositor fue a pesar que había otros partidos políticos participando en las elecciones.

Recordemos qué en las elecciones generales de 2016, se despojó a la oposición de toda opción legal de participar. Con la presión de la Nica Act, Ortega abrió diálogo con la OEA y concedió opción legal a una fracción de la verdadera oposición, para participar en las elecciones municipales de 2017, pero la dinámica de partido único de Ortega era imparable y ganó el 90% de las alcaldías.

Debemos conocer que la opción de Ortega es que algunos partidos políticos que actualmente tienen personería jurídica, acepten participar en las elecciones con algunas concesiones, aunque no satisfagan una elección democrática. Esto, supone él, dividiría a la oposición y potencialmente a la comunidad internacional.

De la sangrienta crisis surgió primero la Alianza Cívica (ACJD), que ha sido interlocutora de Ortega en dos diálogos nacionales y es reconocida internacionalmente, y meses después la UNAB, que son el verdadero paraguas de la oposición. Su convergencia nos alienta, y de esta breve historia la conclusión es que entre las condiciones mínimas para una elección democrática, debe estar libertad total de participación electoral de los partidos políticos, bajo ese paraguas, tengan o no personería jurídica, y evitar así el juego de Ortega de distribución de personerías. Y, desde luego, libertad de presos políticos, suspensión Estado de Sitio, observación electoral, justicia, cambios en CSE, entre otras condiciones mínimas.