Nacionales · 15/03/2022

Sociólogo Cirilo Otero: “Los daños físicos y morales a la persona migrante son irreparables”

El sociólogo e investigador social, Cirilo Otero presentó este martes en un foro los efectos de la migración nicaragüense y entre estas mencionó los daños físicos y morales los cuales afirmó “son irreparables”.

La migración se ha convertido en un fenómeno social que expulsa personas de su tierra tradicional, pero, no le ofrece una solución sostenible. Posiblemente, les presenta una oportunidad temporal de ingresos medios que pueden servir para la solución de consumo a la familia. Son muy pocas las personas que logran estabilizarse, recibir ingresos para el ahorro y regresar a la patria en condiciones mejores, son muy pocos”, sostuvo el experto.

Otero aseguró que de cada 10 casos de migrante, solo a tres les va con ese “perfil exitoso” antes mencionado.

Sociólogo e investigador social, Cirilo Otero

Según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, más de 108.000 nicaragüenses se vieron obligados a salir de Nicaragua a partir de 2018 en el marco de la crisis sociopolítica que vive el país.

Los daños físicos y morales a la persona migrante son irreparables, y las marcas en los daños físicos y sentimentales son de dura historia, y de forma vergonzosa la vida”, aseveró.

El sociólogo señaló que en Nicaragua se necesita ofrecer a la población nicaragüense “una base material transformadora que se modernice internamente, que desarrolle el mercado interno y eleve las fuerzas productivas en favor, de una producción sostenible y competitiva”.

ALCANCES Y DESAFÍOS DE LA MIGRACIÓN

Entre los alcances y beneficios de la migración, Otero indicó que con esta surgen las remesas familiares y la economía se activa y se mueven US$2,300.000 anuales. Además, las personas salen de su país “con la alegría y/o esperanza de cambio en su realidad”. Y, se realiza en cada persona migrante una “sostenida transculturización”.

Por el contrario, entre los desafíos de la migración están: “La familia tradicional se desintegra. Se forman nuevas familias en el país de destino y todo cambia. La persona sufre cambios en términos culturales y sociales. La riqueza generada al PIB por la persona trabajadora, se acumula en una economía que no es la suya, (sino) al país de destino. Los migrantes tienen que trabajar al menos 30 años para alcanzar una pensión decente”.

Además, de los riesgos humanos y económicos que suceden en el trayecto de traslado al país de destino. “Ciertamente, el trabajo en el exterior da para vivir y gastar en una sociedad capitalista y de consumo. Los dólares no sobran”.

Otros de los pro de la migración es que el migrante aprende rápidamente nuevas costumbres “socio-éticas y morales, vicios, droga, cárcel, violaciones de mecanismos sociales; los trabajos en la sociedad industrializadas son duros, denigrantes y pesados; el tiempo y las condiciones de aprendizaje de nuevas técnicas de labores son prolongados y vergonzosos.

Estamos desarrollando ciudadanos apátridas. La ayuda y comprensión de amigos y familiares son limitadas en tiempo y recursos materiales. La Nación de origen pierde capital humano. Las leyes en el país de origen para la protección al migrante, son casi nulas. Consulados, Embajadas son indiferentes”, puntualizó.

“ESTAMOS ASISTIENDO A UNA ETAPA DE DESTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD”

Lo mejor es que cada Nación y cada gobierno debe estimular las capacidades de producción, de trabajo, de inversión, para generar un posicionamiento en el mercado externo y lograr una estabilidad de la fuerza de trabajo nacional y en lo que sabemos hacer. No es oportuno soñar que nos convertiremos en una sociedad industrializada cuando venimos de una sociedad/economía agrícola”, dijo Otero, tras alertar que “estamos asistiendo a una etapa de destrucción de la sociedad, posiblemente la más lamentable en los últimos 500 años”.

Lamentó que hasta ahora no se están haciendo “algunas gestiones para transformar la realidad de los efectos de la migración, todos nos hemos acomodado a los beneficios limitados de las remesas familiares”.

En ese sentido, el sociólogo recomendó que a nivel nacional debe haber “urgentemente un espacio de diálogo para atender este tema que está socavando a la Nación nicaragüense”.

Estamos perdiendo capital humano que ya no podremos recuperar en la presente década. Sugerimos que sean las fuerzas económicas, religiosas, humanitarias, y políticas las que deben desarrollar este dialogo. Es urgente recomponer la legislación nacional para atender a los migrantes. Ellos son los generadores de una masa de recursos financieros que repre4sentan el 15% del PIB nacional. Hoy día estamos recibiendo más de 2,000 millones de dólares anuales según datos del BCN”, comentó.

También sugirió que la sociedad civil debe organizar un amplio movimiento de solidaridad y apoyo a los migrantes. “No debemos de ser solamente consumidores en blanco. También, hay que poner algo de nuestra parte para ayudar a esos casi dos millones de personas que están fuera del territorio nacional en búsqueda de ingresos y mejores condiciones de vida para su familia”.