Opinión / Ensayos · 24/07/2022

Azúcar amargo

*Por Ezequiel Molina

El ruidoso «castigo» impuesto por la administración Biden a Nicaragua, y debido a la opacidad con que se maneja la información en ésta especie de nicho de conspiradores, no podemos saber a ciencia cierta quien o quienes serán los más, los menos, y los que no serán afectados por el corte del acceso a un mercado preferencial del azúcar. En ese escenario, sólo nos queda especular sobre lo que ha pasado, está pasando y podría pasar en este océano de incertidumbres, silencios cómplices, conspiraciones, tráfico de influencias y represión estaliniana. Está dicho que la cuota de azúcar en referencia es insignificante en volumen (un 3% del total exportable), y la pérdida asciende a 6.5 millones de dólares, que frente a los 200 millones de dólares que representa ese rubro exportable, tampoco parece ser de mucho peso.

Sin embargo, atendiendo el modus operandi de nuestros gamonales de la empresa privada, podemos decir que es una gran pérdida, primero porque estos ávidos personajes se especializan en tomar por asalto la mayor parte del pastel, y en base a eso, suponer que esos beneficios no iban a parar a manos de pequeños y medianos productores de caña de azúcar; la nota de prensa conjunta, emitida por el Comité Nacional de Productores de Azúcar y otras dos organizaciones del sector, indica que dicha medida, «afecta directamente a más de 800 productores independientes», y leyendo entre líneas, este mercado preferencial fue aprovechado por los grandes productores y exportadores, pero ahora que hay que cargar la restricción, lo más lógico, desde la perspectiva de estos enemigos del libre mercado y la libre competencia, la deben cargar, segura y usualmente, los pequeños y medianos productores, y en última instancia los consumidores.

Pero el componente económico de ésta desvelada trama, es sólo la punta del iceberg, el componente político es revelador de dos actitudes de ésta elite mafiosa de grandes empresarios, que acostumbrados a jugar con cartas marcadas y dados cargados, actúan en el marco de la desvergüenza y un total desprecio a las condiciones de abuso y represión que sufre la mayoría ciudadana, misma que se resiste a reconocer en ellos a un verdadero enemigo público; la primera actitud es la del silencio cómplice frente a los crímenes de la dictadura, y que frente al amago pusilánime de reclamar «democracia» y «Estado de Derecho», su socio principal, Daniel Ortega, les «cantó la cartilla» el 16 de diciembre de 2019: “…ellos, mordiendo la mano del que les dio la mano para que pudieran levantarse y desarrollarse desde 2007 hasta 2018, ya se les olvidó, pero ahí tenemos la documentación de las operaciones económicas, financieras de las cuáles ellos se beneficiaron”, la respuesta de la gran empresa fue pública, pero la recordamos: silencio absoluto; esto se ajusta al axioma jurídico de, «a confesión de parte, relevo de pruebas».

La segunda actitud de este cartel de grandes empresarios, es doblemente deleznable, primero, porque frente a las sanciones impuestas por Estados Unidos a su principal socio,  han guardado silencio, y aunque, «una golondrina sola, no hace verano», fue Carlos Pellas el único que contrató a unos cabilderos en Washington a fin de frenar dichas sanciones y defender a su asociado; la otra derivada es el «corre-corre» de los fracasados operadores políticos de la elite empresarial, quienes frente al «trago amargo» de la sanción del mercado azucarero, pretenden encontrar una respuesta en la legación diplomática estadounidense, demostrando un  absoluto desconocimiento de la intrincada madeja política que se desarrolla en los pasillos de la Casa Blanca y otras instituciones políticas de nuestro principal socio comercial.

Parece que la única predicción del futuro político, repetida obstinadamente, pero sin credibilidad alguna, es la de la pitonisa y vicedictadora, quien en su diaria letanía demoniza a quienes se le oponen y canoniza a nuestros verdugos. Ojalá y dedicará su energía al contoneo mostrado en su danza exótica del pasado 19 de julio, y pasar sin traumas este trago de azúcar amargo de 43 años.

Julio 23, 2022.