Opinión / Ensayos · 15/08/2022

La Chispa en Nicaragua

Por: Echo25

Todas las dictaduras contemporáneas cuentan con una serie de prácticas compartidas. Fuerte inversión y marcado adoctrinamiento de los servicios de seguridad, fusión de funciones para diluir la trazabilidad de responsabilidades, aniquilación de toda forma de instituciones sociales fuera del estado ―el cual controlan holgadamente― y la preservación del cascote institucional que alguna vez fuera más o menos una democracia. Se han vuelto, también, significativamente más sofisticadas que sus predecesores, evadiendo sanciones internacionales, capitulando tempranamente de organismos internacionales y asegurándose fuentes de ingresos para sostener el aparato estatal ahora derruido.

De igual forma, a las dictaduras contemporáneas les afligen temores similares. Un enemigo competente el cual ven tanto dentro como fuera de sus temporales dominios nacionales, un estallido social masivo, una hemorragia sensible masiva de colaboradores, y el más importante, una pérdida de fuentes de financiamiento.

En el panorama de dictaduras de la actualidad, el régimen de Nicaragua es el que cuenta con la situación más precaria.

Qué sucede en Nicaragua

Ciertamente en la actualidad no existe organización social alguna que sea creíble para la ciudadanía y a la vez tolerada por la dictadura. En este sentido, la dictadura en Nicaragua trata de controlar el universo político, bajo la premisa de que el juego de lo político es su dominio irrefutable. Basado en una lógica de constante intimidación y persecución, el régimen Ortega Murillo parece esperar que el país y sus ahora invisibilizados factores de poder se mantengan en un permanente estupor, perplejos mientras se preguntan de qué será capaz la dictadura ahora.

El principio estratégico de control del enemigo es exactamente donde se encuentra la mayor debilidad, igualmente estratégica, de la dictadura. El principal error estratégico de la dictadura sandinista es su incapacidad de modular la represión. Es parte de la naturaleza humana el adaptarse a toda clase de situaciones, y la constante persecución de la ciudadanía es un estado al que especialmente los jóvenes se acostumbrarán. Asumirán el riesgo, estarán acostumbrados a cierto nivel de inseguridad.

La falta de oportunidades laborales, la creciente inflación que a falta de datos confiables al menos se intuye, y el aluvión que no llega todavía con las consecuencias de la aventura bélica de Putin en Ucrania.

En el contexto posterior a la pandemia del COVID-19, varios países de la región y más allá vieron deteriorado su nivel de deuda pública, lo que ahora presenta un panorama particularmente complejo con alto endeudamiento estatal, creciente inflación, encarecimiento del crédito, acelerado incremento en los precios de hidrocarburos, fertilizantes, granos y cereales, que pueden incluso amenazar la seguridad alimentaria en múltiples zonas.

Tan solo en la región latinoamericana, se ha producido un incremento del 62% en las actividades de protesta social entre enero y julio de 2022, tanto en países gobernados por la izquierda como por la derecha, en todos los casos motivada por la carga que supone los factores antes mencionados. ¿Es Nicaragua inmune a estos embates? ¿Tiene Nicaragua una capacidad de resiliencia económica superior a la de México, Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Costa Rica o Panamá? ¿Cuenta Nicaragua con recursos naturales que le permitan mitigar un entorno económico internacional cada vez más desafiante?

En medio de este contexto convergen tanto factores institucionales como sociales y económicos. Es decir, la dictadura se enfrenta a fuerzas que se encuentran irrevocablemente fuera de su control, en un escenario con menor financiamiento, más inseguridad energética y alimentaria, y una nueva generación con expectativas acerca de su propio futuro que la dictadura no podrá propiciar ni siquiera marginalmente. Por más que la narrativa oficialista trate de vender la idea de que todo es maravilloso en Nicaragua, la calibración con la realidad puede estallarle en la cara a la dictadura en cualquier momento con tal solo la chispa adecuada.