Opinión / Ensayos · 16/04/2020

ORTEGA Y SU MENTIROSO LLAMADO A LA PAZ

El presidente Daniel Ortega reapareció el miércoles para confirmar que su régimen es más dañino para el país que la pandemia del Coronavirus (Covid19).

Al informar que el Covid19 tan solo ha matado a una persona en el país, el mandatario reconoció que su régimen es mucho más letal, pues en solo un mes (abril18) asesinó a más de 300 nicaragüenses.

Ortega habló de paz y crítico a las grandes potencias por gastar millones de dólares en armas nucleares que “son inservibles para acabar con el virus”.

“No sirven para la vida, la salud o la alimentación…son para matar”, dijo.

Se le olvidó que su gobierno compró 80 millones de dólares en tanques rusos que tampoco sirven para eso.

Soslayó también que con fusiles Ak-47 y Dragunov, sus fuerzas punitivas mataron a más de 300 personas en sólo un mes en abril18.

Dijo que si no se trabaja “el país se muere”, pero la verdad es que el país viene muriéndose desde hace rato, desde abril 18 que comenzó la crisis económica local y las sanciones a causas de su dictadura.

En su aparición le vimos las manos muy blancas, porque las andaba enguantadas. Otra contradicción porque su régimen prohíbe usar mascarillas o guantes para protección del virus.

Todo el país ha preguntado por su ausencia de un mes y se esperaba que lo explicara, pero no lo hizo. No se lo permitió su prepotencia.

Como primer empleado público asalariado del país Ortega debió justificar su ausencia. Al menos debería devolver el sueldo.

Debió ser destituido, porque por razones más nimias han sido defenestrados ministros y hasta diputados de su mismo partido.

Muchos pensamos que si reaparecía, regresaría algo distinto, pero volvió lo mismo.

Al no ofrecer medidas para enfrentar el virus o resolver los problemas económicos que se agudizaran, Ortega confirmó que ausente o no, es inútil.

Enfermo o senil, el presidente Ortega sigue siendo el mismo señor de la guerra que sólo habla de paz cuando su régimen está en peligro.

Llegó al poder por las armas, y, según su doctrina, solo así se le puede derrocar.

A menos que el Covid19 se las cobre.

¡Que se cuide de calzar guantes!