Nacionales · 03/12/2020

Trabajadores informales confían en mejorar sus ingresos en diciembre

Quedarse en casa en diciembre no es una opción para Freddy Gaitán, un artesano de 50 años que engrosa la enorme lista de empleados informales que crece cada vez más en Nicaragua, uno de los países más pobres de América Latina.

Gaitán, originario de Nandasmo, un pequeño pueblo a unos 58 kilómetros de la capital Managua, trabaja junto a su familia durante esta temporada, en la que tiene altas expectativas de obtener ingresos adicionales, en relación con el resto del año, en que a duras penas les alcanza para sobrevivir.

Este artesano trabaja con fibras naturales como mimbre y bambú. Algunos miembros de la familia Gaitán trabajan desde casa, mientras otra parte se ha apostado a orillas de la carretera panamericana para vender los productos.

“Hacemos de todo. Árboles navideños, ángeles, todo lo relacionado a diciembre. Aprovechamos este mes, porque el resto del año es muerto (laboralmente). Trabajamos en la agricultura, y otras cosas, pero esto es lo más rentable”, explica Gaitán.

Y aunque los estragos ocasionados en Nicaragua por la pandemia del coronavirus, aunado a la crisis sociopolítica y el paso de dos devastadores huracanes, han repercutido en sus ventas, Gaitán y otros como él tienen esperanzas de que al acercarse las festividades navideñas, aumentará la demanda de sus productos.

Solo los huracanes Eta e Iota, que recientemente azotaron a Centroamérica, dejaron en Nicaragua un impacto económico aproximado de 742,6 millones de dólares, según el balance revelado por funcionarios del país.

Mientras, el COVID-19 amenaza con provocar la caída de la tasa de desempleo por encima del 8%, según un informe presentado a mediados de año por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES).

De acuerdo con FUNIDES, el impacto que tendrá la crisis sanitaria generada por el coronavirus provocará que decenas de miles de personas pasen a engrosar la lista de desempleados este año.

Gaitán dice que esto se ha reflejado en las bajas demandas. Anteriormente, desde la última semana de noviembre e inicios de diciembre, tenía pedidos grandes de los productos que elabora, sin embargo, a la actualidad es poco lo que logran vender.

“Nos ha ido mal por las enfermedades, huracanes. Esperamos que esto se componga un poco, para vender un más”, dijo Gaitán.

Los productos que vende este artesano oscilan alrededor de los 800 córdobas, equivalentes a unos 20 dólares. “No tenemos un trabajo fijo; trabajamos en el campo, ahí estamos luchándola porque es de lucha y buscamos la manera de sobrevivir junto a mi familia”, finaliza Gaitán.

A escasos kilómetros del lugar, María Esther Vázquez Ruiz también ha colocado un pequeño negocio de vasijas de barro, artesanías y figuras navideñas hechas de algodón.

El negocio lo empezó su esposo Juan Talavera, quien en sus tiempos libres trabaja extra para tener mayores ingresos.

“Solo en noviembre y diciembre emprendemos en esto y nos ha venido a ayudar en nuestros ingresos. Como forma de agradecimiento nosotros también buscamos cómo ayudar al resto de las personas humildes”, explica Vázquez.

*VOA