Opinión / Ensayos · 24/04/2023

Un golpe de timón

La expresión marinera que titula este artículo, está referida a dar un cambio de rumbo drástico a la conducción de la nave llamada país; pero esta frase inicial plantea un problema en sí, y es que el diccionario de la Real Academia Española define “país”, como algo alejado de nuestra realidad, pero tampoco tenemos la intención de iniciar una discusión conceptual, teórico-política de ese y otros términos. Si podemos afirmar que, este nuestro País, nuestra República y nuestro Estado, carece en lo fundamental de los pilares que sustenten tales definiciones; es evidente que algunos, interesados en mantenernos navegando, ya que hablamos metafóricamente de una nave, en el mar de los engaños, porque en la práctica nunca, en nuestra “vida independiente” -que ciertamente es otra mentira-, hemos alcanzado un nivel de democracia que nos acerque al ideal que la mayoría abrazamos, sin tener grandes conocimientos sociopolíticos; la democracia conduce a la libertad y ésta, indefectiblemente, nos conducirá a la prosperidad.

La dictadura sandinista nos presenta una oportunidad para construir lo que las élites políticas, los grupos oligarcas y los cuerpos armados, han bloqueado durante poco más de dos siglos; han plagado el camino de trampas, engaños, asesinatos y falsas promesas y han construido, “su País”, “su República” y “su Estado”, básicamente se han coludido, unas veces en silencio, otras abiertamente, pero siempre con el propósito de lograr el diseño perfecto para prolongar sus privilegios, ganancias desmesuradas, complicidad delictiva y poder represivo; y en este capítulo final, han demostrado su intolerancia al cambio, y para ese fin han llevado a una crisis sin retorno a la familia Ortega-Murillo, quienes les han servido, “vamos con todo”, pero que al final los van a sacrificar con tal de no perder el poder real.

Es ese punto de inflexión, el que nos debe llamar a la unidad y no al sectarismo, a asumir una actitud constructiva y no complaciente, una acción positiva y no conformista. La dictadura caerá, y debemos estar prestos a no dejarnos arrebatar la oportunidad de intentar, de honrar el sacrificio de quienes han caído en el camino, de saldar la deuda histórica con la pluralidad étnica, de construir el comprometido edificio del Estado de Derecho, de una real Constitución Política y de un Estado Democrático que demuestre con fuerza indiscutible el “nosotros”, el “nosotros” de las mayorías. Los privilegiados, las élites y los políticos de oficio han fracasado rotundamente, han fallado por más de dos siglos; ¿usted querrá darles otra oportunidad?

Ezequiel Molina

Abril 24, 2023.