Seguridad Ocupacional · 17/03/2022

¡Ahora oye esto! O mejor aún, ¡escucha esto!

Por: Luis Ortega, CUSP; Senior Distribution Engineer

¿Recuerda haber visto esas grandes y fascinantes películas de televisión sobre ataques submarinos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el capitán anunciaba a toda la tripulación: “¡Ahora oigan esto!”? Bueno, esa fue la señal para que todos prestaran mucha atención a lo que tenía que decir. Para ser más exactos, quizás el capitán debería haber dicho: “Ahora escuchen esto”, ya que oír requiere menos energía y atención que escuchar. La audición es una función biológica que ocurre cuando las ondas de sonido ingresan al oído externo y viajan a través del canal auditivo hacia el oído medio y finalmente al cerebro.

El oído es realmente el órgano de la audición y el equilibrio. A menos que haya una enfermedad o lesión o niveles de ruido no deseados en el oído, la mayoría de nosotros oímos relativamente bien. Para salvaguardar el bienestar de nuestro órgano auditivo en el lugar de trabajo, la Administración Federal de Salud y Seguridad Ocupacional (USA OSHA, por sus siglas en inglés) exige medidas específicas de protección auditiva (Equipo de Protección Personal, EPP) siempre que un empleado esté expuesto a un ruido de 85 decibelios o más, sobre un promedio ponderado de tiempo de 8 horas (TWA; Regla 1910.95). Para ilustrar este tipo de ruido, las ondas sonoras emitidas por quitanieves, secadores de pelo, aspiradoras, sirenas de coches de policía y carreteras pesadas alcanzan o superan este valor umbral. Solo imagine lo que le sucedería a su audición si estuviera expuesto a cualquiera de estos ruidos durante 8 horas al día, durante muchos días. ¡No es bueno!

Pero, tenga en cuenta que la regla de OSHA discutida anteriormente se aplica a los esfuerzos de conservación de la audición, no a las «habilidades y atenciones auditivas». El acto de escuchar requiere mucha energía y atención. Muchos incidentes en el trabajo ocurren o pueden evitarse si la comunicación, el acto de escuchar, se practica mejor cada día.

Las habilidades para escuchar son tan importantes, especialmente en el lugar de trabajo, que se destaca y recomienda una técnica entre las muchas mejores prácticas útiles abordadas por la «Mejora del desempeño humano – HPI». HPI mejora la gestión de riesgos. Tal técnica se llama “La Comunicación de Tres Vías”:

1) El Hablante le dice un mensaje al Receptor,

2) El Receptor repite lo que dijo el Hablante,

3) El Hablante confirma lo que acaba de decir el Receptor. Ambos están sintonizados, ¡en la misma página! La escucha efectiva toma y requiere esfuerzos.

Y la escucha imparcial consume mucha energía. Escuchar al otro es comprender lo que se dice, leer el lenguaje corporal, las expresiones faciales, etc. Por supuesto, a veces practicamos malos hábitos que interfieren con la buena escucha. Podríamos:

1) fingir escuchar, sin realmente prestar atención

2) escuchar selectivamente, justo lo que queremos “oír” o escuchar

3) criticar el mensaje o mensajero demasiado rápido—muy poco esfuerzo para escuchar de verdad.

¿Qué hacer, entonces, para evitar estos escollos? Bueno, tal vez podamos:

1) aumentar la conciencia– estar en el presente

2) estar física y mentalmente preparado para escuchar—resolver ruidos de fondo, preocupaciones, etc.

3) establecer una meta– haga el esfuerzo y manténgala

4) ser respetuoso con los demás.

No dudes sobre quién es el hablante. No interrumpas. Presta mucha atención a lo que se dice. ¡No solo óyelo, escúchalo, de hecho! ¡Ahora, oye esto! O mejor aún, ¡escucha esto!