Opinión / Ensayos · 13/06/2023

Anacronismo, autocracia y prepotencia

Esta región del mundo es la prueba recurrente de que las fantasías existen; de las dictaduras militares bananeras, invasiones armadas de la marinería norteamericana, populismos partidarios, guerrillas soñadoras de la utopía socialista y oligarquías mestizas con mentalidad de conquistadores blancos, hemos pasado a otros episodios no menos sangrientos, no menos dramáticos y sorprendentes; abandonamos la densa jungla de los socialismos fracasados, y tiramos al fondo del océano los uniformes militares con todo y sus generales, reformamos las Constituciones cuantas veces fue necesario para lograr el milagro de la democracia, el predominio de la ley, y el sueño de una justa distribución de la riqueza; eso sin contar los destructivos y cortos episodios de presidentes electos, asesinados, desterrados e incluso algunos que no lograron llegar al sillón presidencial. Es la tierra del realismo mágico con una extraña mezcla del efecto Mandela y un permanente déjà vu.

Y en medio de milagros que no llegan, y decisiones erráticas, hemos llevado al podio presidencial a ex guerrilleros, ex líderes obreros, ex líderes sindicalistas, y políticos graduados en la manipulación de la palabra, todos magos del transformismo geopolítico y geoeconómico, del hundimiento del dólar y el éxito del sistema multipolar, pero los decepcionantes resultados se anticipan con firmeza, cuando Lula fracasa en la conformación de un bloque económico sólido, abortando la gestación de su estrategia unitaria, cuando añade un anacrónico apologismo político a favor del autócrata Maduro, quien cuenta en su haber con el anti milagro del despilfarro de billones de dólares; del colombiano Petro, cuando sus más allegados colaboradores tejen un novelesco episodio, protagonizado por la pérdida de un maletín cargado de dólares e información sensible, y una deriva de acontecimientos que vuelven a la palestra la sospecha de que la campaña electoral que lo llevó al poder, fue financiada con contaminados fondos del narcotráfico; y que decir del joven presidente chileno que no ha logrado recuperar el fiel de la balanza, mientras las fuerzas políticas empujan, nuevamente, el carro de la transformación constitucional, creyendo en unas fosilizadas posiciones de izquierda y derecha, mismas que han colapsado en la práctica económica y no han hecho más que impedir la salida del abismo de la pobreza a millones de esperanzados ciudadanos.

Mientras en la pequeña y convulsa Centroamérica, la prepotencia campea con Bukele, constructor de la cárcel más grande del continente en el país más pequeño, vulnerando los derechos humanos, dinamitando el debido proceso y vandalizando el quehacer periodístico; y aunque menos visible, pero firmemente, la señora Castro de Honduras construye su propio reducto, prometiendo en su plan de gobierno la construcción de un “Estado democrático y socialista”, con resultados visibles: impunidad a quienes asesinan y amenazan a los defensores de derechos humanos y del medio ambiente, una visible militarización de las fuerzas de seguridad ciudadana y una marcada inclinación política y económica que refuerce la presencia china en la región; y la tradicionalmente democrática Costa Rica, tampoco ha salido ilesa, el presidente Chaves se ha convertido en un permanente cuestionador del ejercicio periodístico, un crítico del Poder Judicial y un excelente propagandista de los éxitos de su administración, inundando las redes sociales con una visible centrifugación alrededor de su persona. Y al extremo de la conflictiva llanura centroamericana, al filo del despeñadero, la Nicaragua asediada, pisoteada, explotada y reprimida por una banda delincuencial, que agoniza fuertemente con las promesas de un nuevo orden económico, pero que respira con los dólares provenientes del Norte, que delira con los cantos chinos, rusos e iraníes, mientras sus ciudadanos emigran vertiginosamente, enviando millones de imágenes de Benjamín Franklin, que son al final las que permiten a los residentes del enclave de El Carmen, conciliar el sueño. Un sueño peligrosamente efímero.

Ezequiel Molina

Junio13, 2023