Opinión / Ensayos · 11/09/2023

Censos 2024, una complicada manipulación

Los censos son fuente fundamental de información estadística, especialmente poblacional, de vivienda y de actividades agropecuarias; derivada de ellos se obtiene información geo referenciada de la distribución espacial de una amplia gama de variables e indicadores, imprescindibles para la toma de decisiones, implementación, corrección y ajustes de políticas públicas nacionales, locales y sectoriales. Uno de los censos más importantes es el de población, variable cuya dinámica implica cambios en otras variables e indicadores de carácter social, económico, espacial o ambiental. La acelerada dinámica poblacional es evidente, y para ello veamos los datos siguientes: la población total de Nicaragua, creció 2.5 veces en el período 1963-2020; en ese mismo período la población urbana de la ciudad de Managua creció 3 veces (datos oficiales del INIDE), en todo caso, para 2020 se estimaba que la ciudad de Managua representaba un 15% de la población total del país. Pero esas son cifras, que diversos especialistas expertos en temas poblacionales y conexos (urbanistas, geógrafos, planificadores físicos, sociólogos, entre otros), seguramente nos llamarán la atención para indicar que el uso adecuado del espacio geográfico, urbano o rural, requiere de un concurso multidisciplinario mucho más amplio, así como de una vigorosa participación ciudadana, en aras de diseñar modelos de desarrollo poblacional, que se ajusten a las condiciones físico-naturales del entorno, y a las necesidades económico-sociales de las poblaciones asentadas en el territorio.

Los Censos Nacionales de población, vivienda y agropecuarios -que según Naciones Unidas deben realizarse cada 10 años-, son sistemas estadísticos, que referenciados espacialmente a través de los Sistemas de Información Geográficos (SIG), facilitan los procesos de planificación, diseño e implementación de las políticas públicas atinentes a las entidades estatales responsables del desarrollo nacional o local; si estos procesos se desarrollan además, en coordinación con el sector privado, centros de investigación, universidades, organizaciones de la sociedad civil y otros representantes sectoriales, se pueden alcanzar resultados tangibles y sustentables que, además de impulsar el desarrollo económico, pueden también mejorar sustancialmente, las condiciones y calidad de vida, lograr un desarrollo armónico urbano-rural y reducir las desigualdades del ingreso.

Pero todo eso no pasa de ser una utopía. En un país en el que los censos no son prioridad estatal, así lo demuestra el enorme vacío temporal de los Censos Nacionales de Población, los que en un período de seis décadas, se han llevado a cabo solamente tres veces (1971, 1995 y 2005), en un país en donde, debido a presiones externas propias de la participación de Nicaragua en la economía global, la dictadura realizará en 2024 el IX Censo de Población y V de vivienda, así como el V Censo Agropecuario, y en donde sabemos que los resultados de dichos censos no serán referentes para que la participación ciudadana sea restituida, con sus aciertos y limitaciones, a través de las organizaciones que fueron eliminadas, sin visos de retorno; por tanto, su aplicación efectiva, será sumamente limitada, por decir lo menos.

Indicadores y variables socioeconómicas, ambientales y demográficas actualizadas (empleo, número de empresas, ingreso, ocupación y déficit de viviendas, natalidad, migraciones, uso de la tierra, etc.), nos proporcionará una panorámica de la situación real que atraviesa el país, más allá de discursos triunfalistas, cifras maquilladas y bombardeo de información oficialista; el reclutamiento y capacitación del ejército de empadronadores que levantará la información de campo, que sean fieles a las ordenanzas de los dirigentes del ejercicio, es el primer reto que enfrentará la dictadura, el registro y tabulación de los datos se presenta también como una tarea difícil de manipular, y la presentación de información final, que seguramente -al igual que los procesos mencionados-, será supervisada por la cooperación externa que facilita los recursos financieros y la asesoría técnica, es otra dificultad preestablecida para los dictadores.

El amplio desempleo, la expansión del sub empleo, los bajos ingresos, la pérdida acelerada de áreas boscosas y la conversión de Nicaragua en una zona de rechazo poblacional, son algunos de los indicadores que saltarán a la vista. Seremos testigos de un fallido ejercicio masivo de manipulación de la dictadura -el otro son los fraudes electorales-, que dejará claro el fracaso económico, social y ambiental de la dictadura. El archi manipulador de encuestas, Raúl Obregón, estará seguramente urdiendo una estrategia “innovadora” para emitir cifras exitosas, pero la realidad seguirá mostrando la fragilidad y vulnerabilidad edificada por el régimen. En todo caso, el tiempo lo dirá.

Ezequiel Molina

Septiembre 11, 2023