Opinión / Ensayos · 24/11/2023

De brujas y realidades inequívocas

El calificativo de bruja a la actual vice dictadora, es tal vez el único título que ha ganado a pulso por ser organizadora de cónclaves de brujos, constructora de figuras esotéricas que atraen poderes supraterrenales y el uso de abundantes ornamentos que rechazan maleficios y derrotan a sus enemigos; pero esa caracterización no encaja en una persona mentalmente sana, que también ha creado su propia verborrea, dirigida a repeler todo aquello que a su parecer tenga la intencionalidad de disminuirla, como el uso de algunas figuras simbólicas para calificar a quienes adversan a la dictadura, “coro de serpientes”, “víboras traicioneras”, “promotores del horror” y “falsos profetas”, son entre su amplísimo lenguaje de odio, parte del repertorio usado por la funesta señora.

Y es que todo suceso trascendente que escapa a su control, le hace perder la reducida ecuanimidad que le acompaña, el triunfo inesperado -para ella y sus comparsas- de la joven Sheynnis Palacios, coronada Miss Universo 2023, fue la cereza del pastel que provocó la ira de la vice jefa del mafioso clan que nos gobierna, lo cual, ciertamente, no sorprende a ningún nicaragüense acostumbrado a sus manidas diatribas en su monopólico e ineficiente sistema propagandístico, el que a decir verdad, ni siquiera sus más fieles adeptos atienden con la disciplina que le juran profesar.

La explosión de genuino júbilo popular, que el triunfo de la nueva Miss Universo despertó en diversos puntos del país, no se hizo esperar, y miles se lanzaron a la calle a celebrar, las redes sociales se colmaron de toda clase de expresiones elogiando a la nueva diva de la belleza mundial, pero los elementos acompañantes de la algarabía desataron la frustración de doña Rosario, banderas azul y blanco, gritos de ¡Viva Nicaragua! y movilización por las calles, son patrimonio exclusivo de la pretendida dinastía familiar y señal inequívoca, según sus palabras de, “golpismo destructivo” y otras alucinantes acusaciones. Lo que si es cierto es que el pueblo nicaragüense, cansado de ver atropellados sus derechos fundamentales, aprovechó el momento para convertir a Sheynnis y su triunfo, en un triunfo colectivo, en expresión de libertad, pero sobre todo, en reconocimiento a valores que muchos nicaragüenses practican y les llena de orgullo: trabajo, tesón, unidad familiar y respeto a los demás.

Finalmente, todos los actos vinculados a este triunfo que da esperanzas a todo un pueblo, han aniquilado el barómetro sandinista y sus exánimes indicadores de popularidad, aprobación y gestión económica. Bastó un triunfo totalmente desvinculado de cualquier expresión política, para decir a la dictadura, que su férreo control, sus órganos de inteligencia y sus disciplinados seguidores, son inútiles frente a la unidad ciudadana. Bien por Sheynnis, bien por Nicaragua. 

Ezequiel Molina

Noviembre 23, 2023