Opinión / Ensayos · 03/07/2023

Dudas razonables

Recientemente los nicaragüenses recibimos otro pronunciamiento que, prometiendo la unidad de la oposición, lograremos liberarnos de nuestros secuestradores; y eso puede ser posible, y quisiéramos creer. El punto es que la mayoría no creemos, y vamos a decir por qué.

En primer lugar, es una unidad fragmentada, y no se trata de analizar si la amplitud ideológica, gremial, socioeconómica o política es lo suficientemente extensiva, y que por el momento vamos a olvidar los errores cometidos en el pasado por algunos de los miembros de esa unidad, que dicho sea de paso ni siquiera tienen la entereza de reconocerlos.

Se trata de una fragmentación agravada por la falta de visión estratégica sobre el país que queremos construir, de una evidente fragmentación territorial que mantiene una división, hasta ahora insalvable, entre los opositores internos, que son mayoría, que carecen de una organización que genere la confianza necesaria para desencadenar el potencial conspirativo, que ponga al descubierto el miedo, la debilidad y la incompetencia de la dictadura, sus cuerpos represivos y su militancia fanática; y los opositores externos que son minoría pero que poseen el know how de los entresijos politiqueros en los más altos niveles, pero que han sido poco o nada efectivos en convencer a la poderosa izquierda que controla parte del continente en condenar a Ortega y su camarilla en su real dimensión: dictadura criminal; que no han logrado calar en el establishment político estadounidense para proteger a verdaderos opositores y víctima colaterales, de las medidas anti inmigratorias que amenazan con la deportación y retardan la autorización de permisos de trabajo de centenares de miles de nicaragüenses.

Estamos seguros que las personas que han asumido liderazgos políticos desde la oposición, quieren lo mejor para Nicaragua, pero eso no es suficiente. Tal vez es necesario que además de interpretar lo que queremos la mayoría para el país, piensen en lo que no queremos que se repita y que nos ha llevado a este punto de no retorno. Las promesas deben apuntar al futuro, pero también asegurar que el pasado no se repetirá.

Ezequiel Molina

Julio 3, 2023