Opinión / Ensayos · 16/11/2023

Entre fake news e implosiones

La inminente muerte del dictador, debido a padecimientos crónicos propios de su edad y a enfermedades incurables que requieren atención especializada y que lo hacen “desaparecer” de la vista pública, las supuestas y permanentes pugnas intestinas entre danielistas y chayistas que desatan narrativas en las que se expone una dictadura al borde de la implosión política, la repartición del poder en 50/50 y la antojadiza creación del cargo de “copresidenta”, son parte de las fake news que la dictadura nos vende a diario con la intención de difuminar la idea colectiva de mayor relevancia en el país: deshacerse de la dictadura.

Secuestros exprés, expatriaciones exprés, tráfico de migrantes exprés, captura de drogas y dólares exprés, multas de tránsito exprés; la rapidez con que se reprime, se pulverizan los derechos humanos y la integridad de las personas, se promueve la corrupción y se amasan fortunas ilícitas, es el ADN dictatorial. Los jóvenes se bachilleran bajo un modelo educativo gestionado, evaluado e impulsado desde las oscuras aulas de la ignorancia supina, que ideologiza retorcidas interpretaciones de nuestra historia, rinde culto a una banda de criminales y elude la multietnicidad local. Los daños causados a la moral y el buen juicio, oscilan en una amplia escala, desde efímeros hasta profundos, y debemos estar preparados para minimizarlos con la mayor rapidez y eficacia posible.

Y en el más reciente episodio, se desata una especie de terrorismo intra estatal, en la institución que guarda los secretos más peligrosos que involucran a la élite en el poder y sus aliados, internos y externos. Centenares de funcionarios, incluyendo algunos titiriteros, han sido dados de baja del despoderado Poder Judicial, y un joven ex funcionario, que cuenta en su decir, con informantes internos y confiables, nos revela la odisea que a diario viven los empleados que aún perviven a la escoba sandinista. Los capítulos más oscuros de la operatividad del sandinismo son achacados generalmente a doña Rosario, quien se quiere “apoderar” de lo que ya posee y controla; más bien sospechamos que la idea central es fortalecer el liderazgo del senil dictador entre los sicarios públicos de alto rango y la derruida «militancia” popular, pero sobre todo en los cuerpos de seguridad nacional y pública.

De lo que si estamos seguros es que varias implosiones han tenido lugar, y ninguna de ellas a favor de la dictadura, la secretividad en ministerios, alcaldías y otras entidades implosiona a diario, las farsas electoreras implosionaron, la intención de hacer desaparecer medios de comunicación independiente también implosionó, el multipartidismo de la Asamblea Nacional, implosionó; la imagen de China, Rusia e Irán como nuestros benefactores, implosionó, y seguimos contando. ¿Qué tan cerca estamos de la implosión final?   

Ezequiel Molina

Noviembre 16, 2023