Opinión / Ensayos · 06/09/2023

Golpe de Estado

Motivado por el fastidio que me causa el escuchar a Daniel Ortega, Rosario Murillo, el canciller orteguista Denis Moncada y todos sus operadores políticos de llamar a los autoconvocados golpistas. Según el régimen y su gente servil, los golpistas fracasaron en su intento de realizar el golpe de Estado. Por lo ante expuesto, escribo la reflexión siguiente.

En la historia de la teoría política encontramos al primero que hace una definición de lo que es un golpe de Estado en la edad media. Gabriel Naudé en 1639, le da una amplia significación a lo que es un golpe de Estado. Sin embargo, es parte estratega realizada de un gobernante cualquiera que sea porque él lo que busca es concentración del poder y que nadie, ni nada le haga tan siquiera sombra, mucho menos que atente al poder. En estos casos Naudé incluye como golpes de Estados hechos como el de Catalina de Medici de exterminar a los hugonotes en la Noche de San Bartolomé (el 24 de agosto de 1572). El autor continúa con la prohibición impartida por el emperador Tiberio a su cuñada de volverse a casar para evitar que los nuevos hijos de está pudieran disputar a los suyos los derechos a la sucesión imperial del trono. Como podemos observar, estos golpes de Estados se dan desde el poder, no de la insurrección y levantamiento popular que tienen derechos los pueblos oprimidos y reprimidos a insubordinarse en contra de los tiranos, los déspotas, de los dictadores y de los regímenes totalitarios. 

Un segundo abordaje es el siguiente: Con el surgimiento del Estado Moderno y la amplia literatura política, los teóricos y las teóricas fueron abordando los fenómenos políticos y especificando las características de lo que es un golpe de Estado. Ha sido años de arduos estudios e investigación en bases a las leyes de la Ciencia Política. No ha sido sacado de la manga de la camisa ni inventado al bolsazo a como los hacen los orteguistas en su narrativa tramposa, sin el menor descaro y ni la más mínima decencia. Claro, porque nunca han tenido trasparencia. En la producción literaria de la Ciencia Política se ha tenido la referencia como ejemplo de golpe de Estado del que consumó desde el poder Luis Bonaparte en Francia (el 2 de diciembre de 1851) para restablecer el imperio y asumir la autoridad imperial. Les dio golpe a las instituciones del Estado: Disolvió la Asamblea Nacional, prosiguió con la detención de los jefes de los partidos políticos de oposición, después convoco a un “plebiscito” para supuestamente “legitimarse”. Continuo en la elaboración y la promulgación de una nueva Constitución Política a sus intereses, restableció el Imperio hereditario y se proclamó emperador de los franceses con el nombre de “Napoleón III”.

Como vemos en el segundo párrafo y el tercero la similitud es la “concentración del poder en una sola persona”, quien decide con quienes comparte un poco de dicho poder siempre y cuando algunas personas estén a su servicio en función de mantener el poder ha como sea. En este último caso, lo que buscan los tiranos es someter a su egoísmo las diferentes instituciones estatales para que no le hagan contrapeso. Al Estado Moderno lo dividieron en tres poderes institucionales independientes, las cuales son almas y niervos para el funcionamiento del Estado Democrático Burgués. No hay que olvidar que el Estado Moderno es producto de las revoluciones burguesas comenzando en Francia el 14 de julio de 1789. 

Curzio Malaparte en su libro “Técnica de un Golpe de Estado”, expone que la situación sociopolítica en Italia de 1920, estaban dadas las condiciones sociopolíticas para la toma revolucionaria del poder por los comunistas italianos. Señala varias situaciones como sigue: “La fiebre sediciosa de las masas proletaria, la epidemia de las huelgas generales, la parálisis de la vida económica y política, la ocupación de las fabricas por los obreros y de las tierras por los campesinos, la desorganización del ejército, de la policía y de la burocracia, la falta de energía de la magistratura, la resignación de la burguesía, la impotencia del gobierno”. Entonces, Benito Mussolini decidió adelantarse con su golpe de Estado desarrollando paso a paso toda una estrategia: Comienza ingresando al gobierno a compartir el juego parlamentario, después con todos los dispositivos del mando, asalta el poder total por la fuerza e impone una larga dictadura que conocemos como “fascismo en Italia”. Una constante en estos tres casos es que el golpe de Estado viene del poder del que ya tiene una persona, pero quiere toda la concentración de dicho poder en sus manos. Además, el teórico Curzio Malaparte en ningún momento acusa a los comunistas rebeldes e insurrectos de querer dar un golpe de Estado en Italia.

Una cuarta característica de golpe de Estado es la que se vivió con mucha frecuencia en Latinoamérica en el siglo pasado y ha vuelto a surgir al comienzo de este siglo con algunas pequeñas variantes. Estas variantes es que ya no lo da el ejército y la policía, pero estas dos instituciones apoyan de una manera solapada y activa a los golpistas que lo hacen desde el parlamento, otros desde el ejecutivo y parlamento, y otros más, desde el ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia, etcétera. En relación a esto último, lo sufrió: el expresidente de Honduras, Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009. Lo siguió el expresidente de Paraguay, Fernando Lugo defenestrado el viernes 22 de junio de 2012. Y, por último, la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff destituida el 31 de agosto de 2016. Asimismo, otros los han hecho de otro modo, en el caso de Venezuela, Nicolás Maduro fue anulando las instituciones democráticas hasta convertirse en un vulgar dictador y religiéndose en unas elecciones presidenciales fraudulentas. En esa misma línea José Daniel Ortega Saavedra, se ha convertido en maestro de Nicolas Maduro y de Jimmy Morales en Guatemala. Cuando Daniel Ortega tomó posesión de la presidencia el 10 de enero de 2007, comenzó por el control de la Corte Suprema de Justicia. Dicha Corte orteguista emitió un fallo pasando por encima de la Constitución Política donde declaraba que Daniel Ortega podría reelegirse, cuando la Constitución prohibía la reelección. Es decir, que para el segundo periodo presidencial Ortega se vuelve a reelegir y se despacha hermoso asignándose la mayoría de diputados para controlar la asamblea. Pero estas arbitrariedades, delincuenciales y corrupción tanto a él y a sus diputados no les causa vergüenza. Asimismo, se vuelve un gobernante inconstitucional junto con sus diputados. Aún más, se vuelve un dictador, un tirano y un régimen totalitario. A como lo mencionamos anteriormente, otro caso de golpe de Estado es el que está viviendo el hermano pueblo de Guatemala con el presidente Jimmy Morales, quien viene desconociendo fallos de la Corte de Constitucionalidad. Asimismo, queriendo controlar los otros poderes del Estado y desmontando el frágil andamiaje democrático.

En resumen, de lo antes expuesto, los líderes con tendencias dictatoriales desde que llegan al ejecutivo van desmontando la estructura democrática del Estado sometiendo a los otros poderes independientes. A pesar de las prohibiciones en la Constitución Política que ningún de los poderes estatales puede someter a otro y todos están en un mismo nivel horizontal. En algunos casos ante la amenaza de acciones rebeldes de parte de la población que los estremece como si fuera un terremoto de una magnitud en la escala Richter de 7.8 grados, los tiranos gobernantes deciden anticiparse e imponen desde arriba y por la fuerza represiva un nuevo orden político en el Estado. Este orden político es una dictadura que rompe la Constitución Política saliéndose de la ley y tomando medidas militares y policiales. Como consecuencia asumen el control total de la organización estatal. La característica principal y en esencia de un golpe de Estado es que su génesis se origina en las altas esferas gubernativas donde no hay participación popular y mucho menos ciudadana, porque su objetivo principal es imponer un régimen de hecho sobre la sociedad en su conjunto. Porque los gobiernos se eligen con los votos de los ciudadanos y las ciudadanas en una contienda electoral equitativa en donde los votantes los hacen por el Plan de Gobierno que los atrae por estar de acuerdo a sus intereses sociales.

Ahora bien, el régimen dictatorial asesino y los orteguistas se llenan la boca llamando a los rebeldes, insurrectos, a las que protestan, a los que protestan y a los líderes de los diferentes movimientos sociales: “golpistas, terroristas, narcotraficantes y pro imperialista”. Este último adjetivo “pro imperialista” En ningún momento la población nicaragüense no ha dejado cruzar por el territorio nacional a los migrantes africanos, a los asiáticos, a los suramericanos incluyendo a los hermanos venezolanos. Sobre todo, me ha dolido mucho el no haber dejado cruzar a los hermanos cubanos que tanto nos ayudaron en la década de los ochenta: como médicos, médicas, enfermeros, enfermeras, profesoras, profesores, etcétera. Mientras en los otros países centroamericanos dejaban cruzar y dejan cruzar a los migrantes a los Estados Unidos. El orteguismo traidor tiene convenio con los Estados Unidos de no dejar pasar migrantes que van a la USA. ¿Quién es entonces, el pro imperialista? ¿El pueblo o la dictadura orteguista? ¿Quién es anti-imperialista el orteguismo que lo proclama a los cuatro vientos? ¿O los otros gobiernos centroamericanos que dejan pasar a los migrantes? ¿Quién es pro imperialista el orteguismo que tiene grandes fortunas en los bancos del imperio o el pueblo que no tiene plata para ahorrar ni siquiera en el sistema de la banca nacional? Una publicación en las redes sociales asegura. A la tirana Rosario Murillo le encontraron 500 millones de dólares en un banco de una isla del sistema bancario del imperio. Sin embargo, el pueblo no tiene nada depositado en un banco del sistema imperial porque carece de recursos económicos. Se les cae por su propio peso a los orteguistas el argumento de que los rebeldes o autoconvocados son pro imperialistas. En cambio, los hechos muestran lo contrario que el régimen orteguista si es un “pro imperialista” y capitalista.

Y, por último, por aclaración a los que solo repiten lemas sin la más mínima reflexión y se vuelven loros parlanchines por tener cuerdas bocales y esos son todos y todas las oportunistas del régimen orteguista. Los golpistas o el golpista son quienes interrumpen la vida constitucional a fin de establecer un régimen dictatorial. Y mintiendo todo el tiempo buscan una adaptación al orden constitucional de creación por ellos a su propia medida para justificarse a nivel interno y a nivel internacional, queriendo mostrar que viven dentro de un orden democrático, lo cual es una falacia de grandes proporciones destructivas. No obstante, para esclarecer a los tontos útiles del régimen sanguinario orteguista. Es muy importante precisar que no se tiene por golpista a los que protestan por cambiar el orden establecido de un sistema de opresión y déspota. El régimen da el golpe de Estado para mantenerse por la fuerza en el poder. Por el contrario, el pueblo autoconvocado y ahora unido en la Unidad Azul y Blanco pugna por hacer el cambio a un sistema democrático, cual se ha originado desde el seno de las bases para llevar una profunda transformación del Estado orteguista y refundar dicho Estado en una democracia participativa. En los nueve meses que lleva el pueblo Azul y Blanco en lucha, el régimen con sus voceros asalariados no ha descansado de esgrimir el mismo argumento que ha sufrido un intento de golpe de Estado y lo ha neutralizado. El régimen orteguista ha recurrido con mucha insistencia en las entrevistas a diferentes medios internacionales, en los distintos foros y en sus medios oficialistas de comunicación falseando la verdad del golpe de Estado y que los golpistas fracasaron. Se aprendieron al pie de la letra la frase de Konrand Adenauer: “En política lo importante no es tener la razón, sino que se la den a uno”. Los orteguistas han demostrado con creces que se aprendieron a la perfección el postulado de Konrand. 

Javier Tórrez Bermúdez

Poeta, teólogo y politólogo

19 de enero de 2019