Opinión / Ensayos · 26/04/2024

¿Hasta cuándo Nicaragua?

Hoy, a las dos y dos minutos de la mañana, me llegó un mensaje por WhatsApp. Un mensaje que me envió un buen amigo que omito su nombre por peligros de represalia contra él, pero que vive su exilio forzado en España. Me imagino que por allá eran las diez y dos minutos de la mañana y quizás pensó que yo podría leerlo en ese momento. Lo leí a las seis de la mañana cuando me dirigía al gimnasio para ayudar un poco a mi salud. El mensaje decía íntegro y literalmente: “Hasta cuando harán toda la arbitrariedad que se le antoje y se le permita”.

El mensaje por supuesto se refiere a una expresión de enojo e impotencia frente a los desafueros y crímenes de la Dictadura Ortega Murillo. Esta vez se trata de la prohibición, al estilo Corea del Norte, a cincuenta médicos para salir a una convención sobre salud en Punta Cana, República Dominicana. Una más de las tantas arbitrariedades y violaciones a derechos humanos por parte de la Tiranía.

Total que me fui reflexionando a hacer mis ejercicios, y pensé:

Daniel Ortega y su aparato de muerte, ha hecho todo lo necesario para que ya se le hubiera derrocado. En nuestra historia Patria, por contradicciones políticas menores se libraron cruentas guerras. Ortega no ha tomado ninguna decisión que resuelva la crisis general y estructural que sufre Nicaragua, sino que contra el sentido común, ha hecho todo para irse acercando a la puerta de salida. Internamente  ha hecho los méritos suficientes para que el pueblo se levante y  recupere el poder que ilegalmente detenta, no hay ni un solo sector político, económico y religioso que no haya sido objeto de su represión. Pero además a nivel externo, ha hecho más allá de lo permisible y esperado, como por ejemplo, ofender presidentes, desautorizar y lanzar diatribas a presidentes de su mismo signo ideológico, expulsar a la OEA y robarle sus pertenencias, expulsar a la Cruz Roja, atentar contra las instalaciones de la ONU, romper relaciones con Taiwán y robarle su patrimonio, romper relaciones con el Reino de países bajos, amenazar a Costa Rica, aliarse abiertamente con el terrorismo mundial de Irán, Corea del Norte, con la dictadura criminal de Putin y estrechar relaciones con la China Comunista. Pero es obvio que lo que mantiene en el poder a Ortega, más que sus armas, más que sus cancerberos criminales, es la falta de unidad patriótica de quienes lo adversamos. Una unidad que solo exige ser antidictadura, pro democracia, para ponerle fin al dolor y humillación que vive nuestro pueblo, y darnos la oportunidad de construir una verdadera Republica, una verdadera Democracia. Se trata de liberar Nicaragua no para imponer otro proyecto ideológico. Se trata de liberar el país no para imponer una nueva Dictadura. Debe ser para construir una República para todos, una Democracia para todos.  Entonces es tratando de responderle a mi amigo, mi hermano de lucha y de Patria que reflexiono en voz alta. Hasta cuándo será?

Hasta que aprendamos que por encima de las diferencias ideológicas y partidarias,  tenemos un interés supremo para todos: Derrocar al régimen de terror de los Ortega Murillo. Y mientras ese interés supremo no prevalezca sobre las demás aspiraciones la tragedia nacional continuará.

Hasta que entendamos que los sectores que proponen la extinción física de todos los sandinistas (los orteguistas y los no orteguistas) tan solo retrasan la caída del Tirano, haciéndole tremendo favor a la dictadura.

Hasta que aceptemos que no habrá Nicaragua Libre solo para quienes piensen de una misma manera. Que somos una nación como todas en el mundo, con diversidad de opiniones y de intereses. Por tanto o aceptamos el Pluralismo político verdadero, que significa respetar inclusive las ideas contrarias o sencillamente no seremos la generación que liberará a nuestro país de esta ignominia. Y nos convertiremos en un pueblo más peregrino,  engrosando los anillos de miseria de exiliados en las grandes urbes del mundo. 

Hasta cuando comprendamos que somos una nación de líderes, de caudillos,  de patriotas sinceros y también de charlatanes oportunistas y ambiciosos, pero que la fórmula es todos juntos derrocar la dictadura y después que sea el pueblo en democracia y libertad quien decida quienes gobiernen en cada período. Para esto debemos liberarnos de la nociva influencia de los políticos tradicionales que no supieron responder a las exigencias de nuestra época y nos tienen sumergido en esta profunda división.

Hasta que estemos consciente que es atacando a la dictadura,  luchando contra la dictadura,  enfocándonos contra la dictadura,  optimizando recursos y tiempos contra la dictadura,  y no distrayendo ninguna fuerza, argumento y ataque contra otras fuerzas, que veremos una Nicaragua Libre pronto.

Hasta que comprendamos que hubo una dictadura somocista desalojada del poder, una dictadura  sandinista que ha destruido y estancado a Nicaragua, una reciente guerra librada por campesinos valientes de la Resistencia contra la dictadura sandinista, y  una masiva oleadas de protestas cívicas en Abril 2018, y que es natural que de toda esta historia violenta y reciente, hay algunos  sectores que solo piensen en borrar físicamente a todos los sandinistas,  en una vendetta, en una revancha por la derrota sufrida y no superada. Y que esta idea sencillamente implicaría otros crímenes de lesa humanidad, porque tendrías que matar a ancianos, adultos y  mujeres sandinistas, tendrías que matar a jóvenes y niños hijos de  sandinistas, al mejor estilo de Ali Jomeini que ordenó asesinar hasta la quinta generación del régimen del Sha de Irán. Algo simplemente inaceptable y condenable por constituir genocidio. Pero además inviable, porque no resuelve el conflicto de Nicaragua, tan solo lo eterniza.

En resumen, hay cuatro realidades que asumir:

1.        Que al sandinismo fiel a la dictadura, a los sandinistas que han empuñado el arma para asesinar al pueblo,  hay que derrocarlos con todo lo que esto implica, aplicando la razón y la fuerza hasta donde sea necesario para alcanzar y consolidar la victoria.

2.        Que el sandinismo que desde hace años han aceptado la lucha cívica y política de sus ideas, tienen derecho a organizarse y participar políticamente.

3.        Que el somocismo que sufrió exilio, y que acepte también la lucha cívica y pacífica de sus ideas, tienen derecho a organizarse y participar políticamente.

4.        Comprender con madurez política que en la nueva Nicaragua debemos convivir todos los nicaragüenses que aceptemos respetar dos cosas sacrosantas: La Democracia y la República como forma de gobierno.

Pero quedemos claros en algo sensible. No estamos renunciando al derecho de Justicia para las víctimas del sandinismo. Estamos remarcando que buscamos  justicia, no venganza. Así que la propuesta concreta es, unámonos todos para derrocar a la Dictadura de Ortega, e instalemos una Oficina Permanente de Investigación de los Crímenes Sandinistas, para que, con pruebas suficientes, sean condenados los encontrados culpables, y sean absueltos aquellos con insuficiencia de pruebas. Justicia y no venganza, es el único camino que nos permitirá consolidar el sueño de todos los nicaragüenses, La Paz.

Cualquier victoria se transformará en derrota sino alcanzamos a consolidar la paz, y esta solo puede ser fruto de la Justicia. Lo demás es cháchara política,  fanatismo enfermizo y viral, colaboracionismo con la dictadura aunque se disfracen de ultra izquierda, de ultra derecha y de ultra oposición.

Todos en Unidad Democrática y Patriótica. Y después de liberado Nicaragua cada quien a apoyar el partido de su preferencia.

San José, Costa Rica, 25 de abril del 2024

DR. DANILO MARTINEZ | Coordinador General del M. U. D.