Cultura · 29/06/2021

La maestra y el arte de enseñar

*Por Pedro Alfonso Morales | ACIC

Una buena maestra canta con sus alumnos,
se ríe y se goza de las travesuras en el aula.
¡Este corazón de libros hace cuentas de vida!

Una buena maestra dibuja, pinta con los niños
y les anima para que el sol no sea amarillo
ni verdes las hojas de los árboles del bosque:
¡mira mi sol azul, mi luna roja, mi tierra violeta!

Una buena maestra hace teatro
y títere con los niños en la escuela:
yo soy la maestra y me gustan los libros.

Una buena maestra cuenta cuentos,
escribe versos e historias interesantes:
el espantapájaros aleteó sus camisas rotas
y voló como vuelan los libros y las ideas.

Si la misión de la maestra fuera enseñar
a leer y escribir, sería muy pobre y triste,
su pasión por enseñar… ¡Gaudeamus!

Una buena maestra enseña a pensar,
a imaginar y a crear a sus alumnos
a través de la propia experiencia. ¡Soñar!

La grandeza espiritual de los estudiantes
se halla en el libro, la lectura y su gozo:
mi libro rojo tiene corazón de silabario.

El libro no s el amigo del hombre
y la mujer, sino la filosofía del ser humano:
la vida agitada vi entre mis libros amorosos.
El libro nos lleva más allá del hombre y la mujer.

El libro construye el espíritu del hombre
y la mujer y la vida se hace grandeza espiritual.
¡La página vuela en los sueños de mi ser!

El libro es el agua del río que fluye
hacia la mar del pensamiento del ser.
¿Quién empuja el agua del libro?

¡Así se moverán las olas del pensamiento!

La maestra tiene un centro esencial
en la variedad de sus enseñanzas: el libro
y el corazón para que el libro vierta sangre.

Una buena maestra carga libros, vida,
porque carga la esperanza de sus alumnos.
¿Ves los hombros de la vida con libros?

Si los alumnos leen y escriben, la maestra
se convierte en maestra preferida, y digna,
porque les ofrece la grandeza del conocimiento
y la pureza de la imaginación con libertad.

Si no hay libros en la escuela, en la casa,
la maestra los hace a mano con sus alumnos.
¡El primer libro de mi vida es la vida!

Cuando el alumno hace libros y escribe
y los lee, hace también la vida y la disfruta.
¡Mi corazón de páginas escribe la vida!

Nada más hermoso ver a los niños y jóvenes
haciendo libros con sus manos y su pensamiento.
¡Cosé aquí su lomo que sus alas se van, se van!

Si el niño los hace y lee sus libros con cuentos,
poemas, anécdotas, adivinanzas, canciones,
juegos, retahílas… su cabeza se llena
de sabiduría y honestidad en la vida.

Después de los encuentros en el aula,
las maestras gozan con el placer del libro
y la lectura y con la alegría de las escuelas.
¡Soy dichosa por los libros que leí con ellos!

Ahora las maestras escriben sus cuentos,
poemas, canciones y comparten con sus alumnos.
¡Este es mi cuento! ¡Este, mi libro! ¡El saber! ¡El ser!

Los alumnos perciben que sus maestras
cuentan cuentos y escriben poemas e historias.
¡Amo a mi maestra que me humaniza con libros!

Ellos también cuentan sus historias y las escriben
y publican sus primeras aventuras de libros.
¡Mi primer libro es la vida llena de travesuras!

Telica, 28 de mayo de 2014.

(Del libro La poesía es una palabra desnuda, 2020. Ps 77-79).