Opinión / Ensayos · 27/02/2023

La triste historia del tigre amarrado contra el burro suelto

No hay un error de redacción, la mayoría conocemos ese viejo refrán, pero con el burro amarrado, dando a entender que éste será devorado en tan desigual batalla; y rememoramos el refrán en mención, ya que el editorial del diario La Prensa del sábado 24 de febrero recién pasado, nos quiere vender la idea, nuevamente, de unas elecciones, con el tigre -la dictadura- atado, y el burro -los electores- con las manos desatadas. Pero el editorial aludido, no nos cuenta la historia completa del refrán, y es que, en 1990, el tigre dictatorial fue a las elecciones “amarrado”, y las perdió, pero en menos que canta un gallo (talvez porque era el “gallo ennavajado”), se desató, y las consecuencias son ampliamente conocidas…y sufridas.

El desatino en la interpretación de los hechos sucedidos, y relacionados en el editorial en cuestión, parece ser la esencia del mensaje que se envía al público lector, de ahí que nos vemos obligados, nuevamente, a desvelar la realidad de los hechos, con el sano propósito de que dicho diario recapacite y abandone, por el bien del país, la insistencia de querer vender la errática idea de que las elecciones con Ortega son la única, o la mejor vía, para alcanzar la anhelada paz.

Pero mejor, vayamos a las falsedades emitidas por la pluma de La Prensa al referirse a las elecciones de 1990: “Elecciones épicas…que cambian la historia o el rumbo histórico de los países y las naciones”, pregunto, ¿qué cambió?, ¿acaso no estamos en manos de una dictadura más despótica que la de los Somoza?; “…pusieron fin de manera cívica y pacífica a un proceso revolucionario de corte totalitario…”, ¿y los miles de muertos, desplazados, exiliados, desaparecidos, despojados de sus bienes?, ¿de qué fin hablamos, si hoy está entronizada una dictadura más sanguinaria que todas las anteriores?; “…según la lógica de la historia de Nicaragua solo por medio de la violencia armada se podía lograr un cambio de régimen político”, y aquí debemos extendernos un poco, porque, la caída del sandinismo no fue resultado exclusivo de las elecciones, éstas sólo fueron uno de los elementos, que sumados a la enorme presión armada de la Contra, el cese de la ayuda soviética y el fin del socialismo, y en última instancia unas conversaciones, en el último tablero de la Guerra Fría, entre el entonces presidente de Estados Unidos y el Ministro del Exterior de la, a punto de extinguirse, Unión Soviética, dejaron en total orfandad al sandinismo, sin otra opción que capitular de su posición radical.  

Y La Prensa sigue con su desvirtuada exposición de hechos al afirmar que, “Gracias a los resultados de aquella elección histórica, se estableció un gobierno democrático; se puso fin a la guerra civil y se impulsó la reconciliación nacional…”, el gobierno llegó democráticamente al poder, pero fue rehén del sandinismo y pudo hacer muy poco para cambiar la correlación de fuerzas entre una clase política parasitaria coludida con una oligarquía económica, que se mostraron inflexibles, ante la necesidad apremiante de superar el desequilibrado modelo de distribución de riqueza, que ciertamente persiste hasta nuestros días; en cuanto al fin de la guerra civil, debemos reconocer que si bien es cierto el conflicto armado se redujo notablemente, las ejecuciones en el campo, de antiguos colaboradores de la Contra no cesaron y los abusos del ejército y la policía persistieron, basta recordar el asesinato del coronel Enrique Bermúdez, uno de los líderes de la resistencia armada, quien fue ultimado en pleno centro de Managua, crimen que quedó en total impunidad, al igual que el de centenares de ex miembros de la Resistencia. Y la historieta de la “reconciliación nacional”, no trasciende de ser eso, una historieta, nadie pagó por los crímenes, el latrocinio y el abuso de poder.

Lo que más adelante expone el cuestionado editorial, no pasa de ser un mea culpa, y más bien relata algunas de las medidas que debieron producirse, pero debido a las pugnas internas de poder entre sandinistas y la administración Chamorro, fueron imposibles de llevar adelante; además, la corrupción echó por tierra todo intento de alcanzar un modelo democrático, basado en su verdadera fuente de poder: el pueblo soberano.     

Ezequiel Molina

Febrero 27, 2023