Nacionales · 06/11/2020

“Los pueblos indígenas siempre hemos sido abandonados por los Estados”, afirma dirigente miskito

Los indígenas del noreste de Nicaragua han revivido una costumbre tradicional para sobrevivir ante la escasez de alimentos generada por el impacto del huracán Eta el martes pasado y el abandono de las autoridades, afirmó este viernes el dirigente miskito José Medrano Coleman, defensor del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), una ONG dedicada a velar por los derechos humanos en la zona.

Tras cuatro días sin alimentarse como lo venían haciendo, los indígenas, en su mayoría miskitos y mayagnas, han recurrido al “pana pana”, una costumbre de solidaridad mutua, que en lengua miskita significa “yo te doy, vos me das”, y que en mayagna es conocida como “biri biri”, es decir, reciprocidad.

“Aquí no hay empleo formal. El recurso importante, que es el mar, con esta situación del huracán”, no puede aprovecharse “porque la gente no está saliendo. Eso está provocando una crisis alimentaria, entonces muchas familias están haciendo el ‘pana pana’. Van a una casa y les dan lo que tienen. Así se la están jugando”, explicó a la agencia EFE Medrano Coleman, vía telefónica, desde la zona de impacto, inaccesible hasta ahora.

Aunque decenas de familias quedaron sin casa o sin techo a causa de Eta, la urgencia en la zona son los alimentos, según Cejudhcan.

“Después del paso del huracán la gente de los albergues empezó a salir, porque no había condiciones, no había alimentación, ni colchonetas. Muchos fueron a sus casas a ver qué conseguían para comer, pero no encontraron sus casas. Tuvieron que regresar. Los pueblos indígenas siempre hemos sido abandonados por los Estados”, sostuvo Medrano Coleman.

OBSTÁCULOS A LA SOLIDARIDAD

Aunque el régimen ha informado del envío de decenas de toneladas de alimentos y láminas de zinc para techos hacia la RACN, hasta ahora no se han recibido. Y Cejudhcan cree que esa ayuda está detenida por la crecida de los ríos, y que esto debió ser tomado en cuenta antes del impacto del huracán.

A eso se suman las denuncias de que el régimen de Daniel Ortega ha obstaculizado acciones espontáneas de solidaridad con los damnificados, por lo que ha recibido críticas de diversos sectores.

Medrano Coleman dijo que la RACN, una de las zonas pantanosa, despoblada y más vulnerables y pobres del país, ya sufría una crisis de alimentos antes del huracán, por lo que en caso de no recibir ayuda alimenticia la situación “se va a poner peor”.

Eta dejó una estela de devastación en Nicaragua, donde miles de personas permanecen damnificadas, los daños materiales no terminan de ser contados, y el impacto en vidas humanas es desconocido, ya que las autoridades no reconocen víctimas mortales, de las que se han reportado al menos dos.