Opinión / Ensayos · 05/12/2023

¿Maquillaje, o transformación estructural?

Todos los métodos son cuestionables, y tiene sentido, principalmente si el objeto de cambio es la sociedad, pero no queremos hacer un planteamiento al estilo de “descubrir el agua helada”; primero, porque todos conocemos la génesis y desarrollo de la recurrente problemática que hemos arrastrado por más de doscientos años, y segundo, porque desde la discursiva de quienes tienen el poder de transmitir sus ideas desde diversas tribunas, sea como líderes políticos, cabilderos, politólogos, analistas de toda índole y otros roles de mayor o menor cuantía, hemos escuchado algo cercano a lo suficiente.

Después de atender un mesurado panel entre varios personajes del exilio con amplia experiencia en los menesteres del debate político y probada representatividad, con diferentes roles protagónicos, que cuentan con permanente presencia en diversas plataformas de difusión de información, y que además interactúan con grupos decisores de la política exterior de países que condenan, al menos teóricamente, a la dictadura sandinista neoliberal, logramos, desde la llanura de la inexperiencia política y el inocuo interés ciudadano, identificar algunas tendencias que marcan y parece seguirán marcando, la impredecible y extendida lucha para deshacerse de la criminal pareja que sojuzga el país.

El liderazgo político que opera desde el exilio no logra, y parece no intentarlo, unirse y desarrollar un planteamiento sólido, creíble y factible, para derrocar a la dictadura y conducir los difíciles pasos posteriores; predomina en el liderazgo político y sus operadores, una actitud de subordinación al establishment político internacional, el cual tiene sus propios métodos y privilegia sus intereses, visiones y acciones, es decir, lo más consistente que lograremos es aparecer en la agenda de “países que sufren” y de ahí, nos faciliten alguna tribuna para reclamarles “acciones más contundentes” y otras demandas preconcebidas.

Vocablos como “derrocar”, “refundar”, y cualquier otro que implique establecer un nuevo Pacto Social, transformar el Estado, facilitar un nuevo modelo de participación ciudadana en el quehacer político, o estructurar un nuevo modelo de distribución del ingreso, son algunos de los planteamientos que no están alineados en el radar de quienes pudieran, desean o sueñan dirigir el país, una vez la dictadura sea superada; eso nos plantea un serio reto para quienes creemos que esa profunda transformación, es la única vía que podría impedir repetir los mismos errores del pasado.

La dictadura ha creado sus propios demonios, y ha mostrado su irreversible capacidad de llevar su paranoia al terreno de la ridiculez, respondiendo con violencia ante el solapado desafío popular de agitar una bandera y vitorear públicamente a una joven ganadora de un título universal de belleza, pero sobre todo, representativa del cuadro socioeconómico que vergonzosamente hemos reproducido a lo largo y ancho de la historia, marcado por la pobreza, la exclusión y la indolencia. Maquillaje o transformación estructural. Esas son las opciones, usted, ¿a cuál apuesta?

Ezequiel Molina

Diciembre 5, 2023