Edgard Parrales, quien fue embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), calificó de “grosera” y “ofensiva” la carta que el régimen Ortega-Murillo le envió a la canciller de España Arancha González Laya, a través del canciller Denis Moncada, en la que la llaman “trasnochada mandamás”.
Para el exdiplomático, “Nicaragua se ha venido especializando en responder de una manera callejera a las situaciones diplomáticas que se presentan”, pues no es la primera vez que el régimen y específicamente Rosario Murillo redacta cartas que carecen de diplomacia y educación.
En la carta, el régimen acusa a González Laya de haber hecho “ofensivas declaraciones sobre Nicaragua” y sobre el dictador Daniel Ortega, con lo que, a su juicio, mostró “una ignorancia atrevida, y una ferocidad impropia para la diplomacia”.
El régimen también arremetió contra la embajadora de España en Nicaragua, María del Mar Fernández Palacios Carmona, de quien afirmó “es apenas un pálido reflejo de una política injerencista, intromisora, mal educada, malcriada, caprichosa, desvitalizada y servil, de sometimiento y seguidismo al yankee invasor”.
Para Parrales resulta “interesante” que la carta está sellada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero no va el nombre de Denis Moncada ni su firma. “Como que quisieron darle una contestación a España, pero sin comprometer a la institucionalidad del Ministerio como tal en la persona de su canciller, una cosa ambigua y extraña”, aseveró.
“Por otro lado, es grosera, es ofensiva y no había necesidad absolutamente de nada de eso”, sostuvo Parrales, que a su juicio la canciller española respondió la misiva “con altura” y verdadera diplomacia.
“Los problemas en Nicaragua no son de orden de telegramas o misivas. Hay un serio problema de respeto de derechos humanos y de organización de un proceso electoral libre, transparente y democrático. Esto no lo dice sólo España, esto es un clamor en la comunidad internacional”, reaccionó la ministra española al ser preguntada por la carta.
Parrales destacó que España ha sido uno de los principales países de cooperación en las distintas instituciones del régimen de Ortega, y que pese a ello, Murillo no tuvo la educación y diplomacia para protestar.
Asimismo, tildó de “demagogia y torpeza”, el hecho que en la carta se hayan expresado hechos ocurridos hace casi 500 años en referencia a la colonización y conquista española en territorio nicaragüense.