La excarcelada política Yaritza Mairena fue una de las estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), que sobrevivió al ataque de la iglesia Divina Misericordia, en Managua el 13 de julio de 2018, cuando la Policía Orteguista y grupos paramilitares dispararon contra templo dejando a dos jóvenes muertos.
El ataque, que esta semana cumplió tres años, abre las heridas de las madres de los estudiantes Gerald Vásquez y Francisco Flores, los dos jóvenes asesinados que primeramente se habían atrincherado en la UNAN-Managua y posteriormente trataron de refugiarse en la iglesia. Pero que lamentablemente fueron víctimas del tiroteo.
Para Yaritza Mairena, estos días “son de recordar con pesar y con mucha rabia” por la magnitud con la que ocurrió el ataque armado contra jóvenes que estaban desarmados.
“Fue un acto cobarde por parte de la dictadura contra estudiantes que estaban prácticamente desarmados y que estaban protestando pacíficamente dentro de la universidad. Yo ese día no lo voy a olvidar nunca, creo que nunca me he visto tan cerca de la muerte como en ese día, esas cosas nunca se olvidan y dejan un efecto en las personas que lo vivieron que es difícil de quitar”, comentó la joven en entrevista con La Mesa Redonda.
Yaritza recordó que los jóvenes atrincherados en ese recinto universitario, protestaban por dos razones: “la primera, justicia, democracia y libertad que era la consigna que utilizábamos para apoyar las protestas que se estaban llevando a cabo en las calles”. La segunda por sus derechos estudiantiles “ cercenados por el FSLN a través de UNEN”.
Sin embargo, nunca esperó que fuera un ataque “tan cobarde y masivo”. “Creíamos que sí nos iban a permitir salir del recinto porque ya llevábamos como dos semanas viendo cómo desalojar el recinto (…) Ya se sabía también que podía haber un ataque por el repliegue por parte de fuerzas paramilitares, en ese momento ya había habido amenazas de que iban a llegar para atacar”.
“Pensamos que la Iglesia era el mejor lugar para resguardarnos, pensamos inocentemente que no iban a ser capaces de disparar hacia la Iglesia o de entrar a la Iglesia”, afirmó. No obstante, el templo conserva los agujeros de las balas de las armas de alto calibre que utilizaron policías y paramilitares durante las al menos 16 horas de ataque contra los estudiantes, sacerdotes y periodistas que se encontraban en el lugar.
“Después de ese día ya nadie volvió a ser el mismo, después de vivir esa experiencia, estar tan cerca de la muerte lo cambia a uno radicalmente. Y ver también el sacrificio y la valentía de los chavalos y las chavalas que estaban en las trincheras y que resguardaron toda la noche y toda la madrugada esa barricada; esos recuerdos creo que son invaluables”, expresó Mairena.
La joven, además critica que durante y posterior al ataque “no hubo una respuesta política por parte de la oposición, que correspondiera a esa valentía de los chavalos y de las chavalas”.
“Y a veces creo que, ni siquiera hubo la intención de un acercamiento, de entablar una conversación sincera que no fuera adultista ni clasista”, reprochó.
Para Yaritza, “hay una deuda política con las y los jóvenes que estuvieron en los tranques, en las barricadas, en las trincheras, y que hoy en día están muchos en el exilio, otros todavía resistiendo en Nicaragua con la persecución de tantos años, de estar huyendo”.
Los estudiantes, sacerdotes y periodistas que sobrevivieron al ataque armado, entre ellos el director de La Mesa Redonda, Sergio Marín Cornavaca, fueron sacados del templo por una misión encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes la mañana del 14 de julio de 2018.
FUERON EXPULSADOS DE LA UNIVERSIDAD
Posterior a lo ocurrido en la UNAN-Managua y en la iglesia Divina Misericordia, en agosto de 2018 las autoridades universitarias expulsaron a 84 estudiantes por haberse atrincherado en el recinto, entre ellos Yaritza.
“Yo soy una de las estudiantes expulsadas de los 84 expulsados en 2018, fue una clara represalia, ni siquiera tuvieron la intención de ocultarlo, porque en la resolución que ellos emiten –que es totalmente ilegal—que es un mecanismo de represalia contra los alumnos que estuvieron atrincherados o que participaron en los tranques a nivel nacional”, declaró.
“Los 84 estudiantes que fuimos expulsados en 2018 no tenemos la oportunidad de ir al recinto y sacar nuestras notas, debido a que nos pusieron restricción para que no nos acercáramos al recinto universitario”, añadió.
Mairena, destacó que no ha habido respuesta de parte de las autoridades de la UNAN-Managua para poder obtener notas y poder continuar con tus estudios en la misma universidad u otros centros universitarios.
Señala que a los alumnos expulsados se le violó el derecho a la educación y con ello, perdieron años de estudios, por lo que algunos decidieron iniciar otras carreras desde cero y otros estudiar fuera del país.