El pronóstico de un invierno copioso que tuvo el mes pasado como un “difícil ejemplo” debido a los frecuentes aguaceros de los últimos días, preocupa a comerciantes de los mercados del país, sobre todo, quienes ofrecen sus productos de forma ambulante.
“Si llueve es un mal día, se caen las ventas”, dice un comerciante del “Israel Lewites”, de Managua.
Doña Jazmina vende ropa interior, calcetines, camisas y camisolas en un carretón de madera en el mercado Oriental desde hace cinco años que se ganó “unos centavitos” en una rifa. “Antes vendía fresco y agua helada, pero con la bendición me hice de mercadería”, cuenta.
Añade que no le ha ido mal, pero cuando llueve, no hace “un solo peso”. “Es que la gente no sale, no viene al mercado, y no hay venta”, se lamenta.
Ha escuchado que el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), ha anunciado una temporada ciclónica a la que calificó “de agitada”, lo que a ella la mantiene preocupada.
“Primero Dios, todo salga bien, es bueno que llueva para los frijolitos del campo, eso sí, pero si no vendo, no voy a tener dinero para comprarlos”, señala.
Las torrenciales lluvias que han caído al inicio de la temporada lluviosa en el mes de junio a los vendedores ambulantes, les impidió trabajar hasta nueve días consecutivos, producto del paso de las tres primeras ondas tropicales en todo el territorio nacional.
“Ha sido duro, uno se come lo que guarda para comprar las mercaderías”, añade doña Jazmina.
“Reinventarse para sobrevivir”, dicen
Por su lado, los comerciantes por cuenta propia que se ubican en distintos semáforos de la capital, señalaron que durante las lluvias han buscado la manera de ofrecer otros artículos para poder buscar el sustento de sus hogares porque están conscientes que las ventas de frutas y agua helada, han mermado grandemente.
Para escampar los torrenciales aguaceros, estos comerciantes han improvisado pequeñas champas con plástico negro para protegerse de la lluvia, pero señalan que durante los días de temporal, se han ido sin dinero a casa.
“Cuando el día es lluvioso a veces nos vamos hasta con 20 o 30 córdobas porque no se hace más, con eso no podemos comprar la comida del día, entonces ya ahí estamos feo para la foto a como decimos nosotros”, dice para este reporte José Alexander González, quien vende mangos en bolsas en los semáforos de El Guanacaste, en Managua.
Afectado emocionalmente, el hombre, quien es el pilar económico de su hogar, explicó que mientras llueve, junto a otros compañeros de ventas buscan cómo refugiarse del agua en los negocios aledaños para evitar mojarse y no enfermarse. “Imagínese, sin ganar y gastando en pastillas para la gripe y la calentura, no sirve”, señala.
“Cuando está lloviendo –agrega– a todos nos van a encontrar en frente de la gasolinera, o buscamos alguna empresa cerca para acampar el agua. Esperamos que la lluvia pase para poder salir a vender nuevamente. Hay ocasiones que guardamos las ventas y nos ponemos a limpiar carros o a ejercer cualquier otra labor para aprovechar el momento”, compartió el hombre. “En la casa a uno lo esperan para ajustar el gallopinto aunque sea”, señala González.
Las pérdidas por día
Los comerciantes también explicaron que un día lluvioso les puede generar pérdidas económicas de hasta 500 córdobas en un solo día, porque “las ventas quedan pegadas”. Explican que los conductores que son sus clientes, viajan “concentrados en capear algún hueco en la carretera”, mientras ellos, deben esperar en algún lugar “a que acabe el aguacero”.
“Un día de abundante lluvia nos perjudica porque no podemos ofrecer nada, nos perjudica porque no podemos sacar la venta, porque tenemos que tenerla guardada y eso es pérdida”, comparte por su lado, William Martínez, comerciante de accesorios para vehículos también en el sector de los semáforos de El Guanacaste.
“En cuanto no más comienza a brisar, comenzamos a correr para no mojarnos y para no quedarnos entrampados con las corrientes y bueno, a veces cuando es abundante el agua, se acabó el día, ya perdimos”, añade Calos José Mejía, otro vendedor de la zona.
Pronóstico nada alentador
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), con sede en Miami, Estados Unidos, pronóstico para esta temporada entre 17 a 20 tormentas, de las cuales de 8 a 13 pueden llegar a convertirse en huracanes en el litoral del Atlántico.
Por su lado, Ineter, anunció que las lluvias continuarían debido al ingreso de las ondas tropicales que afectarán el territorio nacional nicaragüense. Incluso advirtió que en el periodo de la canícula, que es una pausa del invierno, es posible que se registren lluvias esporádicas.
De confirmarse los pronósticos, a los vendedores ambulantes les espera el desafío de sobrevivir en estos días malos de lluvia. “Hay que tener fe”, dice doña Jazmina. “Dios aprieta, pero no ahorca, algo haremos”, sentencia por su lado González.
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