No debemos ahogarnos en los fracasos del pasado, pero tampoco podemos augurar tiempos futuros cargados de gloria, en épocas pasadas hemos abrazado el éxtasis fantasioso del triunfo del bien sobre el mal, creyendo que sólo por haber atravesado por el oscuro sendero de dictaduras cargadas de crímenes, todo lo que vendría sería mejor. Por suerte no fue así. Sí, así como se escribe, por suerte esa tranquilidad, paz y prosperidad no llegó, se ahogó en el camino producto de una malformada génesis cargada del secular atavismo de nuestro ancestro mestizo: o queda a la suerte de los dioses o que se haga la voluntad del soberano; si no abandonamos esa indolencia perversa que deja en manos de otros nuestra suerte, seguramente no atracaremos en el puerto que nos conduzca al sendero que nos haga construir nuestro propio diseño socioeconómico, que no idolatre modelos, pero tampoco rechace los experimentos que han tenido un grado de éxito aceptable. No existen perfecciones políticas, no hay modelos económicos infalibles, ni liderazgos eruditos.
Nuestra industria política carece del inventivo genio negociador y del sutil tacto de la actitud de servicio, del combinado armónico de la búsqueda del bien común y la perpetuidad obligada del relevo generacional, la industria política nacional ha sido por antonomasia la magistral industria extractiva del entreguismo vendepatria, que hipoteca el futuro y oferta fatuas promesas de campaña para alcanzar el podio, que pronto será transfigurado en nido de serpientes atrincheradas hasta ser expulsadas por la fuerza.
Hoy pulula el murmullo a sotto voce, de una posible acción militar relámpago que desaloje del poder a Ortega y su consorte, lo cual sólo mostraría nuestra incapacidad de resolver la empantanada situación sociopolítica en la que está sumido el país desde hace varias décadas, y de manera dramática desde abril de 2018. Esperamos que esas activas voces de nuestros políticos profesionales, se pronuncien de una vez por todas y planteen las alternativas que ofrecen al pueblo de Nicaragua. Guardar silencio sólo nos hace sospechar que su ruidoso activismo no sobrepasa el interés de atrincherarse en el podio del poder. Esperamos estar equivocados.
Ezequiel Molina
Mayo 19, 2024