Destacados / Opinión / Ensayos · 06/06/2024

Acerquémonos a Sheinbaum

*José Alberto Montoya

La dictadura de Daniel Ortega obligó a la población nicaragüense a depender por completo de los cambios sociopolíticos que vivan los pueblos, ya que, al agotarse las vías institucionales para salir de la dictadura y a falta de una oposición al régimen consolidada, nos queda la solidaridad internacional como único mecanismo para visibilizar la situación del país.

            Lo que hace entendible que los actores sociales y políticos nicaragüenses, sobre todo, los más radicalizados al conservadurismo, desaprueben el agradecimiento que dio la presidenta electa de México por las felicitaciones que dio el presidente Ortega y la vicepresidenta Murillo, algo que podría justificarse, a que la presidenta Sheinbaum agradeció a todas las felicitaciones, tanto de quienes coinciden o no con ella, sin embargo, lo cierto es que Nicaragua es una situación atípica en el continente, es una dictadura consolidada que a diario vulnera los derechos de su población y que no tiene ningún respeto por el derecho internacional, añadiendo que mediáticamente el presidente Andrés Manuel, evitó referirse con firmeza al tema nicaragüense a como lo ha hecho con el encarcelamiento del presidente Castillo o con el Golpe de Estado en Bolivia, entre otros contextos.

            Durante estos seis años de crisis, el acercamiento a MORENA ha sido muy poco, lamentablemente, las pequeñas expresiones de la oposición  nicaragüense han priorizado relaciones con los partidos en oposición a la Cuarta Transformación (PRI, PAN y PRD), mismos partidos que en las últimas elecciones se presentaron en coalición y juntos, tuvieron el peor resultado de su historia, convirtiendo a Claudia no solo en la primera mujer presidenta de la República o la primera mujer en asumir el cargo más importante para una democracia en Norteamérica, también en la ciudadana mexicana que más voto ha obtenido desde la llegada de la democracia, incluso, superando al presidente López Obrador.

            No podemos de entrada antagonizar a una presidenta que todavía no ha asumido el poder, en primer lugar, que no tiene ninguna lógica enemistarse con quien seguramente será la persona con mayor relevancia durante este año para el continente americano, por el simple hecho histórico que representa su elección; además, es probable que sea la única Jefa de Estado científica en el continente.

            El doble rasero con que se juzga a Claudia, ya lo vimos con la presidenta Xiomara o con la nueva presidenta del congreso chileno, los comentarios provienen de pensamientos misóginos sin ningún fundamento crítico, solo porque son lideresas mujeres y de izquierdas. Olvidando por completo que el presidente más cool, Nayib Bukele o el presidente jaguar, Rodrigo Chaves, se han convertido en los aliados económicos y políticos más importantes para el régimen, a pesar de sus formas “discretas”.

Si bien, MORENA, públicamente no se ha posicionado directamente con el tema de Nicaragua, durante la prisión política de los 222, el presidente Andrés Manuel fue uno de los líderes que intentó en diversas ocasiones entablar conversaciones con el régimen, hasta le escribió una carta directa al presidente Ortega para la liberación inmediata de Dora María Téllez, entre otros opositores, ofreciéndose antes de la oferta que el dictador le hizo al gobierno estadounidense.

La comandante Mónica Baltodano en su gira de solidaridad con Nicaragua, se reunió con varias figuras de MORENA, incluso, con el líder de izquierdas y ex candidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del presidente Lázaro Cárdenas, una de las principales figuras del gobierno del presidente López Obrador. Al igual, el dirigente de la red de diversidad sexual de Unamos, Magdiel Galeano, se reunió y logró expresiones de solidaridad de la diputada Sandra Luévano de Morena. Con esto, es importante analizar que el partido ganador, no ha cerrado la puerta ni a solidarizarse con la causa nicaragüense ni a entablar diálogos con los liderazgos alternativos al régimen, sin embargo, si esos liderazgos han priorizado antagonizar a los líderes del gobierno mexicano, justificar el asalto a su embajada en el Ecuador, crear alianzas con los partidos opositores y atacar a la presidenta electa de diversas formas; no tiene sentido que se les reclamen posturas cuando el trato ha sido de hostilidad.

Lo cierto es que México vivirá su primer sexenio al mando de una mujer, de la Dra. Claudia Sheinbaum y que la Cuarta Transformación tiene continuidad con ella, y la obligación de los liderazgos en oposición a la dictadura, sobre todo, los liderazgos progresistas, es agotar todas las vías para que la presidenta consolide posturas y acciones en pro de los derechos humanos. Una vía que se puede experimentar es la de las alianzas internacionales, la vicepresidenta de España, Yolanda Díaz, amiga de la escritora Gioconda Belli, es cercana a Claudia y a sus causas; ojalá logremos salir de voceros políticos apáticos a la racionalidad y realidad, y podamos confiar en liderazgos con verdadera vocación de cambio.