Destacados / Opinión / Ensayos · 02/07/2024

Resabios totalitarios contra el derecho a la identidad ideológica

*Ana Margarita Abaunza

Organizaciones y personas ligadas a la izquierda nicaragüense han venido desarrollando una intensa campaña en contra del derecho humano a tener y proclamar una determinada ideología. Para esta campaña han utilizado a los medios de prensa que han querido entrevistarles o publicarles su apología contra el derecho a tener una identidad ideológica.

Igualmente han tratado de copar las redes sociales y las páginas de opinión a través de escritos de sus principales liderazgos y otros personajes que normalmente apoyan sus posiciones, para tratar de imponer un “pensamiento políticamente correcto”, propio de los regímenes fascistas.

La campaña ha pretendido asegurar la tiranía del pensamiento único, un resabio de la ideología de la izquierda antidemocrática, originado por su participación en proyectos políticos del pasado, donde imperó la falta de libertad para pensar libremente, característica propia del fascismo sea éste de derechas o de izquierdas, común en regímenes de ambos signos ideológicos, como pensamiento camaleónico que se camufla para adaptarse a todo tipo de proyecto totalitario.

Intentar dominar el pensamiento ciudadano, para someterlos al pensamiento único guiados por el partido único, ha sido la práctica con que han coincidido tanto Stalin, Hitler, Mussolini, Castro, Franco y los talibanes, así como el sandinismo en sus dos períodos de desgobierno.

El apego al influjo totalitario de los años ochenta ha llevado a quienes rechazan el derecho humano a identificar la ideología que se profesa, a caer en un discurso de odio contra quienes piensan diferente, cargándolos de epítetos, descalificaciones y de estar opuestos a la unidad de la oposición contra el sandinismo de los Ortega Murillo.

Los detractores de la libertad ideológica manipulan los hechos, expresando que quienes se identifican como liberales, conservadores, socialcristianos, socialdemócratas o simplemente de centro derecha, pretenden abrir un debate sin sentido sobre cuál ideología es mejor, cuál es superior a las otras, o más conveniente para el contexto político del país; cuando en la realidad los no izquierdistas sostienen que las diferencias ideológicas deben dejarse de lado para cooperar con acciones para el logro de un objetivo superior, restaurar la democracia y las libertades mediante una adecuada coordinación, pero partiendo del respeto a la ideología de cada cual.

Es evidente que quienes defienden la libertad y la democracia son más proclives a unirse contra la dictadura, no quienes la han apoyado en el pasado. La izquierda, para ocultar su propia ideología en decadencia y repudiada por la mayoría de los nicaragüenses, intentan silenciar la de otras corrientes ideológicas, obligando a los que no piensan como ellos a renegar de sus propias ideologías, presionándolos a no identificarse con sus pensamientos y valores, y llegando al extremo de su manipulación al tratar de confundir sujeto, objeto y predicado, asegurando falsamente que si te identificas con una ideología es que deseas imponerla.

El discurso de odio pretende destruir los derechos de quienes legítimamente piensan diferente, obligándolos a desistir de su pensamiento para someterlos a lo que ellos consideran, por sus intereses tácticos, un pensamiento políticamente correcto. La campaña contra las ideologías está intentando un linchamiento mediático continuado y repetitivo, pretendiendo ubicar a las personas que la defienden como contrarias al interés público, cuando el derecho a la ideología es un derecho fundamental propio del ejercicio de la libertad, que es la base de la ideología de centro derecha.

Para ocultar su propia ideología y presionar para que nadie haga uso de su identidad ideológica, impulsando una lobotomía intelectual de parte de los diferentes liderazgos políticos, la izquierda ha elaborado una serie de eslóganes tales como: “La lucha no es de izquierda ni de derecha, es entre dictadura y democracia”; “las ideologías dividen al pueblo”; “el pueblo no come ideologías”. Estas consignas repetidas hasta el cansancio pretenden hacer olvidar, que los Ortega Murillo son un producto de la izquierda, que el pluralismo político es parte del ser nicaragüense y que nunca ha sido un obstáculo para la unidad, y que el pueblo si no come y si ha perdido su libertad y sufre, es por causa de una ideología totalitaria de izquierda.

La ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona o colectividad, son creencias, interpretaciones, valores y es similar a la visión de mundo; normalmente contiene ciertas ideas de lo que se considera la mejor forma de gobierno y el mejor sistema económico. No existe persona humana por muy sencilla que esta fuere, que carezca de ideología, nadie puede separarse de la misma; su conducta, sus expresiones y su interacción con los demás siempre estará guiada por su ideología.

Únicamente con base en el pensamiento fascista presente en las ideologías de extrema izquierda como de extrema derecha, se puede pretender que la figura del individuo quede desplazada y suprimida, limitándole su libertad ideológica. La descalificación de las ideologías es esencialmente antidemocrática y tal forma de pensar debe ser objeto de una seria reflexión de parte de la izquierda, que, si realmente aspira ser parte de una unidad de acción contra la dictadura, debe dar pruebas desde ahora que realmente quiere contribuir a la construcción de una sociedad democrática, plural y libre, y que no está pretendiendo ocultar su identidad para continuar un sandinismo sin los Ortega Murillo.

*La autora es arquitecta. Miembro de la Diáspora Nicaragüense en la Florida

*Artículo de opinión publicado originalmente en La Prensa

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