Opinión / Ensayos · 12/08/2024

La sonrisa es la cara de la resistencia

Por José Alberto Montoya

“Cuando un pueblo exige dignidad nada puede detenerlo, el pueblo de Guatemala recuperará su esperanza y su dignidad” – así cerraba uno de sus discursos previo a la segunda vuelta en ese momento, el candidato Bernardo Arévalo del mítico Movimiento Semilla. 

En las últimas elecciones guatemaltecas se ha visto como todos los candidatos enarbolan el discurso anticorrupción, sin embargo, también se ha visto como esos candidatos, una vez electos presidente, no solo han aumentado los índices de corrupción en su país, también el debilitamiento a la institucionalidad, y ese discurso está presente en cada campaña, porque el nivel de corrupción, también ha hecho del “matonismo” una forma de hacer política, en un país donde no se está claro quien es de derechas o izquierdas, donde ha predominado la ideología de los intereses; así sucedió el milagro de Semilla. 

Sin embargo, ese milagro no es más aquel quince de enero, donde todo el mundo tenía sus ojos en Ciudad de Guatemala, cuando hasta los mismos diputados electos por Semilla no tenían claro si su presidente y vicepresidenta serían investidos o si el oficialismo saliente se atornillaría al poder, como está acostumbrada la región centroamericana. Lo impensable para los guatemaltecos pasó de ser, ganar las elecciones a posesionar a su gobierno, no obstante, el milagro se convirtió en una cotidianidad, manifestada en un gobierno nutrido por académicos, mujeres, juventudes, migrantes que regresaron a su país, artistas y defensores de la tierra, el milagro ahora es, que contra todo los poderes tanto fácticos como estatales, que han amenazado con inestabilizar al gobierno de Arévalo, todavía ese movimiento de gentes aferradas a la esperanza, siga en pie. 

Marcela Blanco Dirigente de Semilla

Centroamérica bien pudiera ser una joven de veinticuatro años, estudiante universitaria con muchas ganas de sonreír, bailar y sobre todo, cambiar lo que se necesita cambiar; que por apostarlo todo, terminó con esposas en sus muñecas, durmiendo en una celda fría, mientras en las calles y en el Congreso, hampones, se encaprichan con mantener a nuestros países sumidos en el fango de la violencia; Centroamérica tiene el rostro de Marcela Blanco, arrestada en noviembre de 2023, al ser una de las dirigentas más importantes de Semilla que no quedó electa en las diputaciones y al no contar con la inmunidad parlamentaria, fue víctima de la criminalización a la participación ciudadana que desató el Ministerio Público a cargo de Consuelo Porras, la fiscal general que responde a los intereses de políticos como el ex presidente Giamattei o el congresista opositor, Allan Rodríguez. 

En las fotografías se puede observa a Marcela nunca cabizbaja, todo lo contrario, ella tenía muy claro que a sus veinticuatro años, el Estado fallido de su país, la convertía en presa política, y en todos los diarios, la pudimos ver sonriendo, con una sonrisa que transmitía dignidad y resistencia, esa dignidad de la que hablaba el presidente Arévalo, esa dignidad que hoy Semilla construye para devolvérsela a su pueblo.  

José Diego Toledo

Si de algo están claros esos jóvenes es de calibrar su brújula ética, porque la esperanza de un país radica en un movimiento con rostro humano y popular, con el rostro también de José Diego Toledo, un bartender del departamento de Sacatepéquez que también había migrado a Estados Unidos, un joven que también ha hecho de la alegría y las convicciones un croquis de la Guatemala que quiere, un bartender investido congresista , que sabe que la felicidad de su pueblo radica en el coraje y la determinación que puedan tener en las instituciones, un rostro joven, como el de muchos centroamericanos que han salido sus países por falta de oportunidades. 

Paula Yanes

Muchos jóvenes nicaragüenses quisiéramos repetir el milagro de Semilla en nuestro país, aunque sepamos que ese milagro se extenderá hasta que logremos los objetivos de cambio y transformación social, aunque esas apuestas signifiquen nuestro compromiso, nuestra entrega de corazones y mentes. Paula Yanes, megáfono en una mano y su puño alzado con la otra, hoy, desde el congreso de la república, mientras asesora a sus compañeros, es una muchacha consciente de las necesidades urgentes y derechos que las y los guatemaltecos nunca han recibido; con una madurez política que logra identificar los porqué y los porqué no, la mayoría de la población decidió confiar en ellas y ellos. 

La semilla ya reventó, y poco a poco, se empezará a ver las flores que con mucho sacrificio y valentía, pronto, perfumarán a toda una región.

José Alberto Montoya

Escritor - Estudiante de Economía Empresarial.