Opinión / Ensayos · 26/12/2023

Sobre los trágicos accidentes de tránsito en nuestro país

Los derechos son correlativos a los deberes.

Existe una jerarquía de derechos. En el campo universal están los Derechos Humanos que trascienden tiempo y espacio.

Están los Derechos Fundamentales que son aquellos derechos humanos positivizados en una Carta Magna.

Pero los derechos no son absolutos.

Por eso su uso,  goce o disfrute, se regula.

La regulación de los derechos tiene que ver aspectos de interés público, que a su vez tiene relación con interés social o interés administrativo.

En el caso de las licencias de conducir vehículos, debemos resaltar que es de interés social.

Ingresar a la vía pública conduciendo un vehículo es una gran responsabilidad.

Quién dice que un vehículo no puede ser usado para inferir dolosamente daños y lesiones a una persona?

O  para producir daños materiales y humanos de forma culposa.

Desde esta perspectiva un vehículo también es un arma.

Y su uso requiere instrucciones y entrenamientos que deben ser comprobables por las autoridades competentes.

Los accidentes siempre van a existir, pero debemos reducirlos a niveles razonables o evitarlos al mínimo.

Los accidentes tránsito que producen daños materiales equivalen cuasidelitos que generan responsabilidad civil.

Pero en nuestro país, se regulan además como delitos culposos (negligencia o impericia) cuando se privó de la vida a una persona, y son  acreedores de una pena de prisión menos grave, que sólo se agrava con el uso de alcohol o estupefacientes.

Los delitos llevan aparejados sanciones accesorias a la principal.

Y en el caso de estos trágicos accidentes de transporte público donde pierden la vida decenas de personas, además de la pena principal se debe imponer la inhabilitación absoluta para volver a manejar este tipo de vehículos y de servicios.

Pues es preferible la reconversión ocupacional de un chófer de bus, que estos trágicos resultados.

Se le debería suspender la licencia de conducir en esa categoría de por vida, a menos que nos arriesguemos  a una repetición.

Además esta pena accesoria servirá de función educativa y preventiva al resto que viene atrás.

La vida de nuestro pueblo vale más que el derecho de alguien a manejar un bus.

Lo más indignante será ver tranquilo al chófer caminando libremente después de provocar semejante dolor, intencionalmente o no.

Dr. Danilo Martínez