Opinión / Ensayos · 07/12/2022

TRISTE REALIDAD

Cuando pensábamos desacertadamente que al fin estábamos en el camino correcto para comenzar a reescribir la historia del país vemos con estupor que esta fase es una continuidad de una historia que se vuelve a repetir desde antes que naciera el mayor que aún puede recordar que las cosas siempre han estado mal desde antes que el tiempo comenzará a contar. Siempre hay alguien que grita que hay que repartir lo de los demás que tienen porque él está para compartir lo que se va a adjudicar, se repartirá con igualdad la mitad de lo que hay por igual entre los demás porque la otra mitad es sólo para él. Se dará mientras haya para dar porque una vez se termine se acabó, el oro no se da por generación espontánea ni en un matorral, alguien tuvo que trabajar, mientras haya, hay que disfrutar ya se buscará a otro para sacrificar, es una estafa piramidal, nunca faltará a quien culpar, nunca faltará el enemigo de ficción culpable que no haya más porque no quiere repartir lo que él trabajó, eso es mezquindad, egoísmo del que tiene porque le costó. Atentar contra una realidad que nunca se dio es el discurso inaugural, la tarjeta de presentación, la mano extendida y la pistola empuñada, es el debut a la utopía social. El sermón es que todos tendrán porque el patrón no los explota más, se acabó la dominación de una religión, la fe se pone en la consigna del partido que a su vez emana del pensamiento puro del camarada mayor. Todo queda bajo un solo modelo, todo igual, color, sabor u olor para que todos puedan tener, tendrán poco o no tendrán pero será por igual, el sacrificio a pagar por una sociedad sin clases, sólo habrá masas que obedecerán y líderes encargados de decidir lo que es bueno para todos y lo mejor para el que decide qué y cuánto repartir. Hay que sacrificarse para conquistar la promesa de un sueño que nunca sucederá, la magia del embuste, nunca faltará un crédulo que se encargará de convencer y amenazar para que otros para que lleguen a descubrir y creer con fe ciega en la verdadera ideología, a ser los desechables que una vez muertos se conformarán con el discurso que no han muerto y alcanzaron la eternidad, los que están dispuestos a inmolarse por una idea que no es real.

Jerses

07dic22.