Internacionales · 23/10/2020

Trump y Biden se acusan de corrupción en un vivo, pero cívico debate final

No era imposible. Donald Trump y Joe Biden celebraron anoche su esperado debate final sin escatimar en golpes pero ateniéndose a las normas, a diferencia de lo que ocurrido en su primer cara a cara, un espectáculo bochornoso que ha pasado factura en las encuestas al presidente.

A la zaga en los sondeos y las arcas de su campaña temblando, Trump era quien más jugaba anoche. El debate era probablemente su última gran oportunidad para cambiar la trayectoria de la carrera y, esta vez, escuchó a quienes le imploraban que mantuviera las formas para no ahuyentar a los votantes moderados e indecisos en unas elecciones marcadas por la pandemia, que ha dejado 220.000 muertos en EE.UU.

“La vacuna va a llegar pronto”, “tenemos algunos repuntes de casos” pero “estamos a punto de superarla”, aseguró el presidente, ya recuperado de la enfermedad que contrajo hace tres semanas.

“Venga ya, es el mismo tipo que dijo que el virus se acabaría en Semana Santa, en verano, con el calor… Ahora estamos entrando en un invierno oscuro porque él no tiene un plan claro y no hay perspectivas de que haya una vacuna para la mayoría de los estadounidenses hasta mediados del próximo año”, respondió Biden.“No creo que vayamos hacia un invierno oscuro, hemos aprendido mucho de la enfermedad”, insistió Trump, que defendió que como líder de EE.UU. no puede “encerrarse en el sótano” y justificó así que contrajera la enfermedad. “El 99% de la gente se recupera”, afirmó.

“El responsable de semejante cifra de muertos no debería seguir siendo presidente de EE.UU.”, afirmó Biden, que afeó a Trump que dijera que la gente está “aprendiendo” a vivir con el virus.

La cita televisiva de anoche, rodeada de enorme expectación dados los antecedentes, era la última oportunidad para ambos candidatos de dirigirse a una audiencia nacional y hablar directamente a los estadounidenses. Pero el porcentaje de personas a las que persuadir se reduce día a día: casi 50 millones de estadounidenses, un tercio del total que votó en el 2016, han depositado ya sus papeletas, bien por correo o en persona. Esta vez, ambos respetaron los dos minutos asignados al inicio de cada bloque de preguntas y no fue necesario silenciarles los micrófonos, como la comisión independiente que organiza los debates presidenciales había decidido hacer si se pasaban de tiempo.

Los intercambios más vivos entre los candidatos llegaron al hablar de las injerencias de países extranjeros en las elecciones, tema que para sorpresa generalizada Biden rápidamente a la polémica sobre los supuestos escándalos aireados por la campaña de Trump sobre los negocios de su hijo Hunter en Ucrania, China y Rusia. Sabía que su rival republicano iba a sacar el asunto de todos modos y el demócrata prefirió plantearlo como un intento de Moscú de manipular a Rudy Giuliani, el abogado del presidente, con información falsa para intentar intervenir en las elecciones americanas, una teoría que defienden algunos expertos en seguridad nacional aunque de la que no hay pruebas.

Trump no se limitó a apuntar al hijo del candidato demócrata sino que directamente acusó a Biden de corrupción. “Joe consiguió 3,5 millones de dólares de Rusia y vinieron de Putin porque fue muy amable con el exalcalde de Moscú”, aseguró el candidato republicano, que le acusó de ayudar a sus hermanos a conseguir contratos en Irak. “Joe, tienes que dar explicaciones a los americanos”, insistió. Los grandes medios americanos que han examinado las acusaciones del tabloide The New York Post aireadas por Trump, incluido el conservador The Wall Street Journal, han llegado a la conclusión de que no salpican de ninguna manera a Biden.

“Jamás en mi vida he aceptado un centavo de un país extranjero”, se defendió el demócrata, que recordó que las maniobras de Trump en Kíev motivaron su impeachment, evocó sus negocios privados en el extranjero y le afeó su negativa a publicar sus declaraciones de impuestos. “¿Qué estás escondiendo?”, le preguntó Biden. “Mi hijo no ha recibido dinero de China, el único que hace dinero de China es él”, recalcó el demócrata citando los negocios del presidente en el país asiático.

Al final, Biden logró cortar la discusión y cambiar de tema. “Miren, esto no va de mi familia o su familia. Lo que aquí importa son nuestras familias sentadas en la cocina, las familias de clase media que lo están pasando mal y…”, dijo el demócrata mirando a cámara. “Típico de un político, para dejar de hablar de China salir con esto … Yo no soy el típico político, por eso me eligieron. Nombrar la mesa de la cocina… Venga ya, Joe, podías haber salido con algo mejor”, se burló el candidato republicano.

“Imagínense que han ganado las elecciones. ¿Qué dirían en su toma de posesión a los estadounidenses que no le votaron?”, lanzó como última pregunta la eficaz moderadora del debate, la periodista de la NBC Kristen Welker. “El éxito nos unirá”, auguró Trump, que se presentó como el único candidato capaz de reconstruir la economía y llevarla al punto en el que estaba antes de que llegara “la plaga”, como se refiere a la pandemia. “Les representaré a todos, votaran por mí o no, y los representaré a todos”, aseguró Biden, que prometió elegir “la ciencia y no la ficción”, “la esperanza, y no el miedo”. Quedan once días para que los estadounidenses emitan su veredicto.

*Vanguardia