Opinión / Ensayos · 11/07/2023

El político deseable

Soñar es una condición humana que no siempre está vinculada a realidades, el nicaragüense promedio alguna vez ha soñado e idealizado al animal político, que desde la dimensión aristotélica, significa el hombre que vive en sociedades políticamente organizadas y que persigue la felicidad de los ciudadanos. En la compleja multidimensionalidad actual, esta perspectiva parece diluirse en intereses de grupos organizados en la expresión operativa del quehacer político, entiéndase partidos políticos, los que prometen el edén terrenal en la fase previa a la toma del poder, pero que una vez alcanzado, las promesas no sólo se olvidan, sino se convierten en lo contrario. Pobreza estructural, debilitamiento del sistema jurídico, enriquecimiento desmesurado de las élites, tráfico de influencias, continuismo en el poder y diversificación de la corrupción, son entre otras, las antítesis de la oferta política jurada, y que inician su proceso de maduración, una vez el voto ciudadano es depositado a favor del supuesto mejor candidato.

La refundación del modelo político y sus colaterales, parecen ser una demanda impostergable, y podemos decir que en el pasado reciente se realizaron intentos que tuvieron alguna efectividad; recordemos a Antonio Lacayo, ministro de la presidencia y yerno de la entonces presidenta Violeta Barrios, que amparado en el erario, creó un movimiento político con el afán de llegar a la presidencia, pero la entonces funcional Asamblea Nacional, diseñó los candados legales que impidieron sus ilógicas aspiraciones. Años después, dichos candados, serían eliminados mediante leguleyadas esgrimidas por el operador político orteguista y magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Rafael Solís, hoy prófugo del sandinismo.

Pero esa es agua que corrió bajo el puente, y no debe ser impedimento para considerar los pasos a futuro, y que ciertamente no deberían tomarnos por sorpresa; desde ya debemos demandar a los aspirantes a conducir la cosa pública, que emitan sus criterios, compromisos y perspectivas de cómo será su actuar, una vez logren sus ansiados sueños de ayudar a Nicaragua a reconstruirse económica, social y moralmente. Recordemos que carecemos del arquetipo del animal político, pero si conocemos, y muy a profundidad desgraciadamente, lo que no debe hacer ningún político en el futuro del país. Si esos aspirantes, expresan con claridad sus anhelos, seguramente ganarán el voto de confianza de una sociedad maltratada, engañada y abusada por más de 200 años de supuesta vida republicana. Que se pronuncien.

Ezequiel Molina

Julio 11, 2023