*Por Julián Mandriotti
“-General Somoza, ¿usted es feliz? -le pregunté al general Anastasio Somoza Debayle ese 17 de agosto de 1980, en su exilio paraguayo, durante una entrevista para la revista Gente que fue una exclusiva mundial.
El expresidente nicaragüense levantó su cabeza, cerró sus ojos como meditando su respuesta y cuando sus párpados se abrieron, clavó su mirada en la mía y respondió:
-Me faltan muchas cosas para llegar a ese estado de felicidad pero me voy a quedar con una sola: la libertad del pueblo de Nicaragua”.
Treinta días después, solo treinta días después, ese sueño para alcanzar ese estado de plenitud quedaba trunco pues el de 17 de septiembre de 1980 a las 9 :50 de la mañana una emboscada terminaba con su vida y algunos investigadores involucraban a prominentes personajes ligados a los círculos oficiales del gobierno paraguayo como factores importantes del atentado y descartaban la supuesta participación de un comando integrado por terroristas argentinos y ordenaban el arresto de un ciudadano chileno vinculado a la DINA, la temible Gestapo del gobierno de Augusto Pinochet.
El gobierno sandinista declaraba ese 17 de septiembre Día de Júbilo Nacional y negaba toda participación en el magnicidio
Enrique Gorriarán Merlo, tres años después, en 1983, se adjudicaría su intervención, cuyos argumentos serían desmentidos por falaces por la policía paraguaya porque cuando estuvo detenido en las cárceles argentinas y luego indultado por el gobierno de Eduardo Duhalde, la justicia del Paraguay nunca pidió su extradición para ser juzgado por los tribunales correspondientes.
Hoy a 44 años de ese atentado el comandante Daniel Ortega, el Somoza del siglo XXI según los expertos en la política centroamericana, gobierna en una Nicaragua sumida en la desigualdad y en la no observancia de los derechos humanos y ha modificado la Constitución que permite una reelección casi a perpetuidad.
Durante el proceso electoral de 2021 encarceló a varios dirigentes que habían sido sus compañeros del Frente Sandinista de Liberación Nacional, como el caso de la guerrillera Dora Téllez su compañera de lucha en los tiempos de la dictadura de Anastasio Somoza. La mujer hoy se encuentra condenada a 8 años de prisión por su oposición al régimen orteguista.
De aquella entrevista con Anastasio Somoza quedaron muchísimas anécdotas que jamás serán olvidadas pero hay una quizás haya anticipado el desenlace fatal que fue cuando le pregunté si tenía miedo de que lo maten.
-Mire, estoy amenazado desde siempre y es como si lo estuviera esperando en cualquier momento. -respondió.
Tito La Penna el fotógrafo que había permanecido callado aferrado a su cámara, rompió el protocolo y terció:
-General, entonces usted paga uno con veinte.
-¿Uno con veinte? ¿Qué es eso? -preguntó Somoza.
-Es una expresión que se usa en la Argentina y está relacionada con la carrera de caballos para referirse a un hecho que es obvio. Por ejemplo un atentado contra usted. -le dije
-Entonces ¿por qué uno con veinte? Yo pago uno o quizás menos. -reflexionó con una nueva de preocupación.
Y así fue.
*Tomado de Infobae
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