La revolución liberal, en ese momento histórico de transformaciones sociales, impulsó el traslado de derechos exclusivos de cúpulas de la alta alcurnia a la sociedad nicaragüense y, fue precisamente el liberalismo la corriente política que introdujo el derecho a la educación primaria obligatoria y gratuita.
El liberalismo en Nicaragua, aun con sus adversos contextos históricos, no solo abrió la educación superior de forma irrestricta a la sociedad, sino que promovió la apertura de universidades privadas que, aún adversando el pensamiento liberal, fueron acreditadas, promovidas, incentivadas y apoyadas económicamente en la función social de la formación de capital humano profesional para el país.
El liberalismo eliminó el control Estatal sobre las universidades públicas y, otorgó a estas la autonomía universitaria, figura que no solo representó la oportunidad de establecer la libre cátedra en las universidades públicas, sino que también se convirtió en un hito histórico que permitió, además de incrementar la cantidad de jóvenes con acceso a la educación, también trajo consigo un significativo incremento en la calidad de la educación superior.
El día de ayer, la sociedad nicaragüense y la comunidad internacional observamos con rabia cómo el régimen sandinista confiscó uno de los centros de educación superior privado más prestigiosos del país y de la región Centroamericana.
El sandinismo, en lugar de masificar el derecho a la educación, al libre pensamiento y a la creación de más y mejores profesionales, convierte los centros de estudios en corrales de adoctrinamiento para la juventud nicaragüense. Bajo la dictadura de Daniel Ortega, la educación superior libre se terminó y, han convertido esta en un privilegio exclusivo para su casta política y para aquellos que sin otra opción, deben terminar sometiéndose a las fauces de la dictadura.
Cuando la dictadura termine, debemos regresarle ese sagrado derecho a la educación con calidad que la juventud exige para su prosperidad personal y económica.
*Liberales de Nicaragua en el exilio