Destacados / Nacionales · 02/05/2024

Gioconda Belli: Sigo muy pendiente de todo lo que pasa en Nicaragua y esperando el día en que nos liberemos

La reconocida poeta nicaragüense Gioconda Belli dejó su país hace casi tres años con apenas dos maletas, sin imaginar que ese sería su último adiós a Nicaragua. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo la forzó al exilio, confiscando su casa y despojándola de su nacionalidad y acusándola como a muchos otros opositores de “traición a la patria”.

En una entrevista con el medio alemán DW, Belli reflexiona sobre el poder de las palabras para inquietar a los tiranos y cautivar a quienes aman la lectura y el debate. Aunque separada físicamente de Nicaragua, su compromiso con la lucha por la democracia y los derechos humanos sigue intacto, asegura.

Me he dado cuenta del impacto que tienen las palabras: asustan mucho a los tiranos y les encantan a la gente que le gusta leer, pensar y debatir”, dijo.

El régimen sí me dejó varada, pero uno debe aprender en la vida que todos los reveses se pueden convertir en oportunidades. En España he tenido un recibimiento, una solidaridad y un cariño extraordinarios, y me ha permitido consolidar mis relaciones con grandes escritores españoles y con la industria editorial”, señala.

Agrega que también ha sido bueno “separarme de la cotidianeidad tan dolorosa de Nicaragua, aunque Nicaragua sigue estando en mi corazón y nunca se va a ir de ahí”.

Sigo muy pendiente de todo lo que pasa y esperando el día que vendrá, en que nos liberemos”, asegura.

Sobre la situación de Nicaragua y la resistencia social frente a una dictadura, Belli apunta que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo “se sostiene únicamente por la represión y porque han dominado con medidas muy restrictivas toda la actividad del pueblo nicaragüense”.

La gente está arrullando en su corazón sus memorias de libertad, lo que pasó hace seis años (la rebelión social de 2018) y aunque no lo puede expresar no quiere decir que no lo sienta. Entonces esto es como una bomba de tiempo, porque cuando la gente está tan descontenta y no puede expresarlo, eso va erosionando la sociedad”, advirtió.

Por mucho que ellos quieran aparentar que no pasa nada, eso es un espejismo y ellos lo saben. Esa aparente normalidad no significa que no estemos, que no sigamos denunciando o que esa resistencia se vaya a terminar”, insiste.

La nostalgia por su tierra está presente. “Lo que más extraño de Nicaragua es la afabilidad, la amabilidad, las sonrisas y la confianza de la gente, el habla nicaragüense, esa manera de ser tan amorosa y tan cercana”.

También extraño el paisaje de mi casa, con el que sueño muy a menudo. El verdor, el olor de la lluvia, la lluvia que me hace tanta falta, el perfil de los volcanes, los pájaros, la mañana… ¡Ay, dios mío, todo! Es muy larga la lista…”, concluye.