Joe Biden llegará esta tarde al G7 de Italia con la premisa de acordar un crédito extraordinario de 50.000 millones de dólares destinado a reconstruir Ucrania, tras dos años de guerra asimétrica con Rusia. Biden no tiene el apoyo total de sus socios europeos, que exhiben ciertos reparos legales ante una iniciativa que puede transformarse en una trampa política, si finalmente Donald Trump vence en las elecciones de Estados Unidos.
El G7 reúne a las democracias más desarrolladas del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), y en esta ocasión deliberará en la ciudad italiana de Apulia. La premier Georgia Meloni invitó al Papa Francisco, a los presidentes Javier Milei (Argentina) y Lula da Silva (Brasil), y al líder ucraniano Volodimir Zelensky.
La cumbre del G7 inicia mañana y se extenderá hasta el sábado. Su agenda de trabajo incluye la ayuda extraordinaria a Ucrania, el conflicto en Medio Oriente, la guerra comercial entre Occidente y China, y el impacto de la Inteligencia Artificial.
Se trata de una cita global que exhibe un tono de final de época. Puede ocurrir que en la próxima edición -prevista en Canadá- protagonistas como Biden, Emmanuel Macron (Francia)y Rishi Sunak -primer ministro británico- ya no sean de la partida. Enfrentan complejas elecciones durante este año, y no tienen la victoria asegurada.
Cuando Vladimir Putin invadió Ucrania, la Unión Europea (UE) congeló 300.000 millones de dólares de Rusia que estaban depositados en Bélgica (Euroclear) y otras instituciones financieras del continente. Biden quiere apalancar su propuesta de crédito extraordinario en esos fondos y sus respectivos intereses (3.000 millones de dólares al año), que se concederían al gobierno de Zelensky a través del Banco Mundial.
Macron (Francia), Olaf Scholz (canciller de Alemania), Sunak y Meloni apoyan el esfuerzo bélico de Ucrania, pero dudan respecto a la viabilidad jurídica y financiera del crédito propuesto por Biden.
La Casa Blanca no dio precisiones respecto a dos asuntos claves: cómo se paga el préstamo si la guerra en Ucrania termina antes de tiempo, y qué sucede si las tasas de interés caen y no alcanzan los activos para cancelar la deuda tomada.
Detrás de estos interrogantes de mercado se esconde un temor que recorrerá la cumbre del G7. Y ese temor es la posibilidad de un triunfo electoral de Trump, que rechaza la importancia de la diplomacia multilateral y ya anunció que no tiene interés político en financiar desde Estados Unidos la existencia de la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
La OTAN es una pieza clave en la resistencia de Ucrania ante la ofensiva de Rusia, y en el G7 ya se sabe que Trump no comparte la agenda que lidera este foro global contra Putin y sus sueños imperiales. En este contexto, el G7 de Italia puede ser un punto de inflexión respecto al futuro del tablero internacional.
Además de la situación en Ucrania, el G7 tratará la guerra que Israel libra contra Hamas en Gaza. Todos los miembros del G7 apoyan la propuesta del cese del fuego presentada por Biden, y aguardan con interés la llegada del secretario de Estado, Antony Blinken, que desde hace dos días recorre Medio Oriente para lograr un acuerdo entre el Estado de Israel y la organización terrorista financiada por Irán.
Es muy probable que Biden se reúna con el Papa Francisco, que ha sido invitado por Meloni para exponer sobre Inteligencia Artificial. Son amigos personales, y hace años que no se encuentran personalmente. Francisco tiene diálogo frecuente con el Presidente de los Estados Unidos y fue su sostén personal cuando Beau Biden murió de cáncer en 2015.