Opinión / Ensayos · 18/12/2023

JAVIER MILEI: EL “FUSTIGADOR DE ZURDOS” Y SU “LIBERTARISMO ANTISISTEMA”

*Por Marco Aurelio Peña

El fenómeno libertario de Javier Milei

¡La palestra política argentina es la novedad mundial! El 10 de diciembre de 2023 tomó posesión el primer mandatario de la historia autoproclamado «liberal-libertario» en una región que hace unos años había experimentado una marea rosa y los gobiernos del llamado «socialismo del siglo XXI» se instalaron con una praxis populista, sectaria y autoritaria. El peluca Javier Milei, quien era subestimado como “loquito”, en poco tiempo se convirtió en un verdadero fenómeno debido a su excéntrica personalidad y un marketing político genialmente diseñado. Antes de su salto a la gran política, se fue dando a conocer como figura pública por sus arranques en los programas de debates y sus pasadas de tono en los medios de comunicación, ridiculizando (o irrespetando) a sus interlocutores con sus maneras intempestivas y un dominio de los asuntos económicos con enfoque de la «escuela liberal austriaca». De modo directo y desafiante, su verbo lo hizo “fustigador de zurdos” (como él mismo les llama a los izquierdistas), en un alarde de sensacionalismo, que capturó la atención y curiosidad de la audiencia latinoamericana por ser políticamente incorrecto.

¿Por qué es un fenómeno? Siendo un outsider, el líder de La Libertad Avanza (LLA) ganó el balotaje en 108 de 135 municipios de la provincia de Buenos Aires. Con el 99.28% de los votos escrutados, el libertario se adjudicó el 55.69% de los votos válidos frente al 44.30% que obtuvo el candidato oficialista Sergio Massa, sacando una ventaja ganadora de más de 11 puntos porcentuales (datos tomados de La Nación de Argentina). En la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo era fuerte, Massa consiguió una pírrica ventaja del 50.73% frente al 49.26% de Milei, resultado evaluado como un empate técnico (ídem). El anti-voto de Massa terminó siendo electoralmente crucial en relación al anti-voto de Milei y el análisis arroja un voto interseccional de la población electoral a favor de la fórmula libertaria Milei-Villarruel.

Argentinos muestran su apoyo a Milei. // Foto: AP.

Este arrollador triunfo electoral de LLA, encabezado por la fórmula Javier Milei y Victoria Villarruel, fue posible gracias a la alianza concretada con Juntos por el Cambio de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, la centro-derecha liberal, luego de correr ambas plataformas políticas por separado en primera vuelta y con mutuas acusaciones de haber pactado con el kirchnerismo. El nuevo presidente de la nación conquistó el voto del electorado argentino con un afilado discurso contra la «casta política» y la burocracia estatal que parasita los fondos públicos en detrimento de la economía privada. Por casta política el peluca se refiere a los privilegiados de la clase social argentina que vive muy bien de la carrera política, de los cargos públicos y de los beneficios estatales.

La dimensión económica como factor decisivo

Mientras la izquierda democrática se mantiene expectante con prudencia y saluda con diplomacia (por ej: el presidente Gabriel Boric de Chile y el presidente Lula Da Silva de Brasil), la izquierda autoritaria, corrupta y empobrecedora no ha demorado en ponerse en guardia y desempolva su revolver favorito para disparar contra el neoliberalismo que, como el comunismo, es el fantasma que recorre el mundo. ¿Cómo se explica este volantazo en un país con una izquierda progre e identitaria bien organizada? El factor decisivo fue el económico: las expectativas presentes y futuras de la ciudadanía argentina sobre sus condiciones de vida en función del acceso a bienes y servicios, lo cual se evalúa de cierto modo por el pulso del dinero visto como renta, salario, interés y ganancia en la esfera económica de la gente al ganarse la vida. A principios del siglo XX, la nación de Sarmiento y Mitre era una potencia económica y un siglo después está sumida en una profunda crisis económica que el kirchnerismo fue incapaz de resolver y más bien empeoró, a saber:

  • Mecanismo de precios gravemente distorsionados.
  • Peso argentino muy devaluado y sin confianza.
  • Mercado negro con múltiples tipos de cambio paralelos al oficial. El “dólar blue” se ha cotizado con una brecha de hasta el 200% en comparación con el oficial.
  • Inflación interanual ≥ 140%.
  • Una cantidad exorbitantes de tributos (unos166 impuestos). “Se paga impuestos por pagar impuestos” y en tales circunstancias el gravamen se vuelve impuesto inflacionario.
  • Banco de la Nación abusando de la emisión monetaria y sin reservas monetarias en dólares estadounidenses. Ha fallado en su papel de estabilizador de la moneda nacional. Se aplica un “keynesianismo guarango” que horrorizaría al mítico John Maynard Keynes si estuviera vivo.  
  • Una deuda soberana astronómica con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
  • Un sector público ineficiente y una carga tributaria muy pesada. Según Transparencia Internacional, en 2022 Argentina se quedó en el puesto 94 de 180 países en el ranking de percepción de la corrupción, mientras Chile se posicionó en el puesto 27.
  • Una burocracia estatal muy privilegiada y un costoso sistema de prestaciones sociales.
  • 4 de cada 10 argentinos en condición de pobreza.
  • 1 de cada 10 argentinos en condición de indigencia.
  • Inseguridad ciudadana, violencia social y delitos comunes cada vez más crecientes.

Contra el kirchnerismo y la casta política

Sergio Massa junto a Cristina Kirchner. // Foto: Tomada de Internet.

El político Sergio Massa pasó de la cámara de diputados al ministerio de economía, cargo desde el cual compitió por la primera magistratura de la nación mientras el estándar de vida del argentino de a pie siguió cayendo indeteniblemente y el incendio económico se avivó en lugar de sofocarse. Quiso el kirchnerismo que su “carta ganadora” fuera un abogado haciéndola de economista, quien siendo ineficaz como ministro prometía cambiar el país del lado del problema y personificando el statu quo. La apuesta fue muy riesgosa y el oficialismo llevaba las de perder ya que los votantes castigan cuando su calidad de vida empeora. Ya quedaron atrás los años en los que Cristina Fernández de Kirchner, conocida por sus gustos lujosos y los incontables casos de corrupción que se le imputan, se abrazaba felizmente con los embaucadores que maldicen el dinero producido por el capital privado, pero les fascina el dinero obtenido del poder estatal.

El peronismo popularizó equivocadamente que “donde existe una necesidad, nace un derecho”, ignorando que las necesidades humanas son ilimitadas mientras los recursos disponibles son limitados; ese pensar ha causado que quienes no laburan busquen vivir a expensas de quienes sí laburan, teniendo la casta política de los poderes públicos un comportamiento eminentemente «presupuestívoro». La telaraña de tributos ha perjudicado la actividad productiva, el espíritu de emprendimiento y la dinámica del mercado al tiempo que ha reforzado la dependencia hacia los programas gubernamentales, incentivando perversamente relaciones políticas clientelares (como pasa en toda América Latina). La narrativa contra el Estado todopoderoso (visto como autoridad política con el monopolio de la violencia), la casta política con sus comodidades y los zurdos empobrecedores cautivó al argentino de a pie que percibe un salario de subsistencia o vive en condiciones precarizadas. Que Milei feriara su sueldo de diputado haciendo transmisión en vivo lanzó un mensaje elocuente sacudiendo lo políticamente convencional.

El “libertarismo antisistema” y la revolución conservadora

El “libertarismo antisistema” de Javier Milei ha reaccionado contra este estado de cosas: el estatismo, el colectivismo, el zurderío…, que empequeñece y desprecia el potencial del individuo y las comunidades locales de asumir la responsabilidad de su propio destino con su talento, su voluntad y su trabajo bajo condiciones sistémicas propicias. Las posiciones colectivistas en América Latina engendran constantemente el ascenso de los Castro, los Chávez, los Ortega y los Maduro, quienes una vez atornillados al poder político con sus círculos concéntricos de mando militar, policial y parapolicial, maquinan 24 horas y 7 días a la semana para conservarlo, aunque la mayoría de los ciudadanos asuma el costo social de la ruina total de sus países. La izquierda antidemocrática cierra los ojos, mira para otro lado o simplemente desconoce los monstruos creados por ellos mismos que condenan a América Latina a ser el continente del pasado en lugar de empujarlo al futuro. En estas circunstancias, emergió el llamado “león argentino”, con su chaqueta, su pasado futbolista y su look despeinado, que aspira a la grandeza del león inglés Winston Churchill, sacudiendo la resignación al afirmar que “dinamitaría” la banca central y que pasaría “motosierra” al aparato estatal para detener la orgía política alrededor del gasto público.

Pero este “libertarismo antisistema” está a prueba y su eficacia en materia de progreso con bienestar está por verse. Acabó el marketing político-electoral y ha empezado la función de gobierno siendo tercera fuerza en el poder legislativo. En este punto, los “pubertarios” de redes sociales tendrán que madurar y entender que las sociedades son plurales, heterogéneas y multiculturales. El movimiento libertario de Milei tiene características de ser una revolución conservadora al argumentar o simpatizar con posturas in extremis nacionalistas, religiosas, sectarias, negacionistas de los derechos de segunda generación y del cambio climático antropogénico. Por estas razones, Antonella Marty, influyente escritora libertaria y directora asociada del Centro para América Latina del Atlas Network, ya dejó claro su postura contra Javier Milei y compañía al calificarlo de “populismo de derecha”. La influencer libertaria de origen argentino ha advertido con valentía intelectual que “los mayores enemigos de la libertad se disfrazan de amantes de la libertad” (CNN, 2023). Curiosamente, en Estados Unidos de América el libertarismo (en su evolución téórico-práctica) tiene un pasado pacifista y antimilitarista, razones por las cuales el libertario Ron Paul declinó en sus aspiraciones a la casa blanca.

No es lo mismo libertad para unos pocos que libertades para todos    

Milei durante un discurso de campaña. // Foto: Tomada de Internet.

Milei ha prometido levantar a la Argentina, ponerla de pie y encarrilarla a la prosperidad. “¡Viva la libertad carajo!” se grita orgullosamente empuñando la bandera de Gadsden con la leyenda “don’t tread on me”. Algunas preguntas que esto suscita son: ¿Cuál libertad propugnan? ¿Sólo la libertad de los grandes empresarios, inversores y banqueros? ¿Sólo la libertad de las élites tradicionales con determinada religión, color de piel y de estrato social alto? ¿O acaso se está pensando en un concepto integrador de libertades para todos? ¿Se aplicarán políticas públicas centradas en el paradigma moderno de libertad positiva o se limitarán al envejecido paradigma de libertad negativa? ¿Respetará el gobierno de Milei el Estado laico o habrá una deriva confesional? ¿Considera la definición mileista del “respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo” que el prójimo requiere de igualdad de oportunidades?

Con el genial filósofo Rousseau quedó irrefutablemente expuesto que las desigualdades de origen son ajenas a la meritocracia; además no debe olvidarse que las políticas de ajuste estructural de los años 90’s no tuvieron el impacto positivo esperado y los traumas sociales se convirtieron en costos políticos debido a las arbitrariedades y los desfalcos de la derecha política con un pasado de dictaduras militares. El prójimo (en sus realidades y no en abstracto) empobrecido, explotado, discriminado o desplazado forzadamente (exilio y migración) en la caótica América Latina requiere condiciones sistémicas para su libre emprendimiento, movilidad social ascendente y desarrollo humano como individuo y entorno comunitario (familiar, laboral, profesional, empresarial, local, rural, etc.) donde el rule of law, los derechos de propiedad, el mercado y el mecanismo de precios operen con un gasto presupuestario estratégico, unas políticas públicas responsables y una regulación razonable para generar efectos compensadores y niveladores.

Interpretaciones finales sobre el ascenso de Javier Milei 

El triunfo de Milei es un caso más de un economista accediendo al poder ejecutivo que tomará decisiones desde el centro del poder político, lo que antes estaba reservado a los abogados y figuras de armas (militares y guerrilleros: generales, mariscales, coroneles, comandantes y tales). El economista idealmente es el profesional o científico social preocupado en la calidad de vida de la gente en su dimensión material, faceta que ha utilizado Milei para ridiculizar a los políticos que son ignorantes de la Ciencia Económica. Como ha pasado en China continental y la India, América Latina precisa de más ingenieros y profesionales de ciencias económicas que sean menos discursistas y apliquen mucho más novedosos modelos de gestión, metodologías de procesos y enfoque de resultados con medición numérica en la adopción de políticas públicas para causar un impacto positivo en la gente. Los ascensos a la presidencia de Rodrigo Chávez en Costa Rica y Santiago Peña en Paraguay apuntan a que el electorado está probando los estilos de liderazgos de los economistas.

Ahora que Milei y su equipo son gobierno, el Banco de la Nación Argentina podría salvarse con un golpe de timón y la competencia de monedas (para efectos prácticos, el bimonetarismo ARS$/US$) podría ser una alternativa menos traumática que la dolarización de corto plazo. Con gente de la casta política en su administración, es de esperarse que su anarcocapitalismo filosófico y su minarquismo político se atenúen hacia un pragmatismo utilitario en el arte de gobernar con alianzas y consensos para superar los episodios de conflictos y pugnas con sus adversarios. Será interesante evaluar el prometido ensayo político-económico en la línea «austrolibertaria» de Menger, Böhm-Bawerk, Mises, Hayek, Rand o Rothbard, que no es lo mismo que el liberalismo de Chicago, el ordoliberalismo alemán o la vertiente avanzada del «liberalismo social» (new liberalism). Es admisible discrepar con Javier Milei en materia de filosofía política y economía política, lo que sí no debería suscitar desacuerdos es que cuando le toque irse, lo haga sin reproducir el impulso continuista, dinástico y autocrático que usualmente enferma a las derechas e izquierdas políticas latinoamericanas.

El peluca Milei es otro outsider, sin carrera o experiencia política, que dio la sorpresa como sucedió con el desaforado Donald Trump en Estados Unidos de América o con el citado Rodrigo Chávez en Costa Rica; al tiempo que liderazgos jóvenes/emergentes, con sus propios estilos, luces y sombras, han emergido como Nayib Bukele en El Salvador y Daniel Noboa en Ecuador; sin omitir el caso de Bernardo Arévalo y el movimiento Semilla en Guatemala, los cuales habiendo ganado las elecciones generales y sin traspaso de mando todavía, ya están sufriendo los ataques de los grupos de poder del «pacto de corruptos» Por último, Javier Milei y su movimiento libertario-conservador es punto de partida para mover el clima intelectual en la región al debate de propuestas y soluciones desde los planteamientos de la corriente filosófico-política que reivindica como valor supremo la libertad humana después del derecho a la vida. Esto es crucial para reposicionar como protagonistas de su progreso a los individuos y sus comunidades, con el afán de superar los efectos nocivos del mesianismo, los caudillos y las élites de poder (políticas y económicas), todo lo cual reproduce incesantemente la cultura política de autocracia, violencia y exclusión que invalida y deforma cualquier modelo teórico o proyecto ideológico que tenga las mejores intenciones.

Por un ideal liberador, democratizador y desarrollista

En una región con una numerosa población sufriendo privaciones de todo tipo, el proyecto de autonomía individual para el bienestar social no sólo debe darse como algo académica e intelectualmente evidente, sino que hay que persuadir que lo es y demostrar en la práctica que las personas y comunidades libres, equitativas y florecientes son posibles creando capacidades, oportunidades y opciones de desarrollo, para no darle lugar a la demagogia de dirigentes y “salvadores” omnipotentes, fraudulentos y proclives al delito que prometen paraísos terrenales mientras se vuelven opresores y adictos incurables al dinero obtenido del poder estatal y del capital de origen ilícito. El ideal de libertad y liberador neomoderno, pensado, contextualizado y aplicado a la región latinoamericana, debe aspirar a la mesocracia y no a la vieja oligarquía de extracción colonial. Los grandes empresarios también atentan contra el libre emprendimiento, los mercados competitivos y las democracias liberales al coludirse con grupos y clanes familiares de mucho peso político por subsidios y prerrogativas de todo tipo.

Es dudoso que los planteamientos negacionistas de derechos económicos y sociales como los vertidos por el liberal clásico chileno Axel Kaiser sirvan para potenciar una filosofía política de «libertad con equidad» como lo han concebido los célebres filósofos John Stuart Mill y John Rawls. Si el movimiento ilustrado e independentista liberó formalmente al continente de las cadenas monárquicas y coloniales; el movimiento democrático libre de avanzada está llamado a liberarlo estructuralmente de las cadenas empobrecedoras y autoritarias. Sobre el legado de mentes y espíritus libres como Rubén Darío, Andrés Bello o Juan Montalvo pueden inspirarse modelos de filosofía y acción política para los países latinoamericanos que anhelan su propia modernidad, pero navegan sin brújula. De lo contrario, los extremos políticos (ultraconservadores y ultraizquierdistas) se engendrarán entre sí en un sucesivo balance de fuerzas contrapuestas donde la conducta tribal, el movimiento pendular y el pensamiento cuadrado de la política regional boicotean su influencia en el orden mundial. El ideal de libertad debe ser proactivo e innovador e incluyente.

El desafío de América Latina: «libertad con equidad»

El vuelo del cóndor simboliza una América Latina libre. // Foto: Tomada de Internet.

Las realidades en cambio y movimiento de cada país latinoamericano exigen una concepción dialéctica de los sucesos cada vez más veloces, complejos y múltiples. La filosofía política y la acción política liberadora, democratizadora y desarrollista debe darle respuesta a las demandas y problemáticas ciudadanas cada vez más crecientes de la heterogeneidad de grupos sociales: mujeres, ambientalistas, trabajadores asalariados, asociaciones de consumidores, micro y pequeños emprendedores, campesinos, pueblos originarios y minorías sociales con intereses sectoriales. Empíricamente se observa que en elecciones limpias y competitivas la izquierda antidemocrática y arruina-países pierde indefectiblemente ante un proyecto político novedoso con un planteamiento coherente, disruptivo y de base social. Las realidades complejas y múltiples de cada país revelan un hartazgo generalizado hacia partidocracias y regímenes políticos autocráticos, empobrecedores e incompetentes.


El modelo nórdico de bienestar que combina libertad económica con programas sociales universales, lo cual se sustenta en altos impuestos a las rentas personales, es una realidad en el mundo y no una utopía irrealizable; este modelo de países pequeños pero prósperos y equitativos ha conseguido los estándares más altos de libertad económica, desarrollo humano y progreso social. Esto se logra partiendo de la premisa fundamental de «libertad con equidad». A través de la libertad se llega a la igualdad (legal y de oportunidades); pues al imponer la igualdad por la fuerza, la humanidad termina sin libertad y sin igualdad. Ya los franceses inmortalizaron la trinidad laica: «libertad, igualdad y fraternidad».

El gran desafío de América Latina es alcanzar su modernidad y transitar hacia modelos propios de libertad económica con desarrollo humano, dependiendo menos de la explotación indiscriminada de sus recursos naturales y más de una economía del conocimiento con servicios de mucho plusvalor, superando lo caótico de una región con dictaduras de distintos pelajes, élites empresariales, castas políticas, crimen organizado, narcotráfico y ciclos de violencia a gran escala que le impiden a un segmento amplio de sus ciudadanos a que sean realmente libres e iguales, pues provocan todo lo contrario: los condiciona a ser súbditos en servidumbre y en completa desigualdad de derechos y oportunidades, mientras otra parte del mundo experimenta los avances de la sociedad postindustrial del siglo XXI.

*Tomado de realismodinamico.com