Dr. Leonel Argüello Yrigoyen, médico epidemiólogo nicaragüense.
La inteligencia artificial (IA) en la informática, es cuando las computadoras o programas se hacen inteligentes para actuar como el cerebro humano, y pueden volverse mejores al aprender de la información que reciben. Crean algoritmos o un conjunto de pasos precisos y ordenados, que se siguen para realizar una tarea o resolver un determinado problema, elaboran recetas o soluciones en fracciones de segundos.
En Medicina la inteligencia artificial ofrece grandes expectativas, para mejorar la salud en todo el mundo, siempre y cuando la ética y los derechos humanos ocupen un lugar central en su concepción, despliegue y utilización, pues como toda tecnología, también puede utilizarse indebidamente, manipular y causar daño.
Ayuda a prevenir enfermedades detectando factores de riesgo tempranamente, mejora la velocidad y la precisión del diagnóstico, son más precisos para leer imágenes, y la detección temprana de enfermedades, entre ellas los cánceres, problemas cardíacos y problemas de salud mental; facilita la atención clínica con calidad y el acceso a la salud de las comunidades rurales; aporta al desarrollo de medicinas, refuerza la investigación en el ámbito de la salud y el desarrollo de medicamentos, y apoya diversas intervenciones de salud pública, como la vigilancia de la morbilidad o enfermedad, la respuesta a los brotes y la gestión de los sistemas de salud. Por supuesto, nada de esto funciona bien si no existen líderes adecuados y el compromiso político correspondiente.
La inteligencia artificial disminuye los tiempos para tomar decisión informada, recopila datos de miles de casos, de cientos de artículos y te los resume para mejorar tus conocimientos y tu práctica médica. Se optimiza el rendimiento, se impulsa la productividad y se mejora el uso de los recursos disponibles en la gestión de salud en parte por la automatización de los procesos. En el área de capacitación y formación médica colabora con la simulación de intervenciones reales y mejora las habilidades del personal de salud a través de estos entrenamientos. Crea robots para cirugía y otros procedimientos que mejorar la precisión de las intervenciones.
Por supuesto, las necesidades básicas hay que resolverlas antes de ingresar a la inteligencia artificial en salud. Ahora bien, a las y los voluntarios o brigadistas de salud habría que actualizarlos y responder a las expectativas y las necesidades. Otro elemento importante es que aumenta el control de los pacientes respecto de su propia atención de salud, les brinda equipos que facilitan el seguimiento y control de enfermedades crónicas, aumentando la educación en salud.
Los seis principios de la OMS para garantizar que la inteligencia artificial o IA se utilice en aras del interés público en todos los países son preservar la autonomía del ser humano, su privacidad y consentimiento informado, promover el bienestar y la seguridad de las personas y el interés público, medidas de control de la calidad en la práctica y de mejora, garantizar la transparencia, la claridad y brindar información fácil de comprender, promover la responsabilidad y la rendición de cuentas, garantizar la inclusividad o participación y no exclusión, la equidad o justicia y promover una IA con capacidad de respuesta y sostenible.
Lo esencial aquí es que los países empobrecidos como Nicaragua, utilicemos más la inteligencia artificial en beneficio social, que los recursos los utilicemos más eficientemente, con un alto nivel de transparencia y que pongamos en manos de la población instrumentos fáciles de manejar que contribuyan a la promoción, prevención, detección temprana de problemas de salud y su resolución, así como la rehabilitación física y mental. La inteligencia artificial vino para quedarse, aprende rapidísimo del ser humano, debiéndose convertir en una herramienta del bien común, aprovechando al máximo para que nos contribuya a salir de la pobreza, mejorar la justicia, la equidad y el bienestar.