Opinión / Ensayos · 18/08/2023

La radicalización talibanista en Nicaragua y la presión internacional

Por Manuel Orozco |Tomado de elsalvador.com

La confiscación de la Universidad Centro Americana de Nicaragua (UCA) ocurre en el contexto de la conformación de la dictadura familiar Ortega-Murillo en un tipo totalista con rasgos talibanismo en Nicaragua. La crisis política de Nicaragua está definida por el tipo de régimen de estilo talibanesco y la fuerza que posee en la etapa en que se encuentra. El futuro de Nicaragua depende de las consecuencias que surjan del fracaso de este modelo, y del grado de la destrucción causada.

Régimen talibán de la dictadura familiar de los Ortega-Murillo en Nicaragua

El régimen que se está instaurando se diseñó antes de liberar a los presos políticos y se introduce de lleno en el 2023, es de naturaleza totalizante con rasgos talibanescos. Es una dictadura familiar totalizante que trata de penetrar un culto al líder y su imagen caudillista como salvador.

Es totalitarizante y con rasgos talibanescos porque es un sistema político que introduce un mecanismo de control centralizado y subordinado a la dinastía, no al Estado mismo, y que sustituye normas democráticas de conducta sobre el conocimiento, la creencia y el comportamiento para que se conforme al credo que la dinastía está conformando.  La dinastía familiar opera como un clan, el Orteguismo-Murillista, con su círculo de poder, dentro de la tribu sandinista que opera como un eje minoritario frente al universo social nicaragüense.

El clan familiar opera con una orientación oportunista clientelista con un crudo sesgo religioso de culto al Orteguismo. 

Esta dinastía se encuentra en una etapa final de construcción dictatorial basada en el desprestigio, criminalización, proceso de eliminación del ‘otro’, para después introducir sus nuevas reglas en donde la estructura de poder está organizada en función de un modelo socioeconómico que responde a un sistema político sin contrapesos, y violento.

El sistema, entre otras cosas, intenta conformar un modelo agrarista con entornos mercantilistamente oportunistas. Es decir, se concentra en el desarrollo rural como seguridad alimentaria y comercial, y acepta la presencia de las empresas transnacionales en economías de enclave—toda vez que no interfieran con el sistema. Esto incluye además una economía subordinada actividades básicas y gradualmente haciendo a un lado la generación de riqueza por parte de la empresa privada.

Esta dictadura prepara un modelo de exclusión social centralizado en el culto a los caudillos, en donde el aprendizaje recibe apoyo mínimo en conceptos básicos de conocimiento, mientras que subordina las ciencias al control y censura del sistema.  La formación académica está controlada al tipo de canon que la dinastía, ni siquiera el partido, va introduciendo, el cual es crudo, primitivo, ideologizado con culto a falsos héroes y sin consideración de aspiración a la vida en la sociedad moderna. 

El concepto de aspiración personal y social se va eliminando poco a poco y se sustituye por la aceptación de la voluntad del sistema dinástico, en vez de promover la iniciativa personal.  La seguridad médica y protección social va siendo determinada por el sistema, y no por la demanda y el valor humano de solidaridad en una democracia.

En lo más amplio están metiendo un modelo de control social basado en el castigo a quienes se desapeguen de la norma implementada, en la ausencia del pluralismo el cual es sustituido por el estado policial, por un credo excluyente de la familia gobernante basado en una definición canónica Ortego-Murillista de ‘solidaridad’, ‘voluntad’ ‘hermandad’ ‘pueblo’ ‘diversidad’, ‘popularidad’.

Los ejes mediáticos van poco a poco pasando del desprestigio y menosprecio a lo diverso (oposición, liberalismo, pluralismo son tachados de acciones conspirativas) para gradualmente introducir su nueva noción de creencias que sustituye al Dios Cristiano por el culto al Comandante Daniel.

El régimen ha establecido también un mecanismo de control económico que condiciona la actividad privada al régimen clientelista, y determina la propiedad privada solamente en función de la cercanía al círculo de poder, de lealtad al sistema o aceptación al mismo.

De igual forma establecen un estado de seguridad que se orienta hacia adentro, en vez de hacia afuera, basado en el aislamiento internacional, el monopolio de la fuerza sobre el entorno social y nacional.  La contención social se orienta a sostener un sistema que se basa en el terror, el miedo, el canon totalizante, y el castigo. No hay recurso a contrapesos, la totalización del control de la dictadura familiar subordina al ser humano y al Estado mismo.

El poder actual del totalitarismo talibánico de los Ortega-Murillo

La fuerza en la que está operando es limitada. El balance de poder que le da la capacidad de mantener el control político muestra una preponderancia en el monopolio de la fuerza y el control social mediante la censura y la propaganda.  Dinámicamente, la capacidad de retener esta estructura talibanesca es limitada porque:

  • Las fuerzas al interior del sistema no están convencidas que el modelo ortego-murillista es óptimo para los seguidores,
  • Porque la economía sólo mantiene un sostenimiento marginal (el país puede entrar en crisis económica en dos años, teniendo que apoyarse de las reservas internacionales);
  • La presión externa no va a cesar
  • La lucha cívica se mantiene mediante diferentes formas de resistencia.

Las consecuencias de este mecanismo de control van a ser devastadoras para su población ya que durante el tiempo de sostenimiento del sistema causará una destrucción de la fibra social, política y económica de forma casi total. El efecto destructivo de este sistema se observará y sentirá en el futuro cercano.  Por ejemplo, desde marzo de 2023, luego de la liberación de los presos políticos que Daniel Ortega y Rosario Murillo mantuvieron bajo acusaciones falsas, el país entró a una segunda ola de acciones sistemáticos para profundizar la radicalización en Nicaragua hacia una dinastía familiar totalitaria. Fundamentalmente el régimen ha ejecutado una profundización de la eliminación del pluralismo, ataques continuos de persecución a grupos religiosos, extorsión económica en la forma de falsas obligaciones tributarias, fijación de tipos de cambio, limitación del acceso al crédito y condicionamiento general gradual de la libre empresa, confiscaciones a medianas y grandes empresas, la mayoría de ellas removidas en silencio y los dueños están bajo amenaza de cárcel o más confiscaciones si hablan.  La disidencia interna es purgada mientras el régimen cierra aún más su círculo de poder con mayores favores económicos y políticos a los que se van quedando.

Para el 2024 el sistema consolidará su dinastía familiar y asegurará la sucesión dinástica en condiciones frágiles con un posible derrumbe para 2025.  Pero el derrumbe del régimen dejará un país viviendo en miedo, desigualdad económica atada a la obediencia dinástica, una sociedad totalmente fragmentada, atomizada, y sin confianza interpersonal, sentido de solidaridad, o igualdad, y mucho más pequeña que el país de 6.6 millones de habitantes porque muchos habrán salido en grandes cantidades: ya ha salido 10% de la población en los últimos cinco años. 

Es importante prevenir la consolidación de este sistema que el mundo presione a Nicaragua con diferentes herramientas para mitigar las consecuencias que cree este sistema.  La presión tiene que girar en torno a condiciones justificables de penalizaciones, tales como:

(a) impulsar sanciones a entidades clave, incluyendo la Unidad de Análisis Financiero que ha legalizado las confiscaciones, y extorsión financiera; las empresas de distribución de gas que están eludiendo el sistema financiero lavando dinero; los individuos que han sido cómplices en los juicios y sentencias contra líderes cívicos, el Ministerio de Educación y el Consejo Universitario;

(b) Responsabilizar y responder al Estado de Nicaragua por las violaciones a los derechos laborales y ambientales del CAFTA;

(c) Cumplir con las medidas anexas a la Ley Renacer en materia de ataques a la libertad de expresión y de los medios de comunicación, combate a la desinformación y la censura;

(d) Restringir o contrarrestar la recopilación de inteligencia y la interferencia por parte de Rusia;

(e) Insistir ante las instituciones financieras internacionales que Nicaragua es un estado cleptocrático que ha incumplido sus acuerdos contractuales en materia de procedimientos anticorrupción y antilavado de dinero.

(f) Forjar y fortalecer alianzas con una mayor cohorte de estados, especialmente de América Latina y el Caribe para agregar más presión sobre el régimen;

(g) considerar presiones materiales concretas contra el aparato represivo (sanciones a los jefes de las unidades y entidades represivas, así como impulsar acciones legales y otras medidas)


Manuel Orozco es Director del programa de Migración Remesas y Desarrollo en el Diálogo Inter-Americano, es autor de varios análisis sobre desarrollo económico y democracia.  Su artículo mas reciente es La situación política de Nicaragua: Pasos de la comunidad internacional para lograr una transición, publicado en Foreign Affairs en Español, Julio 2023.